Capítulo 4: El Encantamiento

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Dean sintió la fresca suavidad del satén azul bajo sus dedos. Una de sus manos se posó sobre el pecho izquierdo de la morena, con la otra mano la sostenía firmemente de la cintura, mientras depositaba pequeños besos en su hombro, haciendo su camino hasta su cuello. Con los ojos cerrados siguió subiendo hasta llegar al espacio debajo de su oreja. Sintió el delicado perfume a ozono que emanaba de su piel. Su mejilla rozó el rostro de su pareja, una corta, gruesa y áspera barba lo arañó. Dean abrió los ojos con sorpresa y buscó la mirada del otro. Las marcas de llevar una vida dura estaban impresas por todo su rostro, pero aún así, el hombre le devolvía la mirada con una ternura infinita.

—Cas... murmuró Dean.

Castiel sonrió con dulzura y rodeó al cazador con sus brazos. El contacto era muy diferente de lo que era un momento atrás. El ángel era mucho más alto ahora, su espalda, tan ancha como la de Dean, y sus manos se sentían enormes mientras recorrían su columna hasta llegar a su nuca y enredarse en sus cortos cabellos. Era distinto a cualquier cosa que hubiera experimentado antes. Dean supo que allí estaba seguro, no se había sentido tan a salvo desde que era un niño.

Dean continuaba mirándolo hipnotizado cuando el ángel comenzó a acortar la distancia que los separaba. Dean pensó que ese era su lugar en el mundo. Cuando sus labios estuvieron a centímetros de distancia, Dean volvió a cerrar los ojos. Podía sentir el calor de su aliento y aquel perfume que inundaba sus sentidos. Sus bocas apenas se rozaron cuando de pronto Castiel gritó con urgencia, casi como si lo regañara:

¡¡DEAN!!

Dean se sentó de golpe en la cama, parpadeó varias veces mientras comprendía que todo había sido un sueño.

¡DEAN! ¡YA ES CASI EL MEDIO DÍA! ¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ! La voz de su hermano llegaba desde la cocina. Dean se frotó el rostro con frustración, y maldiciendo comenzó a vestirse.

***

En la cocina Sam estaba sentado a la mesa con su portátil y algunos libros a su lado, entre ellos "Hechizando Rápido y Fácil Con Madame Green". Estaba releyendo una biografía en Wikipedia mientras le daba un sorbo a su café. Cas estaba sentado frente a él, con las manos apoyadas sobre sus muslos, había estado en esa posición, mirando la parte de atrás del monitor de Sam, por más de dos horas. De pronto abrió un poco más los ojos y miró en dirección a la puerta que daba al pasillo de las habitaciones. 

El Hombre de Letras lo miró con curiosidad y dirigió su mirada él también al mismo punto. Estaba por preguntar qué estaban mirando cuando la puerta, que había estado entornada hasta ese momento, se abrió con brusquedad y un bastante malhumorado Dean entró. "Días" saludó en general y se sirvió un café. 

Cuando vio a su hermano, Sam lo saludó y redirigió la atención a Castiel. Entrecerrando los ojos observó cómo la chica se removía en su asiento y seguía a Dean con la mirada; como si se tratara de un gato siguiendo un insecto, tensa y cargada de ansiedad. Dean, que había estado dándoles la espalda, se volvió hacia Sam esquivando la mirada del ángel.

¿Y? ¿Tienes algo? Sam parpadeó varias veces, carraspeó y miró a Dean.

Sí. Cas me dijo que este es el libro que usaste. Le dio el libro para que lo mire. Dean lo hojeó distraído y asintió mientras lo dejaba de nuevo en la mesa—. De acuerdo. Busqué el nombre de la autora en Internet, este título no figura en su bibliografía. Al parecer era una mujer encantadora, amada por todo el mundo. Donaba más de la mitad de sus ganancias a obras de caridad, siempre se mostraba amable, etcétera. Lo curioso es que todas las biografías que encontré comienzan a sus 50 años, toda su vida anterior es un total y completo misterio. Murió repentinamente hace unos años. En circunstancias sospechosas, pero, aunque se sospecha de asesinato, jamás encontraron ninguna pista.  Sam le mostraba la pantalla de la portátil con la biografía de Wikipedia. Se podía ver la foto de una mujer de aspecto señorial, con el cabello canoso recogido en un rodete—. Escribía libros para niños.

Hechizando Rápido y Fácil Con Madame GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora