Capítulo 44: ¿Cuándo no tengo yo un plan?

12.8K 841 209
                                    

Capítulo 44: ¿Cuándo no tengo un plan?

Septiembre

Elliot

—Mierda, este mando no funciona. Defensa, defensa —gritó Cody a la pantalla del televisor. Lo que pasaba era que él era un malísimo jugador de videojuegos, sobretodo del FIFA.

—Claro, será eso —respondí apretando el botón justo para que Cristiano Ronaldo marcará un gol por toda la escuadra. Las quejas y protestas, entre las que se encontraba el lanzamiento de mi mando contra el suelo, fueron opacadas por gritos al verme vencedor.

—La próxima vez, tú me das tu mando —refunfuñó acercándose dispuesto a sacar el juego al que tan enganchados estábamos. Desde que Cody lo había comprado, él había estado obsesionado con ganarme, ya que en ninguna de las anteriores partidas lo había conseguido. De una forma u otra, era una gran distracción.

—Menos mal que eres bueno en la música, porque sino no sé que sería de ti —me burlé estirándome en el sofá. Comprobé la hora en el reloj, todavía tenía tiempo. Mi padre y yo habíamos planeado ir a merendar a un famoso restaurante que Mark nos había recomendado, era muy conocido por la zona. Sus waffles, la comida tradicional, eran deseo de la mayoría de habitantes del lugar, y queríamos introducirnos en sus costumbres.

—Lo que tú digas —contestó con la mirada fija en la pantalla de su móvil. Por su gesto, supe al instante que estaba hablando con su novia, que se encontraba de gira. Es por eso que se pasaban la mayor parte del tiempo comunicándose vía videollamada o mensajes.

—¿Es Madison? —inquirí centrando mi mirada en la pulsera que colgaba de mi muñeca. Había sido un regalo de Sawyer, él me explicó que era como una muestra de nuestra amistad o algo parecido. Era una idea de Sawyer, por lo que se daba por hecho que no iba a tener mucho sentido.

—Sí. Me ha mandado fotos de sus vistas desde el hotel. ¿Te puedes creer que hoy da un concierto en Francia? Y yo aquí encerrado, trabajando día y noche para llegar a tiempo a la fecha acordada. Si el tour pasase por aquí, con solo volver a verla un corto período de tiempo me bastaría para escribir uno y veinte discos más. Un simple abrazo real, y no mandado por Skype es lo que necesito- Asentí a lo que decía porque, por desgracia, lo entendía a la perfección. Yo mismo lo había vivido y lo seguía viviendo, sin yo poder evitarlo. Traté de darle algún consejo, pero no era yo el más indicado para hablar y él noto mi cambio de expresión.

—Lo siento, Elliot. A veces tengo esa imperiosa necesidad de soltar todo lo que se encuentra en mi interior y no pienso en los demás. No debería haber mencionado eso, de verdad que no quería hacértelo recordar —se disculpó muy arrepentido, aunque sabía que no había sido esa su intención.

—No te preocupes, es solo que esos simples comentarios me hacen recordarla y creo que eso no cambiará en mucho tiempo —mencioné resignado. Porque era lo que había hecho, me había resignado a que esta fuese mi nueva vida. Sin ella.

—Sabes que si necesitas algo, me lo puedes contar, ¿verdad? No quiero sonar entrometido, pero ya quiero saber qué tiene esa chica, que es lo que la hace tan especial para ti. Ya sabes, para las canciones, piensa en mi disco —Me gustó que en esos momentos aligerase el ambiente con esa pequeña broma. Además, todos sabíamos que las letras irían dedicadas a su amada Madison.

—¿Qué es lo que tiene Madison de especial para ti? —le corté antes de que empezase con su discurso—. Exacto, es todo. No tiene una cosa en sí que la haga diferente de los demás, es solo que para ti es un mundo por descubrir. Intenta plasmar eso en el álbum —le aconsejé dándole una palmada en el costado.

Más allá de la música © Where stories live. Discover now