Capítulo 17

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 Tres días han pasado desde mi pelea con Justin. Tres días en los que me he sentido más sola que nunca. Tres miserables días sin él, maldita sea como lo extraño. Extraño estar con él, su aroma, sus brazos, su voz. ¿Cómo no pude darme cuenta antes?

Ya han pasado 3 o 4 meses desde que Justin y yo habíamos establecido una extraña amistad, y quiera o no me acostumbré a su presencia.

El jueves llegué a mi casa y me puse a llorar, Justin era parte de mi vida y no podía dejarlo salirse así como así, con Caitlin ya era suficiente.

 El viernes quise llamarlo para pedirle disculpas y cuando contestó no tuve el valor de hablar asi que colgué. Una parte de mi quería que fuera él, el que me llamara y me dijera que lo lamentaba y que me extrañaba. Pero eso no podia ser.

El sábado estuve encerrada en mi departamento, había una tormenta y me puse a llorar. Encontré su camisa de el día en el que me había ayudado a pintar las paredes, así que la agarré y hundí mi cara en ella.

No quería que sucediera esto pero estaba terriblemente enamorada de Justin. ¿Por qué cuando estaba con otros chicos no sentía lo mismo que sentia con él? Porque simplemente me habia enamorado sin darme cuenta.

Lo necesitaba en mi vida, necesitaba su calor, necesitaba que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien, que me besara la frente como siempre lo hacía, que me acariciara antes de dormir. Era todo lo que estaba bien.

Recordé cada instante juntos, jamás me pasó tal cosa así con alguien, jamás me había reído tanto con un chico, ni sentido que mi corazón se aceleraba solo con su presencia, así que era nuevo para mi todo esto. No sabía como sobrellevarlo. 

 Lo extrañaba mucho, pero sabia que yo para él no significaba nada, solo me veía como una amiga o menos que eso. Me había ayudado por compasión o lástima.

Deseaba besarlo. ¿Cuántas veces tuve la oportunidad y no lo hice? Fui una boba la mayoría del tiempo. Estuve todo el sabado lamentándome.

Justin era esa clase de chico que solo viven en libros, honesto, maduro al menos la mayoría del tiempo, dulce, tierno, pero a la vez tenía esa aura intensa, que todo él era intenso, pasión y llamas. Sabía que no era perfecto, su terquedad era evidente, además de otras cosas, pero aún así ante mis ojos era perfecto solo porque todas sus cosas buenas o malas las quería.

 Al principio pensé que solo era atracción, pero al final terminó en otra cosa.

El domingo decidí dejar de lamentarme, necesitaba una vida sin él, si era posible tenía que olvidarlo por más que me doliera. Su amor no me correspondía, debía salir para distraerme así que hoy en la noche saldría. Tal vez a conocer nuevas personas y apartarme definitivamente de los Bieber, suficiente daño me habían hecho.

Me metí al baño y me di un baño de burbujas, merecía este rato de relajación.

Decidí ponerme un vestido blanco que se ajustaba a mis curvas, y dejar mi cabello suelto. Solo me maquille un poco.

Al subir al ascensor me encontré a mi vecino del 7mo piso, Peete, el que me había dado un aventón la otra vez. Estaba al lado de una esbelta rubia que creo era su novia.

- Hola  – Los saludé a ambos con una sonrisa.

- Hey ________(tn). - Saludó amblemente. – Ella mi novia Ana, de la que te había hablado la otra vez.

- Hola, un gusto, soy la vecina. – Reín

- El gusto es mio. - Sonrió. - Peete me había hablado de ti y me contó del odio a las “cita a ciegas”.

Fall - Justin Bieber y Tu. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora