Capítulo 16 No puedo arreglarlo

27 4 6
                                    

Robert aceleró la velocidad del coche sin previo aviso. La sangre le hervía y no me dejaba hablar. Su cara se puso dura y su pierna se tensó presionando con más fuerza el acelerador.

—Eric, prométeme que me seguirás queriendo después de todo —dijo molesto, pero no conmigo sino con él mismo. Era una batalla que él traía consigo, y yo podía verme perjudicado.

—¡Lo prometo, Robert, pero... —exclamé mirando a la carretera —, detente el coche por favor!

Se detuvo en seco.

Lo tomé de la mano, las enlace con las mías. Ya estábamos juntos, los latidos desbocados de nuestros corazones fueron cesando poco a poco, su mirada serena era como mirar a la luna mientras ella te consolaba en noches de soledad.

—Eric, mi trabajo es el tráfico de drogas, bueno en realidad, soy el dueño del Rolling...

»El Rolling, sí fue una cafetería de verdad, donde iban todos los estudiantes a desayunar y a estudiar para los exámenes próximos del día a día, yo también fui un estudiante del Weston College, no pude terminar la carrera. Encontré a alguien que por mucho tiempo pensé que era mi amigo, me metió en este mundo tan despreciable, y poco a poco fui creciendo económicamente y no quise seguir estudiando. Sentí una gran necesidad de ayudar a los demás estudiantes, que compre el Rolling, y despedí a todos para emplear a alumnos del instituto, sabiendo los negocios que podía realizar en ese lugar. El Rolling fue creciendo y yo junto con él, hasta como es ahora; uno de los puntos de venta de narcóticos más influenciado en la ciudad. Y yo, su dueño, lo mejor es que estoy en el anonimato. Eric, dudo que pueda salir de este mundo, ya he tenido varias años intentando salir, así que, no puedo.

Explicó fumando cigarrillo tras otro. Sin poder detenerlo, sin poder arreglarlo.

Oh, Dios ¿Qué puedo hacer?

—Escúchame, por favor, quiero que me sigas queriendo y no quiero que te apartes de mí lado, pero Eric, amor mío, ya no puedes arreglarlo, ya está hecho. Esta es mi forma de vivir... y la única salida es la muerte.

—No, Robert, por favor, cuídate —susurré tomando su cara con mis pequeñas manos.

Su aliento de cigarrillo era algo embriagador para mí.

Me posé sobre sus piernas con las mías abiertas encima de las de él, dejando el asiento de copiloto vacío, él me pegó a su cuerpo tomando por mi trasero.

Cerré los ojos y lo último que vi fue como él también cerraba los suyos, cubriendo el iris azulado de sus ojos. Mis manos descansaron su cuello y las de él seguían en la parte baja de mi espalda. Los labios jugaron por unos segundos y la lengua quiso divertirse hasta llegar a excitarnos, pero se detuvo. Yo me lance al asiento de al lado y todo volvió a la calma.

El ritmo al conducir volvió a ser normal, calmado, seguro. Robert estaba concentrado en la carretera y yo en él, era algo insignificante aquello, pero para mí era una de las mejores cosas en este mundo. Él.

Después de todas las cosas que sé, en realidad lo sigo queriendo tal y como es. Y es muy cierto en parte lo que dice; no puedo arreglarlo, porque el que ingresa a ese mundo sale muerto, bueno, ¡Qué estupidez! Si de igual forma ingresamos a este mundo para salir muriendo.

—Eric, mi niño, me estoy aferrando a algo que no puede ser posible —declaró reduciendo la velocidad del coche. No entendía por qué los cambios de humor tan repentinos—. Yo te quiero, Eric, en poco tiempo he logrado quererte como no lo he hecho con nadie, pero no quiero que te pase algo por culpa mía, no...

—Pero.

Traté de protestar algo, me calló.

—No, Eric, es un error que estoy cometiendo el querer que sigas a mi lado, no quiero que nadie te haga daño y, estando a mi lado es seguro lo que viene en tu contra.

Después de haberlo comprendido y querer estar con él sabiendo como es, no quiere que siga a su lado evitando cualquier peligro hacia mí. Vuelvo a tener esa horripilante sensación en mi pecho, es como si me acuchillaran de adentro hacia afuera.

—He cometido tantos crímenes que, a veces, pienso que no te merezco —dijo con un hilo de voz.

Baje la cara, no quería seguir escuchando. Él me tomó por la barbilla y levanto.

—Amor, perdóname, yo he cambiado por ti, pero hay algo que me está matando y debo decírtelo. Yo sé que no me perdonaras, pero ojala que comprendas tanto amor que te tengo que me llevó a hacer eso.

Empecé a palidecer y tener miedo de esas palabras. Robert, como siempre lo sospeche podía ser alguien peligroso, pero me negaba a pensarlo ¿Por qué?

―Eric, yo mande a matar a Cedric... —susurró y salió una gota de dolor por sus hermosos ojos azules— en realidad no lo mande a matar, mis empleados se pasaron de la mano, pero quería que pagara las que te hizo.

Mi cara de horror empezó a brotar por sí sola. Robert, un asesino. ¿Un asesino justificándose por mí?

Eso no podía ser posible.

Intentó agarrarme para no huir de él, saqué fuerzas de donde no tengo, quizá fuerzas interiores, y salí corriendo. Corriendo de mi amante asesino.

El miedo se apoderó de mí mientras corría. Escuché su voz llamarme, mis flaquearon, pero no permití caer al pavimento. Voltee, vi su silueta ya a lo lejos, parado al lado del auto, quizá pensando en venir tras de mí, eso me hizo correr con más fuerzas.

Sentía como Cedric me miraba y alentaba a seguir. Las gotas de dolor empezaron a caer por mis mejillas, no sabía realmente porque lloraba, pero lo hacía y con ganas. Tal vez era por volver a ver esos ojos azules, se veían diferentes, se veían sanos.

No quiero ver a Robert más en mi vida.

***

Cansado, muerto en vida; llegué a casa. Gracias a Dios mi madre no estaba en casa, si hubiese estado, notaría mis grandes ojeras que cubrían gran parte de mi rostro; de seguro habría pensado que me golpearon por andar solo.

Pero no.

Ya estaba cansado de llorar. No voy a llorar más. No lloraré más, por nada ni nadie.

Qué mentira. Sabiendo como soy de llorón.


Yo no sé qué ritmo lleva esta historia jajaja sé perfectamente cómo es el final pero la estoy alargando.

Sé que tengo muchos errores, y a veces me desvió del tema o mi forma de redactar no es muy buena, pero esto es una práctica donde dejo que mis dedos se conecten con mi mente y fluyan.

Gracias por leerme, los amo<3

Sombras AzulesOnde histórias criam vida. Descubra agora