III

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   En estos momentos solo queda una cosa que hacer... Mantener la calma y la tranquilidad.

  –¡¿Como que no pendejo?! –dije y Wade soltó su risa sádica, se esta riendo en la cara de la que podría ser la madre de su hijo/a. Que descaro.

  –No estoy buscándolo, porque creo que acabo de encontrarlo. Bueno eso lo veremos. ¿Es que no te contó de mí? –estoy a punto de sufrir un colapso nervioso. Supongo que este demonio no se refería a mi departamento.

  –¿Contarme que? –dijo Emilio bruscamente. Mirándolo con una cara de no muy amigos, que carácter esta gente de hoy en día.

  –Pues que somos amigos de infancia –dijo rodeándome por los hombros. No claro que no lo eramos, no me acuerdo haber sido amiga del mal–. Creo que tu mamá estaría feliz de que yo viva contigo –dijo mirándome fijamente.

  Si claro, si mi mamá supiera su insinuación, más bien su existencia, ya estaría exigiendo una orden de alejamiento entre los dos, eso si que es seguro.

  –Oh pero mi papá te odiaba recuérdalo –dije separandolo de mí.

  –¡Ay! Pero de juego, si solo era un niño, no iba a odiarme –dijo volviendo a rodearme esta vez más fuerte.

  –No, no era de juego, le caías muy muy mal –dije amenazante–. Siempre decía que eras un metiche.

  –¡Ay! –suspiro el muy loco–. Como lo extraño –yo había pensado que existía gente loca, yo también lo era, pero hasta yo tengo mis límites... Creo–. Pero bueno, no todo en este mundo puede tratarse sobre mí, los dejo –saco algo de su bolsillo. Parece que alguien tiene el ego muy alto–. Ten, llámame –dijo dándome el papel. Se dio media vuelta y se fue.

  Lo que yo me pregunto, ¿es normal andar con un papel con tu numero por la vida? Yo no lo voy a llamar. Aunque sentí bastante amenazante su "llámame ".

  –¿Que fue eso? –dijo Emilio rodeándome por el hombro. No podía ni verlo a la cara porque ya me venía la culpa–. Sabia que tienes amigos raros pero ya hay límites. ¿Wade? ¿En serio? ¿Segura que lo conoces?

  No sé si realmente Wade y yo éramos una mierda como actores o Emilio me conocía tanto que sabia que algo ocultaba.

  –¿Que tiene?

  –Ustedes dos no coinciden, son muy diferentes –dijo riendo. ¿Perdón? A que se refería–. Tan solo es cosa de mirarlos.

  No sé los demás pero yo me veo igual a Wade. Los dos respiramos, somos humanos y eso ya es mucha igualdad. Aunque si, somos diferentes, pero eso no es malo, es lo que nos hace únicos, según decía mi querida abuela, seguramente ella me ayudaría a fugarme con mi hijo, lástima que la muerte tenga que existir.

  –Estas mal –dije riendo y golpeándole el brazo.

  –Lo digo en serio, no creo que sea bueno para ti –lo hubieras dicho antes de emborracharme–. Como sea, me despreocupo, no creo que tu madre te vaya a dejar tener a ese como compañero. Tengo que irme, luego te llamo –me dio un beso y antes que pudiera decir algo se fue.

  Al final no le conté nada. Mejor espero, no sé que voy a esperar pero mejor espero, quizá que suene la alarma y esto solamente sea un sueño.

  Ahora a lo del momento, comprar el maldito test.

  Salí del campus y me fui caminando lentamente, uno nunca sabe cuando la pueden atropellar, la misión es caminar lo más lento que se podía, hasta llegar a alguna farmacia .

(...)

  Y aquí estaba, sin atreverme a entrar, fiarme de Dios y no hacer el test es una muy buena opción.

  –No tengo todo el maldito día –dijo la voz de Wade a mis espaldas–. No me llamaste.

  –¿Que mierda haces aquí? ¡No me sigas!

  –No diré que fue coincidencia , porque no lo fue, pero caminas más lento que una mula, ¿entraras o no?

  –Si tienes tanto apuro ve tú –yo puedo estar todo el día aquí esperando un milagro, uno nunca sabe.

  –No te vayas a mover de aquí –dijo entrando a la farmacia y mirándome amenazante. No me lo esperaba sinceramente, hasta me hubiera sentido agradecida, aunque claramente no era la instancia, y debo querer matarlo.

  Pasaron unos minutos y salio de la farmacia algo molesto según lo que pude notar, claramente la vergüenza hasta a él le afectaba.

  –Ten –dijo mirando hacia otro lado mientras me lo entregaba, como si estuviéramos haciendo contrabando o algo por el estilo. Lo recibí de la misma forma–. ¿ Y ahora?

  –Ahora te esperas –dije yéndome–. Y no me sigas.

  –¿Tú crees que te voy a hacer caso? –dijo quitándome el test. Ahora si que no entendía.

(...)

  Aquí estoy, encerrada en el baño, en la habitación de Wade, en su departamento, con los gritos del muy idiota exigiendo que me apure, llevo media hora con el test ya hecho en mis manos.

**Inicio de flashback**

  –Yo no voy a subirme a esa cosa –dije mirando su auto, lindo jeep rojo por cierto, yo ya estaba imaginándome en el auto con Patch, pero no, el de él es negro, no sé si estar triste o feliz, pero que rayos estoy pensando-. Ni muerta.

  –Muerta estarás si no te subes –oí que Wade susurro en voz baja, de todas las personas con las que pude a ver perdido mi virginidad tenía que ser este endemoniado, otro lo único que querría sería huir, agradezco el gesto, pero en serio, ¡no estoy embarazada! Piensas mucho actúas poco –dijo Wade tirándome al asiento del copiloto. Mierda.

** Fin Flashback**

  –¡Creo que derribar la puerta no es tan mala opción Laura! –escuche la voz del muy loco.

  –¡Ya, ya, ya! –dije abriendo la puerta.

  –¿Y?

  –No sé.

   Lo que pasaba era lo siguiente, díganle ignorancia, pero no me acordaba como funcionaban estas cosas, esto me pasaba por no prestar mayor atención a las clases de educación sexual de la maestra Korman, tampoco es como si tuviera que ser una experta en el tema. Y la bendita hoja con las instrucciones se la había quedado leyendo el endemoniado de Wade. Paren el mundo, me quiero bajar.

  –¿Que? –soltó una de esas risas sádicas.

  –Dame esas malditas instrucciones –dije tratando de quitárselas. Empezó a reír, esta vez más calmadamente.

  –Lo hubieras dicho antes –me paso el papel con las instrucciones–. ¿No pensaste en buscar en google o algo? –solo le devolví una mirada de odio, para luego leer lo que decía el papel .

Te seguiré hasta el infierno [TSHEI]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon