Sueño.

2.6K 283 4
                                    

Capítulo 3

Sueño

Se encontraba sin zapatos en un lugar oscuro y desconocido, se abrazó a sí mismo. Tenía frío.

—¡Hola!— gritó, —¿hay alguien?— no hubo respuesta, —¿Rafael, esto es una broma?—, obtuvo el mismo resultado.

Comenzó a caminar cuando sus ojos se empezaron a acostumbrar a las penumbras, estaba en un bosque; aspiró el aroma, —pinos, son pinos— musitó, pero no recordaba algún lugar donde hubiera tantos como esos.

Una fría ráfaga hizo que se abrazara aún más fuerte, tiritó, luego cayó de rodillas y se encorvó. ¿Dónde estaba?

Exhaló y vio el vaho salir de su boca, el aire frío quemaba sus fosas nasales y había secado su piel.

—Cristian— la voz de una anciana lo llamó, —has crecido sano y fuerte, ya casi llega el momento, cariño.

Se incorporó y a lo lejos, bajo la luz de la luna, divisó una silueta; era una mujer con un largo vestido de encajes negros.

—¿Quién eres?— preguntó al ponerse de pie, —¿Cómo sabes mi nombre?

—No te asustes, tesoro; habrán grandes cambios, sólo te pido que confíes en la familia, ellos te guiarán—, por más que intentó agudizar su vista no pudo distinguir el rostro de la anciana, estaba oculto entre las sombras que daban los enormes pinos.

Otra ráfaga más fría que la anterior lo obligó a hacerse un ovillo, cerró los ojos fuertemente y luego sintió calor, al abrir los párpados se dio cuenta que estaba bajo sus gruesos edredones, sano y salvo en su habitación.

Salió de la cama y fue el baño, sus pómulos estaban fríos y sus labios resecos, el chorro de agua se sintió tibio, lavó su rostro y se miró al espejo.

Una pesadilla, hacía tiempo que no tenía una así, que se sintiera real. Regresó a su cama, tal vez se estaba ahogando en un vaso de agua, probablemente su preocupación sobre pertenecer al equipo de futbol le estaba ocasionando esos malos sueños.

Miró el reloj, cuatro treinta de la mañana, volvió a acomodarse bajo las sábanas, dentro de tres horas debía levantarse para acompañar a su madre así que decidió intentar dormir de nuevo.

**

—¡Cris!— lo llamó la mujer, —debemos ir al mercado.

La familia había desayunado y su padre ya se había ido al trabajo, por lo que era hora de iniciar las labores domésticas.

—¡Voy!— contestó el muchacho y bajó rápidamente las escaleras, había ido por un abrigo, la mañana era algo húmeda.

—No tardaremos— anunció ella, —lava los platos y luego ve a terminar de desempacar; hoy mismo debe quedar lista tu habitación— se dirigió a su hijo mayor, él sólo hizo una mueca de disgusto y asintió sin remedio.

—Es un lindo pueblo, ¿no crees?— preguntó ella y luego tomó del antebrazo a su hijo menor. Todos le llamaban "pueblo" pero en realidad era una pequeña ciudad, o mejor dicho, una sencilla ciudad.

—Sí, es bastante tranquilo— contestó.

—Me alegra que así sea— luego buscó su mirada, —¿vas a estar bien?— cuestionó la mujer.

—¿Por qué no lo estaría?

—Es que nunca me has causado problemas, siempre has sido un niño muy obediente.

—¿Y eso es malo?

—No— contestó ella luego de pensarlo unos segundos, —pero no es normal—; el alto sólo rodó los ojos al escuchar la risa de su madre después de decir aquello.

Medianoche. (GDV 01)Where stories live. Discover now