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Narra Madeline.

Abrí el horno de microondas y saqué el pedazo de pizza que había guardado en el refrigerador por varios días.

-Estúpida -dije al tocar la pizza, olvidando que estaba caliente y sufriendo una leve quemadura.

Fui al sofá y tome el control remoto. Comencé a cambiar canales, hasta que encontré uno que hablaba de las bodas.

-Sí, nos amamos, no hay nada que pueda separarnos -dijo la chica de la televisión.
-¡Basura! -grité, cambiando de canal.

Y así fueron los próximos diez minutos, hasta que sonó mi celular. Fui a tomarlo y conteste.

-¿Quién habla? -pregunté.
-Soy Karen. ¿Qué no ves quién te llama antes de responder?
-A veces. ¿Qué pasó? ¿todo bien?
-Ah, claro. Todo bien, pero quería saber si quieres ir a tomar un café conmigo.
-Ah, claro, ¿dónde siempre?
-Sí, en una hora.
-Esta bien.

Colgué, no me sorprendía que de la nada llamará Karen, con ella todo es así, sin planes. Hay veces que llega aquí a mi casa, con pizza, cervezas y películas. Lo hace para animarme, lo sé. No quiere que me deprima.

Pero bueno, no me pueden hacer más mierda de lo que ya me siento. Jasmine se casó, se embarazó y ya, hizo la familia que quería desde que nos vimos por primera vez.

Mónica, ella se fue, decidió que sería mejor alejarse de mi y quizá tuvo razón. Pero sí ella ahora estuviese aquí, estaría insistiendo en salir a pasarla bien.

-Imbécil -susurré con lágrimas en los ojos-. No tenías que irte.

...

Ya estaba por irme cuando sonó mi celular, no me dio tiempo de contestar y solo lo metí en el bolso.

Se me había hecho tarde porque el auto estaba en el mecánico y lo había olvidado, así que tengo que ir caminando o tomar un taxi; el taxi es una mejor opción.

Después de diez largos minutos, ni un solo taxi pasó. Decidí caminar.

Mi celular comenzó a sonar de nuevo, y lo saque en seguida para poder responder y cuando moví las cosas, dentro de la bolsa, me di cuenta que había olvidado mi cartera.

-¡Joder! -grité molesta haciendo que varias personas voltearan a verme-. ¿Qué miran?

Subí al edificio molesta, y cuando llegue a donde estaba mi departamento, me percate de que había alguien afuera.

Me acerque con lentitud para poder distinguir quien era.

-¿Forta... ¿Yael? -pregunté sorprendida.
-Hola, muñeca -dijo sonriendo.
-¿Qué haces aquí? ¿cómo supiste dónde vivo?
-Jasmine me dijo -dijo alzando los hombros-. Vine para invitarte a salir.
-

¿Qué?
-Eso, salir, bueno. Lo de tú y mi hermana, no funciono del todo y creí que sería buena idea que lo intentarás con otro Donson -dijo me guiño el ojo.
-Pierdes tú tiempo -resople cansada-. Tengo cosas que hacer.

Me acerque para poder abrir la puerta pero él no me dejo poniéndose enfrente del cerrojo.

-Tengo prisa.
-Bien, hagamos esto, llama a la persona con la que habías quedado y ven conmigo a tomar un café -dijo con una seriedad sorprendente.
-Ja, ¿qué gano yo, saliendo contigo?
-Sólo charlaremos -respondió.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
-Bien.

Fuimos a donde esta su auto, él intento rodearme con su brazo pero lo empuje, haciendo que tropezara con una maseta. Al entrar al auto, él no dijo nada.

Saque mi celular para mandar un mensaje a Karen, explicándole que no podría ir a verla. Miré las llamadas perdidas y una era de un número desconocido. Lo llamaré más tarde.

Al llegar a la cafetería, Yael pidió una mesa, la mesera demasiado atractiva, coqueteo un poco con Yael, él aprovechando la situación, le dedicó una sonrisa que derritió a la chica.

-Bien, deja de coquetear, tonto -dije harta.
-Oh, tranquila, eres la única -dijo mirando a la chica.
-¿Para eso querías que viniera?
-No -dijo sentándose derecho-. Aquel día... en que se supo todo...
-¿Qué tiene?
-Bien. Me quedé un poco angustiado por ti, todos te trataron muy mal -mordí mi labio al ver como Yael bajaba la mirada-. Pero yo también me había molestado. Sé que soy un cretino y que nunca fui muy caballeroso, pero en verdad me gustabas.
-Yael... yo... lo lamento.
-¿Qué lamentas? ¿qué no te gusten los chicos? -dijo y rió-. Eso no lo decides tú. Además, mí hermana es hermosa, ni una mujer pudo resistirse, aunque en un futuro lamentarás no tener a éste nene.

Yael se señaló con los pulgares alzados, ambos comenzamos a reír divertidos.

-¿Por qué me buscaste? -pregunté.
-Ya te dije, quede preocupado por ti pero no tenia la valentía de venir a buscarte. Jasmine... ella me contó que... que vino a despedirse de ti.
-Sí, eso hizo -dije molesta.
-No la odies... Jasmine es tonta, pero muy noble y no quiere ver a mamá sufrir.
-No la odio, ella me mostró lo cursi que puedo llegar a ser -sonreí-. Y bueno... será cuestión de tiempo para que acepté que se fue.

Yael colocó su mano sobre la mía, dando un delicado apretón.

-En mí tienes un amigo -asentí y me levante a abrazarlo.

Me Enamoré de la NoviaWhere stories live. Discover now