Capítulo 20 Él

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Quiero verte en estos momentos, decirte lo mucho que me he equivocado, lo mucho que lamento todo esto.

—Robert, no soy persona de guardar rencor, y te perdono. Las cosas pasan por una razón; sólo quiero que sepas que vayamos lentos y con todas las ganas en esto.

—Como digas, amor. Gracias por perdonarme, no volveré a defraudarte. Quiero verte, y contarte todas las cosas buenas que he hecho.

Planeamos encontrarnos. El resto de la tarde de ese día lo pase durmiendo. Descanse hasta tener en cuerpo renovado, y es que aquella noche me había dejado trastornado.

La mañana siguiente. Un domingo nublado, callado y tranquilo, pareciera que fuera yo en un día: callado, tranquilo y nublado por completo. Robert estaba deseando verme y yo igual a él. Quería que las cosas fueran como antes, pero estaba completamente errado. Tenía que aceptarlo a él, y eso llevaba a aceptar también a sus demonios.

El Parque Sur sería nuestro punto de encuentro; un parque inmenso lleno de sauces y uno más que otro árbol diferente. No era muy recurrido, no había distracciones para niños, sólo había un montón de ardillas saltonas.

La puesta del sol se veía impresionante en el parque, los últimos rayos de sol se escurrían entre las viejas y caídas ramas de los árboles. Él, yacía bajo aquel marchito sauce, con la mirada impaciente, esperando por fin que yo esté con él. Caminé a paso lento, para observarle mejor. Sus ojos azules que extrañaba tanto, se desviaban al sol y hacían destellos.

—Hola, Robert.

—Hola, bebé —dijo tomándome de las manos. No estaba fumando, era extraño verlo sin un cigarrillo.

Me abrazó y me dio un beso en la frente. Respiró hondo y me levantó la cara.

—Te he extrañado mucho.

Vi como sus ojos se cristalizaron, a punto de llorar. Lo abracé fuerte, no lo dejaría ir nunca más, por nada ni nadie. Solté su cuerpo y lo besé, después de tanto tiempo volví a besar esos labios toscos pero dulces.

Lo que sentía por Robert no podía compararse con aquella simple atracción hacia Leo, era algo absurdo.

Caminamos por todo el parque, variando el paso. El oficial encargado de la vigilancia del parque nos notifica que debemos salir, el parque está a punto de cerrar. Salimos y fuimos por unos batidos.

—Eric, quiero que sepas algo, ya cancelé todos los negocios sucios, de hecho, ya estoy vendiendo el Rolling, pero creo que ya sabes cómo esto, nunca se termina saliendo por completo de esta mierda, uno vez que se está adentro, siempre se tendrá un pie adentro y uno afuera —confesó, con su voz ronca algo apagada.

—Pero ese pie que tienes afuera estará firme conmigo, nunca te dejaré caer —dije tomando su brazo.

—Así será, amor. En cuanto terminé de lavarme las manos, me escaparé contigo a donde nunca nadie nos encuentre.

Sabía completamente que no podía hacer eso y dejarme a mi mamá sola, pero quizá lo dijo en otro sentido, no en plan de irse de la ciudad o mucho menos del país.

—Y... ¿tu familia, amor?

—Solo tengo a mi mamá conmigo, ella escapó de Inglaterra. Deberías conocerla, ella quedará encantada contigo.

—Por supuesto, un día de estos me llevas a conocerla.

Me comentó cómo empezó a salir del mundo donde estaba, todas las cosas que tuvo que hacer; sólo decidí escucharlo, no quería opinar nada, y al final lo abracé tan fuerte como pude.

Caminamos las grandes aceras del centro, acompañados de los faroles en cada esquina, la luz de los automóviles nos guiaban hasta donde quisiéramos llegar. Pero justo al final de la acera se detuvo Robert, era ahí donde estaba su coche. Abrió la puerta y me invitó a pasar y recorrer la ciudad.

Le confesé que fumaba, se lo tomó tranquilo, pero como todos me advirtió que lo dejara antes de que el cigarrillo no me quiera soltar. Él me confesó que estaba tratando de dejar el cigarrillo, pero que este ya formaba parte de su vida.

Fumamos, por primera vez juntos, compró dos latas de Coca-Cola. Recorrimos la ciudad, hablando, bebiendo Coca-Cola y fumando, volvimos a conectar y con más fuerza que antes, en intervalos de tiempo le regalaba un beso, y él igual a mí. Había olvidado a todo el mundo, era sólo él y yo, esa era la manera de la que yo veía sus escapes, y es que estábamos escapando del mundo. Fue increíble sentirme feliz a plenitud.

Volvió a pasear su mano por mi rodilla, y todo estaba bien otra vez, no iba a hacer como antes, pero si estaba bien y eso era lo que importaba.

Lo amaba.

—Vamos a llevarte a casa, es muy tarde y tu madre debe estar preocupada.

Asentí. Mire por la ventanilla del coche, y luego volví a mirarlo, desprevenido, concentrado en la carretera. Sonreí en mi interior, la felicidad que sentía era inefable. Detuvo el auto y me dirigió su mirada, ese brillo que yacía en sus ojos. Pensé vacilante antes de pronunciar tan sólo tres palabras seguidas de un beso, cálido y único.

—Te amo, Robert.

—Yo también te amo, Eric.

Mamá me esperaba con la cena servida en la mesa, ella veía televisión y Edward a mi lado comiendo, una deliciosa pasta con camarones y otros mariscos —no recuerdo sus nombres—, Blue estaba afuera en el mueble con mamá ronroneando y jugueteando con un bolígrafo. Terminé de comer junto con mi hermano, sacié toda mi ansiedad, me sentía un ser completo, alguien que no tenía todo lo que quería, pero sí, todo lo que necesitaba.

Con toda mi conmoción me fui a la cama, acostarme y agradecer por este maravilloso día, tan lleno de felicidad, que no quería que nadie lo estropeara.

Mensaje de R.W.

—Gracias por hacerme este el mejor día de mi vida, ¿Cuándo será el momento que duermas conmigo? Quiero despertar y lo primero que vean mis ojos seas tú.

Y para convencerme que ha sido también el mejor día de mi vida, Robert me envía ese mensaje, me he quedado sin palabras para responderle y hacerle sentir que sintió lo mismo, aunque a veces no hace falta decir las cosas para que saber que realmente se siente.

—Muy pronto, amor, ya verás que también será la mejor noche de nuestras vidas.

Hellooooo! Disculpen todos, tengo todo friamente calculado, sé cómo quiero que termine la historia, tan sólo le añadí otras cosas, que quizás en un futuro tengan resultado. Gracias por leerme, los amo un montón<3

Sombras AzulesWhere stories live. Discover now