Capítulo 9

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   Hoy es miércoles, y gracias al cielo no tenía clase hasta el viernes.

Decidí ir a casa de Cait, no la había visto desde el lunes después de desmayarme, quería saber cómo estaba así que me vestí y fui directo a casa de Cait. Ésta vez no llevé mi skate porque el día estaba tan lindo para caminar,  ya me sentía mucho mejor

Cuando llegué a casa de Cait toqué el timbre y Pattie abrió, me abrazó mientras me interrogaba sobre si estaba bien, comía bien, si me sentía bien para caminar. Es decir, no estoy inválida o algo por el estilo, pero no me molestó su interrogatorio.
Era lindo que se preocupara.

- Si ya me siento bien.

- ¡Bien! Es bueno saberlo. – Dijo regalándome una sonrisa.

- ¿Cait está? – Pregunté.

- No cariño, no está pero te dejó algo. – Fue hasta la cocina para buscar algo en su bolso y luego me lo entregó. Era una carta.

- ¿Una carta? – Me pareció extraño.

- Si cariño, no sé qué dice pero dijo que te la entregara si venias a buscarla. – Explicó.

- Entonces me voy, gracias. – Traté de regalarle una sonrisa.

- ¿No quieres entrar?
- No, solo venía a ver a Cait por un trabajo. Tengo que volver a casa a terminarlo. – Mentí.

- Pero no te olvides de mí.
- No. ¿Cómo crees Pattie? Ya vendré con galletas. – Dije abrazándola.

Me despedí y di la vuelta para irme, Pattie cerró la puerta.

Camine hasta la acera de la casa y me senté. Abrí la carta y empecé a leer. Cada vez que leía más me llenaba de rabia y tristeza, tanto que las lágrimas se apoderaron de mi.
Nunca me había gustado que me vieran llorar y sin embargo ahí estaba yo sentada en la calle llorando de rabia y tristeza.

La carta decía que nuestra a mistad necesitaba un tiempo, que ella necesitaba crecer y yo se lo impedía. Que lo mejor era que acabáramos con nuestra a mistad por ahora, ella necesitaba ser alguien más que una tonta virgen, y
que ahora que tenía novio.

Todo el mundo la saludaba, la respetaba, cosa que no pasaba cuando estábamos juntas. Decía que lla me quería pero que esto era lo mejor para las dos.

¿Ésta era Caitlin Bieber? ¿La chica que me había jurado a mistad eterna? ¿La que ahora me daba la espalda porque tenía “novio”? ¿Quién era esta estúpida que se hacía llamar mi mejor amiga?

Pero ahora ya no lo era.

  Esa no era ella, esa no era la Cait que conocí, la chica que le encantaban las bromas, la que la valía un comino lo que pensaran de ella, la chica que decía que lo que único que importaba en la vida era la amistad y su familia. ¿Dónde estaba esa Caitlin?

  Parecía un mal sueño pero esto era real, estaba más sola que nunca.

¿Una amistad podía romperte el corazón? Porque así lo sentía justo ahora. No había tenido muchos novios, ni los que tuve significaron la gran cosa, pero estaba segura de algo y es que duele más cuando te traiciona un amigo. 

No ponía atención a lo que pasaba a mi alrededor solo sentía que mi corazón se encogía de dolor. Sentí que alguien se sentó junto a mi, no le volteé la cabeza, sabía quien era, reconocía su aroma y su presencia.
- ¿Qué pasa? – Prenguntó  uidadosamente. Alcé mi cara y lo miré, apuesto que mi caea estaba enjuagada en lágrimas.

Sin decir nada el abrió sus brazos dándome la señal que necesitaba, así que me tiré en ellos y lloré. Lloré como nunca lo había hecho en la vida, pero me sentía protegida entre sus brazos, el me apretaba fuerte y daba besos en la cabeza.

Fall - Justin Bieber y Tu. [En edición]Where stories live. Discover now