Capítulo 45: Una fiesta y otra en mi cabeza

12.6K 782 279
                                    


Capítulo 45: Una fiesta y otra en mi cabeza.

Octubre

Jane

Y fue en ese entonces cuando nuestras miradas, como si de dos imanes se tratasen, se atrayeron para por fin, encontrarse. Un segundo, dos segundos, tres segundos. Lo demás, se volvió borroso. Avancé como si fuera una marioneta controlada por una divertida persona y él avanzó, puede que también en esa misma situación. Los metros se acortaban, no como los latidos de ambos corazones. Al menos, yo sentía el mío a punto de estallar. Pocos pasos nos quedaban para que nuestras manos se pudiesen rozar, nuestros cuerpos juntar y nuestros labios encajar.

Sus piernas encarceladas en aquellos pantalones, una camisa blanca que se adhería a la perfección a su musculoso torso trabajado a base de entrenamientos de baloncesto, y acentuaba su más que notable moreno. Si seguías ascendiendo, te topabas con su rostro, pequeñas pecas bajo sus almendrados ojos y unos labios rosados humedecidos. Y por último, un rubio cabello; más aclarado en las puntas que terminaban en un elevado flequillo.

Todo ello venía en mi dirección, recorriéndome al igual que yo acababa de hacer ¿Qué vería esa persona, cuál sería su descripción de mí?

Él fue el primero en hacer contacto, atrayendo mi mano a su pecho. Mo fui capaz de ocultar una sonrisa tímida, y él alzo mi mentón, él quería ver esa sonrisa que era por su culpa, era así. Un breve momento en el que no se necesitaba de palabras, bastaba con la presencia del otro.

—Supe que ibas a venir —expresó el chico que había robado mi corazón.

—Yo también sabía que iba a venir —respondí despegando mi mano de su pecho para entrelazarla con la suya. Una sonrisa de su parte, un sonrojo de la mía.

—No me imaginaba estar separado de ti, y no sólo hablando de la distancia entre Maryland y Atlanta. Hablo de ti y de mi, de esto que compartimos —explicó posicionando su otra mano en mi mejilla. Me concentré en sus caricias, esas que conseguían soltarme pequeños suspiros.

—No hubiera podido soportarlo. Te necesito conmigo, como prometiste que harías —dije examinando su mirada. Un destello de dolor cruzó en estos, arrepentido de algunos problemas ocasionados unos días atrás.

—Y es lo que voy hacer, yo siempre cumplo una promesa. Te quiero, Jane —Por más veces que hubiera dicho esas palabras en voz alta, nunca perdían su significado ni ese estremecimiento que provocaban en mí. Sonreí. Él se relamió esos labios que estaban a escasos centímetros de los míos. Ahueco su mano izquierda y yo subí mi mano hasta su cuello. Nada podía detener esto que estaba pasando entre nosotros. Agachó su rostro de modo que estuviésemos a la misma altura. Deje pequeñas caricias en la parte lateral de su cuello. Nuestras sonrojadas caras se juntaron más, aún más. Mordí mi labio inferior.

—Yo también te quiero, E...

—¡Hey, tu despertador lleva un rato sonando!—Una voz nada parecida a la que yo deseaba me sacó del profundo sueño en el que tanto me había adentrado. Me costó abrir los ojos.

—Lo siento, Jena. Ayer dormí poco —Puse esa excusa y con dificultad me incorporé sobre la cama, por un momento sin saber dónde estaba. Nuestro cuarto. Estaba agradecida de que fuera mejor de lo que me esperaba, en realidad, la habitación estaba bastante bien. Desde la ventana del cuarto se podían ver las vistas del campus y cada una tenía un espacio para ella misma. En mi zona contaba con una cama, un escritorio con su respectiva silla, un pequeño armario y, encima de la cama, una balda donde reposar mis pertenencias. La otra zona de la habitación, la de Jena, tenía la misma distribución.

Más allá de la música © Where stories live. Discover now