6.

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Charlamos algunas horas acerca de su boda, y no pude pensar algo más que: ¡qué chica tan indecisa!

Su boda es en tres meses aproximadamente y me pidió que le ayudara en absolutamente todo, hasta en ayudarla a elegir su vestido. Es tan desorganizada, quién viera todo lo que lleva en su bolso, apuesto que lleva hasta un cadáver ahí metido.

Quedó en venir mañana de nuevo para terminar de organizar horarios, tuvo que irse porque su prometido la esperaba para comer. Yo decidí quedarme más tiempo en la oficina, ya que no quería volver a mi solitario departamento.

Siempre me he ido tarde, aunque ya no tenga nada de trabajo. A veces Mónica me llama para quedar en algún bar pero regularmente no voy porque sé que me dejará sola para irse con algún tipo que conozca allí. Por mí parte, yo regreso sola al departamento, pues sinceramente jamás me he sentido atraída a un hombre y menos a uno que conozco bebiendo.

...

Ya eran las 9:00 PM, y yo iba manejando hacia mi departamento, era viernes y yo no tenía planes, como siempre. Llegué al departamento y lo primero que hice fue quitarme el sostén y los pantalones, fui a la cocina y preparé un licuado. Me dirigí a la sala y puse la primera película que encontré.

Sonó mi celular y creí que sería Mónica, pero no, era un número desconocido.

-¿Hola? -pregunté algo confundida y hasta un poco temerosa, pues no suelo recibir llamadas de extraños-. ¿Quién habla?

-Hola, linda -dijo la otra voz que reconocí en seguida. Era el fortachón arrogante.

-Ahhh, eres el impertinente de la playa, ¿no?

Se escucharon risas como respuesta.

-Sí, creo que ése soy, aunque debería añadir que soy atractivo.

-Bien... ¿qué quieres? -pregunté molesta ignorando que me haya corregido agregando que es atractivo.

-Pues lo que quería desde un principio, conocerte.

Solté una carcajada burlona y fingida. De aquellas que son tipo villanas de película, no sé.

-A mí no me interesa conocerte, lo siento, tengo cosas que hacer -colgué.

Volvió a llamar un par de veces más hasta que decidí apagar el teléfono, me dirigí a mi habitación y me tiré sobre la cama, no había ruido, todo era tan callado que hasta miedo daba, ¿cuándo me volví tan solitaria?

Necesito una mascota, pensé.

-Mañana conseguiré una -me dije asintiendo.

...

Sonó la alarma haciendo que me despertará de golpe, miré el reloj y eran las 9:00 AM... ya debería de estar en la oficina donde quedé de verme con Jasmine.

Me levante, me duché y todo en menos de quince minutos. Salí disparada del departamento, no tenía tiempo ni para desayunar. Manejé como si de eso dependiera mi vida.

-Buenos días Martha -dije aprisa-. ¿Ya llegó la señorita Donson?

-No... llamó y dijo que llegaría a las 10:00 am -me respondió temblorosa.

Asentí y entré a la oficina notoriamente molesta. Pedí un café y miré la hora, se supondría que tendría que llegar en diez minutos.

Estaba acomodando mi escritorio cuando tocaron la puerta, pedí que entrara quien fuese y ahí estaba, una mujer de gafas oscuras, era Jasmine, pero una muy demacrada.

Ella sí tuvo un buen viernes, pensé algo celosa de ello.

-Siento mucho el haber llegado tarde...-se disculpó avergonzada.

-Claro, tomé asiento -dije molesta ignorando sus disculpas-. Esto es algo serio, no puede simplemente atrasar las horas en que nos veremos, no estamos organizando un cumpleañ...

-Yo intenté hacerlo -me interrumpió con aire ofendido-. Lo juro, sólo que usted no sé cómo tiene su teléfono que jamás contestó.

Me mordí el labio recordando que lo había apagado.

-¿Avisó? -pregunté fingiendo confusión.

-Claro, le comencé a llamar desde las ocho treinta para avisarle que no llegaría a tiempo.

Al final yo había tenido la culpa y había malinterpretado todo. Así que sólo me tocaba fingir haber olvidado el coraje.


Me Enamoré de la NoviaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt