Capitulo 8: Charla de Chicas

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Claire estaba terminando de prepararse para ir a la cama cuando la mujer de la gabardina negra apareció de pronto en el medio de su habitación.

—¡Que rayos, Cas! ¡Casi me matas del susto! —gritó indignada mientras se acomodaba la remera vieja que usaba para dormir.

—Lo siento, Claire —dijo Cas apenado mirando el suelo.

—Está bien, solo me asustaste ¿Qué quería Dean? —Ella buscó la mirada del ángel, pero Castiel seguía con la vista en la alfombra, ahora con sus puños cerrados con firmeza y el rostro rígido, con la mandíbula apretada. Claire nunca había visto a Cas así. Estando ella presente, él siempre era muy amable y tranquilo, incluso cuando luchaba no lo hacía con furia. Recordó el breve tiempo en que fue su recipiente, cuando Cas era Castiel, Ángel del Señor, frío, indiferente al sufrimiento individual de los humanos, enfocado siempre en un bien mayor. Incluso entonces no lo había visto así, en verdad enfadado. Sintió miedo, de pronto consciente de que esta criatura sobrenatural podía destruirla en un parpadeo si así lo quería. Pero no había razones para que Cas quisiera lastimarla, Claire lo sabía bien. Menos de cinco minutos atrás todo estaba bien. ¿Qué podría haber hecho Dean que lo pusiera así?—. ¿¿Ccas?? —Extendió una mano pero no se atrevió a tocarlo—. ¿Qué sucedió? 

Castiel cerró los ojos suspirando y permitió que su recipiente se relaje. Cuando miró a Claire la ira ya se había disipado.

—¿Qué cosas de humanos no entendería? —soltó el ángel torciendo la cabeza.

Claire se quedó mirándolo perpleja. Cas le explicó lo que acababa de suceder, cómo Dean en realidad no lo necesitaba allí y que prácticamente le había dicho que no podía contarle sus cosas porque Castiel no es humano.

—¡Hijo de perra! —exclamó la joven—. ¡No puedo creer que te dijera algo así! Deberías haberle pateado el trasero a ese idiota.

—No quiero hacerle daño —dijo Cas suspirando mientras se sentaba en la cama.

—¡Yo sí quiero hacerle daño! —dijo ella golpeando un puño cerrado en su otra mano.

—¿A qué crees que se refería? ¿Qué piensas que podía hablar con Charlie y no conmigo? —insistió indignada la morena, apoyando la cabeza en sus manos, con los codos sobre sus muslos.

—No lo sé, Cas. Dean no parece ser del tipo conversador. —Claire se sentó a su lado y pensó por un momento—. ¿Qué cosas no suelen entender los ángeles? —Castiel se quedó mirándola y se encogió de hombros—. A ver... recuerdo de cuando fui tu recipiente, que parecías muy frío, como si no tuvieras sentimientos... —Cas la miró con aflicción, dolido por el recuerdo de cómo se había portado con ella y con su familia aquella vez, tantos años atrás. Cuando la joven lo miró comprendió que estaba empeorando más las cosas—. ¡Lo lamento! Yo... no pretendía... lo siento, soy una idiota —protestó dándose unos golpecitos en la frente con la palma de la mano.

—No, está bien, Claire, tienes razón. Yo no tenía sentimientos entonces. Al menos no sentimientos que pudiera comprender. Los ángeles no estamos hechos para sentir —dijo con tristeza—. Pero ya hace tiempo que soy capaz de hacerlo. —Una sonrisa amarga se dibujó en su rostro—. ¿Crees que hablaba de eso con Charlie?

—Es posible, sí. Probablemente hablaban de chicas, o de hombres, o de muñecos de nieve, no sé qué le gusta a Dean —se burló Claire un poco más relajada ahora que comprobó que no lo había ofendido con su comentario. Castiel frunció el ceño, si eso había sido una referencia a algo, no la entendió.

—Mujeres —dijo la morena—. Le gustan las mujeres.

—¿De verdad? —preguntó incrédula—. ¡Quién lo hubiera dicho! Yo habría jurado que ustedes dos... —Cas se había sentado más derecho y la miraba ahora torciendo la cabeza, totalmente desconcertado. Cuando Claire lo vio se rio y no terminó la oración—. Nada, olvídalo. 

Hechizando Rápido y Fácil Con Madame GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora