Lobo.

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Capítulo 13

Lobo

—¿Ximena?— dijo Cristian, a lo que el pelirrojo volteó para buscarla con la mirada.

—¿Qué hace Ximena aquí?— exclamó Abel al momento que bajaba del vehículo, el alto lo imitó.

Ambos caminaron varios metros hasta alcanzar a los dos mayores, para ese entonces la lluvia ya había desaparecido.

—¡Cristian! ¡Abel!— exclamó ella; —olvidé que tú también estudias aquí.

El último nombrado ignoró el comentario e impidió que su acompañante contestara el saludo diciendo, —Ey, ¿a qué se debe tu visita?

—Vine a buscar a Uriel y a Ari, pero parece ser que....

—¿Ariel está aquí?— interrumpió, lo menos que quería era encontrarse con ella y tener una de esas extrañas discusiones frente a los Krell.

—No, permíteme terminar de hablar, eres un desesperado— frunció el ceño, luego continuó, —vine a buscarlos pero parece ser que ya se fueron, los muy ingratos no me esperaron.

Abel estaba a punto de contestar pero se dio cuenta de que alguien lo observaba, se percató de la pesada mirada que recaía en él, era Rafael. Tragó saliva, sintió algo extraño, tal vez temor. Desde su último encuentro lo había estado evitando y tampoco le había mencionado sobre ello a Cristian, no creyó que fuera relevante, sin embargo, en ese momento parecía estar siendo analizado.

Lo miró, trató de encararlo pero enseguida el mayor de los Krell se dirigió a su hermano; —Qué bueno que te encuentro, Jaime, el chico del equipo de futbol estuvo preguntando por ti; le dije que estabas ocupado con tus deberes.

—Gracias.

—Abel cariño, ¿podrías llevarme a casa?— intervino Ximena, —Julieta hizo el favor de traerme hasta aquí, pero como ese par de malagradecidos se fueron no tengo como regresar.

Abel rodó los ojos, —de acuerdo.

—Eres un angelito— exclamó y lo tomó del antebrazo con la diestra mientras que con la otra aún sostenía su paraguas ahora cerrado.

—Fue agradable platicar contigo Rafael— tiró de Abel, —es hora de irnos; despídete de Cristian— le ordenó.

—Suéltame, no tienes porque jalarme así— trató de zafarse pero fue inútil.

—¡Nos vemos pronto!— exclamó Ximena y arrastró a Abel consigo hacia el auto.

Definitivamente ese había sido un encuentro bastante extraño pero divertido, Ximena parecía estar llena de vida.

—¿Dónde estuviste?— preguntó Rafael cuando ambos hermanos llegaron a casa después de las pocas clases que tomaron, justo cuando cada uno se disponía a entrar a su propia habitación, —porque no creas que no me di cuenta de que faltaste a las primeras asignaturas.

—Rafa, yo...

—Estabas con Abel, ¿verdad?— interrumpió, —¿Es cierto que ustedes están juntos?

Un sonrisa se dibujó en sus labios y luego dejaron escapar un "sí".

El gesto fue imitado, en verdad Rafael podía ver que su hermano era feliz; nunca jamás le había preguntado por sus preferencias, y siendo honestos la familia era muy abierta a ello; incluso años atrás sus mismos padres bromearon con el hecho de que Rafael tenía un compañero en la escuela que lo "odiaba", eran igual de buenos en el baloncesto y los señores Krell decían que "del odio al amor había sólo un paso".

Medianoche. (GDV 01)Where stories live. Discover now