Con una mirada.

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Capítulo 15

Con una mirada

Entró a hurtadillas por el balcón de su recámara y se echó a la cama no sin antes cerrar las cortinas.

—Abel— Ricardo abrió sin tocar previamente, —por fin llegas.

—¡Ricky!— se sorprendió.

—Creo que solo yo noté tu ausencia durante toda la noche, y aunque Samuel lo haya hecho ya está acostumbrado a tus escapadas de niño rebelde.

Porque en el pasado Abel solía hacer sus rabietas y escapar a media noche.

—¿Sólo entraste para decirme eso?— se tapó con el edredón.

—No, no solo eso— se acercó más para poder hablar en voz baja, —sino que ayer por la noche André, Claudia y Samuel tuvieron una reunión en el salón principal y también se comunicaron con Ximena, parece que los portales han presentado más actividad y una fuga de energía mayor a la normal; temen que si esto sigue así los antiguos dueños de los talismanes intervengan.

—¿Qué?— aventó las sábanas de repente al exclamar aquello y se sentó, —eso no puede ser, se supone que...

—Lo sé, pero es todo lo que escuché y creí conveniente que lo supieras, puede ser que en una de esas toda la familia Sanz se presente en nuestra casa, incluyendo a Ariel.

—Ella ya me tiene sin cuidado— se acomodó para darle la espalda.

—Sea como sea, sé precavido; ahora que eres más cercano a un huma... a Cristian, las cosas podrían ser más peligrosas; sólo sé cuidadoso, ¿de acuerdo?— palmeó los omóplatos del menor y se retiró.

**

—Te ves muy sonriente el día de hoy— dijo Rafael al ver a Cristian colocarse los zapatos, iría a la escuela más temprano de lo habitual, tenía planeado ejercitarse y luego tomar una ducha en las regaderas de allí.

—¿Eso parece?— se terminó de atar las agujetas y se puso de pie. La verdad es que sí lo estaba, le había dicho a Abel lo que sentía: le quería.

—Hermanito— se acercó, tanto como si lo que tuviera pensado decirle fuera un secreto, —sé que no estuviste sólo anoche.

Lo ojos del menor estuvieron a punto de salirse de sus cuencas, —¿Qq-qué estás diciendo?— tartamudeó.

Rafael soltó la risotada, —la verdad es que sólo lo sospechaba, pero con tu reciente expresión lo confirmo.

Cristian lo miró con furia, —estás loco.

—Tal vez lo esté, pero no soy tonto; sé que alguien estuvo contigo. Lo que hayan hecho no lo sé ni me incumbe— levantó los hombros de manera despreocupada, —sólo ten cuidado— lo último lo dijo de manera más seria, no había ni una pizca de juego en sus palabras ni su mirar.

El otro suspiró y luego dijo, —sé que estuvo muy mal dejar que alguien me visitara a esa hora de la madrugada. Creo que debo decirle a mamá y a papá que yo...

—No me refería exactamente a eso— colocó una mano sobre su hombro, —la gente habla, Cristian.

—¿Crees que eso me interesa?

—Yo sólo creo que debes tener precaución, ya que aunque digas que eso no importa a veces las palabras y los malos entendidos hieren más que las acciones— se alejó, —debo irme.

—¿Tú también vas a la escuela?

—Claro que no; tengo un asunto que atender— tomó la bicicleta que ambos compartían, —ve con cuidado— subió a ella y se fue.

Medianoche. (GDV 01)Onde histórias criam vida. Descubra agora