XVIII. Sinfonía agridulce

2.3K 198 56
                                    

Estaba en una posición bastante rara. Cualquier persona tendría, en ese instante, un terrible dolor de cabeza, con toda la sangre que había, pero _______ estaba acostumbrada a que los hombres la colocaran en incómodas posturas. Aún así, le dolía la cabeza, aunque aquello tal vez se debiera a los pensamientos que cruzaban por ella, gritando y aporreando sus paredes, tratando de liberarse. Estaba demasiado sorprendida, demasiado confusa. Así que se quedó ahí; con las piernas sobre la tapa del piano y el resto en el suelo, mirando al techo, con su peso aplastándole los pulmones, que llevaban sin funcionar bien desde la última hora.

Una hora. Había transcurrido toda una hora y _______ seguía demasiado sorprendida como para hablar, como para moverse. ¿De verdad había ocurrido? ¿O era cosa de su retorcida imaginación, que le había hecho pensar y sentir cosas demasiado difíciles de aceptar, de asimilar? Su corazón vibró, su estómago se encogió. Aquellas sensaciones eran , así que frunció el ceño, pensando en que nunca antes las había experimentado.

Y la verdad es que debería haberlo hecho. Había estado con hombres- más de los que cualquiera podría tener- de cada clase, edad y condición. A veces, le gustaba lo que hacía para poder buscar al "indicado". Pensaba que, algún día, vería a las estrellas brillando delante de ella, sintiendo ese nudo en la garganta y perdiendo el control sobre sí misma hasta llegar al borde del precipicio, lo que habría mejorado las cosas. Había deseado, aunque sólo durante uno o dos años, encontrar a un hombre que hiciera que el sexo valiera la pena.

¿Cómo era su hombre perfecto? Bueno, alto, de brazos fuertes, piel bronceada, pelo ni muy largo ni muy corto (perfecto para pasar las manos por él) y con los músculos de su espalda bien marcados. Oh, Dios, sí. Los músculos marcados, sí. Y los ojos azules también. Le gustaban los ojos azules.

Entonces... ¿cuándo y cómo demonios Wonwoo se había convertido en eso?

... Pocas horas antes...

Nada más llegar a Las Noches, Hoshi recibió a Wonwoo y a _______ amablemente, desde su escritorio, con la sonrisa permanente en su rostro.

— ¿Cómo ha ido el viaje?— preguntó, logrando que Wonwoo contestara con un "agotador" y _______ con un "muy frío" —¡Me alegro!— repuso, como si no los hubiera escuchado —He guardado aquí todo el correo, pero no tenía espacio para lo demás, así que tuve que dejarlo en tu apartamento.

— ¿Lo demás?— Wonwoo frunció el ceño, mientras Hoshi le tendía algunos sobres.

— Ya verás lo que es.

_______ echó un vistazo al montón de sobres y se dio cuenta de que casi todos ellos eran cartas, de los residentes de Las Noches, la mayoría. Wonwoo las introdujo en su equipaje, asegurándose de que nada las aplastase, le dio las gracias a Hoshi y continuaron su camino. _______ casi había olvidado lo enfadada que estaba con él, pero lo recordó justo a tiempo para darle al recepcionista de pelo gris una mirada de te-estoy-vigilando, antes de seguir a Wonwoo.

— ¿Estará Mingyu en el apartamento?— le preguntó Wonwoo, al entrar en el ascensor —Normalmente, se queda en el sofá cuando Katja lo echa de casa.

_______ dejó escapar un suspiro de mucha, mucha irritación.

— No— contestó y esbozó una sonrisa, al borde de los labios —Katja ya lo ha perdonado— el mensaje había llegado poco antes de subir al avión y _______ se había molestado tanto al leerlo, que apagó bruscamente el móvil y decidió echarse una siesta, para calmarse.

— ¿Cómo lo habrá conseguido esta vez?

— Le ha prometido casarse con ella.

— ¿Otra vez?— Wonwoo pestañeó tranquilamente, pero se sobresaltó cuando _______ le pisó el pie con violencia, gritando de frustración.

| m u s e |  ♡ wonwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora