Cap. Sin #

1.7K 129 12
                                    

Luego del pequeño movimiento de la tierra, todo el paso se quedó callado, podía sentir aquel silencio incómodo en todas partes, pensé en Dante en ese momento ¡Demonios! Abandoné el lugar y salí disparado a casa de los Quintana.

  —Espero estés bien.-Dije en voz baja, mientras corría a toda velocidad.

Cuando llegué, los vi a los cuatro afuera, y Soledad cargando a su bebé, imagino que el pánico está invadiendo su mente, me acerqué a Dante a quien noté asustado.

  — ¿Estás bien?-Él al verme, me abrazó.

 —Ari, que bueno qué estás aquí.-Tomó un respiro.-En verdad, fue horrible, nos espantamos por no saber que pasaría.

  —Me pasó lo mismo.-Ambos nos quedamos mirando sin decir ni una palabra.

  ...

Regresé a casa,  todos entramos un tanto inseguros ¿Qué pasaría si nos volviera a pasar? Moriríamos lentamente, claro, qué no quisiera morir de esa manera, mi mamá si quedó asustada por ello y no fue por ella, si no por nosotros, mis hermanas tiene hijos que cuidad y yo una vida que llevar a cabo.

No me atreví a decirles nada, igual me siento aterrado, no sé que haría sin mi familia, en verdad, ellos a pesar de todo, seguirán siendo parte de mí, incluso el ver a todos saliendo fuera de control me hizo entrar en pánico, demasiado diría yo.

Esa misma noche tuve el ojo pelado todo el tiempo, muchos recuerdos entraban por mi mente, demasiados, intentaba cerrarlos y no pude, fue horrible en cierto punto.

Ya en la mañana, me levanté cansado, con los ojos de borrego a medio morir.

  —Ari, baja pequeño.-Gritó mi madre.

 —Ya voy.-Respondí sin tantas fuerzas.-Me estoy cambiando.-Mentí, apenas me levanté de mi cama.

Me tardé menos de cinco minutos, al bajar vi a mi mamá en la sala con los demás, ya recuerdo este día nos damos los regalos, no recuerdo cuando dejó de llamar mi atención.

Me senté todo desanimado, gracias a la maldita noche de ayer, no he dormido NADA, NADA, en parte eso me desespera mucho, hay veces en las que no puedo dormir, pero sólo es un rato, hoy fue diferente, hoy no dormí NADA.

  —Mira, este es para mi amor.-Mi mamá sonrió, lo abrí fingiendo alegría, y al abrirlo vi una camiseta azul, la saqué, la inspeccioné está interesante, no miento, me ha gustado.

  —Gracias.-Le dije.-Está linda.

 —Que bueno que te gustara, ahora vamos con...-Sonó el teléfono y fui a contestar, eso me alegró un poco más, ya saben quien es.

  —Ari.-Gritó eufórico.-Tengo un regalo para ti.

 —¿Ah sí? Yo también tengo uno para ti.-Y no, no mentía.

  — Hay que vernos.-Dijo.

  —Con gusto.-él se rió.

 —Sale Ari, nos vemos cuídate.

Pasó la mañana, no podía aguantar hasta la tarde y ver a ese chico, ¿Qué le regalaré? Simple, todo mi amor, jajá es broma. Igual le voy a regalar una camiseta, encontré una verde que le sienta bien a esa tez clara.

Sigo insistiendo, no sé que haría sin él, a veces me pregunto como sería mi vida sin haber ido a nadar ese día, algo en lo cual no pienso para ser exactos, pero lo único que sí sé es que mi vida está bastante bien por ahora, aunque no parezca, pero sí, está perfecta.

Él vino a mi casa, lo dejé entrar aprovechando que no están mis queridas mis hermanas.

  — ¿Casa sola?-Se me quedó viendo.

 —Así es, ellos salieron, ya sabes no me gusta salir.-Él se rió.

  —Mira que aquí tú regalo.-Me dio una bolsa envuelta, se siente suave, entonces la abrí.

Oh sorpresa, una camiseta negra con el dibujo de una estrella gigante.

 —Yo tengo una igual.-Sonrió.-Compré otra para que al menos coincidamos en algo.-La mía igual es Negra.

  —Gracias Dante, yo también te tengo algo.-Le mostré la camiseta así tan simple, sin nada que la cubriera.

 —Increíble, es otra camiseta.-La miró un rato.-Está bonita Ari.

Es como si en verdad estuviera tan emocionado.

  —De nada, sólo quería que tuvieras algo de parte mía en este año.

 —Me sorprendes Mendoza.

Me reí. De ahí salimos a la calle, nos quedamos parados viendo la carretera, así tan simple como suena, aunque a decir verdad, fue lo más hermoso que me ha tocado hacer en estos días, luego lo abracé,  y él hizo lo mismo. Así estuvimos, como todo el tiempo, hasta que llegaron mis hermanas y lo vieron.

  — Ari.-Dijeron las dos- ¿Este chico es Dante?-Él se chiveo un poco.

 —Supongo que sí.-Dijo él.

  —No cabe duda que Ari tiene buenísimos gusto en chicos.-Él se quedó sin palabras, mientras que yo me escondía o trataba de.

 —Así que ustedes son las hermanas que tanto habla él.-Las saludó.-Son lindas tus hermanas.

  —Además es amable.-Se rieron.-Hermano, te has ganado el cielo.

 —Ya basta.-Les dije todo sonrojado.-Vamos, paren con esto.

  —Bien, ya nos vamos.-Se despidieron de Dante.-Nos vemos en la casa 

  —Que oso, enserio.

 —¿Oso? ¿Qué dices?

  —Ah, es cuando algo te apena, ya sabes, cosa de mexicanos.

  —Bien.-Dijo.-Ya me tengo que ir Ari, será mañana que nos veamos.

  —Bueno, entonces... ya nos vemos luego.-Él se iba a ir, pero no lo deje ir así de fácil, así que me acerqué a él y le dí un pequeño beso en la boca, sentir sus labios me encanta, es una sensación única en todo el mundo, o al menos es es lo que yo creo, pues no es algo que se sienta todos los días.

  —Ari.-Dijo.-Gracias por todo lo que has hecho en todo este tiempo que llevamos juntos.-Me tomó un rato de la mano y luego me soltó.-Nos vemos luego.-Sonrió.

 —No hay de qué.-Dije en voz baja mirando como se va él, no cabe duda de qué cada vez lo amo más, mucho más.


QUE TAL A TODOS LOS SEGUIDORES ¿YA LES DIJE QUE LOS AMO A TODOS? JAJA, SÓLO QUERÍA QUE SUPIERAN QUE CON SIN CONTAR ESTE, DOS CAPÍTULOS MÁS Y YA SERÁ EL FINAL DEL FANFIC, SÓLO ME QUEDA DECIR G-R-A-C-I-A-S.

 

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora