Fall - Justin Bieber y Tu. [En edición]

Capítulo 8

Cuando acabaron las clases tomé mi skate, mochila y fui directo a casa de Caitlin. Cuando llegué Pattie me recibió.

- Hola cariño. – Dijo abrazándome. - ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en con tus padres?

- Hola Pattie. – Sonreí. – Bien, gracias por preguntar.

- ¿Vienes a ver a Cait? ¿Cierto?

- Si. – Dije no muy convencida.

- Ella está en su habitación, sube. – Se hizo a un lado mientras entraba a su casa.

- Gracias. – Estaba a punto de subir pero una voz me hizo detenerme.

- _________(tn) - Era Chris acercándose.
- Hola Chris. – Lo abracé. – ¿Cómo estás?
- Bien, ¿y tú?
- Bien. – Sonreí. – Pero ahora voy a ver a tu hermana, luego hablamos, ¿bien?
- Sip. – Asintió con la cabeza. Él era la cosa más tierna en este mundo.

Subí las escaleras y entré a la habitación de Cait, ahí estaba ella hablando alegremente por su celular. Cuando me vió hizo una seña para que me sentara a su lado en la cama.
Normalmente cuando llegaba a casa de ésta me tiraba en su cama, pero hoy no, hoy me sentía extraña en esa casa. Sentía que toda la alegría y risas que había vivido en esa habitación habían desaparecido.

Solo me en su cama mientras la miraba reír, me preguntaba ¿cómo se puede llegar a querer a una amiga tanto?. Ella colgó e interrumpió mis pensamientos.
- Hey, otra vez andas perdida.

- Es lo único que puedo hacer últimamente.  – Evité su mirada.

- ¿Qué te pasa? - Preguntó tratando de mirarme a los ojos pero yo no la dejaba. Era hasta tonto que me preguntara eso, pero supongo que no tenía ni idea, estaba muy ocupada en otras cosas como Dylan.

- Nada. - Suspiré cansada.

- Estás rara desde esta mañana. Además, ¿dónde te metiste? No te vi más en la Universidad. – Inquirió extrañada.

- Por ahí, y no me pasa nada. – No estaba de humor.

- Si no me quieres decir es tu problema. – Distinguí un tono molesto, pero luego volvió sonreír. - ¿Cómo te fue en tu casa?

- Bien. – Corté. De repente el suelo se hizo más interesante.
- ¿Solo bien? ¿Nada más?
- Si.
- Bien. En cambio yo tengo muchísimo que contar, si supieras lo que me pasó… - Blah, blah, blah. Ya no la escuchaba, ella hablaba, decía que estaba feliz, que por fin Dylan le había escrito a su celular y que le había dicho que nunca le había hablado porque siempre la veía conmigo y que yo era “rara”, así que aprovechó que yo no estaba y se conocieron. Una cosa llevó a la otra y empezaron a salir en plan novios.

¿Quién era esta mujer hueca que estaba al frente mío? Esa no era Cait, ¿le habían lavado el cerebro? Se parecía a las idiotas.

Ya no la quería escuchar. Me levanté de su cama y salí de su habitación, la verdad no me sentía como en otros días normales. Todo me daba vueltas. Quería gritar.
Cuando iba por el pasillo choqué con él, me miró y eso fue lo último que recuerdo, porque luego todo se volvió negro.

(...)

  Desperté con un fuerte dolor de cabeza, estaba otra vez en su habitación, podía oler su aroma en las sábanas. ¿Qué me había pasado?
Puse una mano en mi cabeza y miré a todos lados, y si, sin duda esa era su habitación.

Absorví el aroma que desprendía su almohada, me fasciba, era tan varonil que me hacía sentir protegida.

Hundí mi cara en la almohada para oler un poco más de él.
- Buenos días. – La puerta se abrió.
- Buenos días – Dije sentándome en la cama.
- ¿Cómo amaneciste?
- Eh... eh... bi.. bien. - Me puse nerviosa al verlo  ¿Por qué me pasaba? ¡No era la primera vez que lo veía así! Bueno pero las otras veces no estaba sola con él... en su habitación... acostada en su cama y el prácticamente desvistiéndose delante mío. Joder. - Qué… ¿Qué hago aquí?