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Narración en tercera persona

Charla tras charla, exposición tras exposición que lideraba, exámenes, proyectos, tareas y su preparación para las pruebas de grado, ahora a Jimin nada lo hacía perder la cabeza. Se sentía perfectamente. Cada día era mejor que el anterior.

Aprendío y des aprendió muchísimas cosas esa semana que estuvo sin YoonGi.
Sus profesores ahora tenían una gran admiración hacia él, pues, en un tiempo extremadamente corto evolucionó de ser "el chico que tenía buenas notas, retraído y que no tenia vida social" a ser un chico extremadamente conversador, participativo y que ayudaba a los compañeros quiénes no entendían algun tema sobre la materia.

Las clases que llevaba aparte con Hoseok, no eran diferentes. ¿Recuerdan la carpeta que el profesor le obsequió? Pues eran las clases que daba en la mañana y en la tarde en una semana, con todos los temas que debía abarcar con sus alumnos.

“¿Quiere que dé las clases por él? En serio, ¿qué clase de profesor es ese?” fue lo primero que pasó por la cabecita de Jimin.

Al principio no entendía, le parecía demasiado inapropiado, pero en cuánto profundizó en todo aquello, entendió todos los propósitos del extraño profesor.

Cada vez que Jimin finalizaba una de sus presentaciones, recibía millones de halagos, de parte de los alumnos, por su gran desempeño. Todos les preguntaban cuál era su secreto para estar tan tranquilo y explicar las cosas de ese modo tan bello como lo hacía.

“—Todo es gracias al profesor Jung, él me ha dicho lo que debía hacer. Si necesitan consejos para este tipo de actividades es mejor que le pregunten a él, yo sólo soy un novato—.” era lo que respondía en su basta modestia. No quería que todo el crédito recayera sobre él.

Además, había ignorado todo lo que el profesor le dijo. Jimin se las ingenió y creó su propio método: imaginar que en el salón no había nadie más que YoonGi y él. Hablaba tranquilamente con su amor y éste le veía atenta y dulcemente.  De este modo, ¿quién no quisiera ser como Jimin?

Al terminar esa semana también descubrió qué era lo que sentía por YoonGi (ya que sin su presencia lo pasó pensando cada segundo) y se dejaría llevar por este sentimiento. Se prometió a sí mismo que al finalizar todo hablaría con YoonGi seriamente sobre ello.

El mayor, por su parte, seguía dando su mejor esfuerzo en su trabajo. Realizó las contrataciones qué tenía pendientes. También estuvo muy ocupado ya que debía hacer el proceso de inducción a las personas nuevas.

Se sintió muy feliz cuando se dio cuenta que la producción de esa semana, comparado con las semanas anteriores, se triplicó.
Podría estar tranquilo ahora.

Claro, en ese sentido. Porque había algo (o más bien, alguien) que le robaba el aliento, lo hacía pensar demás y lo ponía nervioso. En especial porque sabe que ha tenido millones de oportunidades para arreglar ese asunto, ha escogido las palabras en su cabeza y ha armado discursos hermosos, pero ¿de qué sirven si no salen?

Ese era ahora el tormento de YoonGi.

Ahora, ¿cómo se lo digo? ¿Qué invento para no vernos en la empresa? Ya está muy repetido eso de ir a almorzar y en el mismo restaurante... Tal vez ¿invitarlo a casa? ¿Cocinar para él, ver una película juntos? ... No, ni siquiera sé cocinar y lo de la película...

En ese momento imaginó algo completamente cursi. Nunca había pensado de esta manera, hasta que llegó Jimin. Él también ha cambiado un poco y era culpa de aquel chico bonito.

Luego de aquella semana sin él, tras montarse en el tren, decidió llamarlo la mañana del jueves.

—¡Buenos días, joven Jimin! Ah, espero no haberlo despertado—.

—No se preocupe, señor Min. ¿Cómo está?— preguntó con una ansiedad qué, hasta el mismísimo Min YoonGi pudo notar.

—Estoy bien, gracias. Lamento molestarlo tan temprano, pero quería saber...—.

Hubo una gran pausa.

—¿Si? ¿Qué quieres decirme, YoonGi?—.

—Quería saber... Si ha tenido alguna dificultad con la tarea que le di y también si necesita ayuda en algo—.

Al finalizar, YoonGi se mordió el interior de su mejilla, ya que eso no era lo que quería decir.
Jimin, sencillamente sólo suspiró y sonrió.

—Todo ha ido bien, señor. Creo que hoy para el mediodía ya voy a tener todo listo, ¿sólo faltaría su visto bueno? Cuando todo esté listo, se lo mandaré al correo—.

Es mejor que vengas, muchacho. Me haces muchísima falta” pensó el rubio mas no lo dijo. Sólo un “Entendido Jimin, gracias” fue lo que pudo salir de su boca.

Ahora esperaría el mediodía con desespero y cuando supo su plan, no dudó en ponerlo a funcionar. En unos pocos días todo estuvo listo.

Las cosas habían mejorado esa semana también para Jungkook, ya había vuelto al trabajo con una mejor actitud que la de meses atrás (siempre con sus bromas pesadas, pero mejoró su comportamiento, se le veía muy feliz). YoonGi pensó que sería bueno que el chico asistiera a la actividad en su empresa, se negó al principio pero igual aceptó.

Se dio cuenta que tenía razón al resistirse. Cuando llegó el “gran día” (como llamó YoonGi), tuvo que levantarse extremadamente temprano y ayudar a acomodar el salón en el cual se llevaría a cabo la actividad.

De muy mal humor esperó que todo empezara, sentado en la primer fila.










~*~

Corto, pero necesario 😂.

Gracias por leer, nos leemos pronto 😉.

¿Amor? [YoonMin/JimSu]Where stories live. Discover now