48. ¡El ataque de las cubetas!

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El jueves por la mañana, antes de ir a clases,  bajé al sótano. Quería ver lo que contenía un baúl que había allí. Lo abrí y encontré un cuchillo, un cúter, un destornillador, unas tijeras, una varita de magical girl... también una auténtica katana, que tenía una etiqueta que rezaba "Recuerdo de Kyoto, 1900"... qué antigüedad.

Cogí el destornillador y pensé en mi rival, la profesora de Psicología. No iba a poder enfrentarme a ella directamente, tenía que acabar con ella desde las sombras. Y tenía una ligera idea de cómo hacerlo.

Estaba en el instituto, a la hora del recreo. Estuve espiando a la profesora todo el rato. Estaba todo el rato en la sala de profesores, excepto un rato que fue a por una bebida de la máquina. Después de estar un rato hablando con la profesora de Educación Física sobre erotismo, se tuvo que ir al baño. Vaya, es lo que pasa por hablar de guarradas y beber~ 

Me di prisa y subí a la azotea para rellenar una cubeta con agua ¿por qué? Porque era indispensable para mi plan. Pero Senpai me vio.

- ¡Aishi-chan! - me saludó. Mi corazón dio un vuelco. Se había aprendido mi apellido. Me trataba de "-chan" ¡N-me había saludado!

- S-S-S-en... p... 

Me puse de los nervios y él hizo una mueca de extrañeza ¡Maldición! ¡Seguro que pensaba que era una chica rara! ¡No podía!

Sonreí dulcemente aun estando ruborizada hasta las orejas.

- Buenos días, Yamada-senpai.

- Espero que vaya todo bien. Hacía tiempo que no hablábamos.

- S-Sí, jeje ^_^

Senpai miró los cerezos del lugar. Fijó su mirada en el gran árbol que destacaba a lo lejos por una pequeña elevación de tierra que había a sus pies. Era el árbol que unía a las parejas... Si no fuera porque quería llevar a  Senpai allí algún día, lo hubiera talado hacía mucho tiempo.

- Qué hermoso es ese cerezo. Incluso estando fuera de temporada, sigue floreciendo.

- A-Ah.. O-Oh... S-Sí ^_^

- Por cierto, ¿para qué estás rellenando esa cubeta?

Miré la cubeta llena de agua ¡Oh, no! ¡Tenía que irme si quería que el plan funcionase! Salí corriendo.

- ¡Me tengo que ir! ¡Hasta luego!

Senpai volvió a decir mi nombre en señal de que parase. Qué bien sonaba cuando salía de sus labios... ¡pero ahora tenía que matar a la profesora!

Al entrar  en el baño donde estaba ella, oí el sonido del váter. Rápidamente saqué el destornillador y me deshice del interruptor, dejando al descubierto los cables rotos. 

- ¡Eh! ¡¿Quién ha apagado la luz?! Salió y le tiré la cubeta de agua. 

- ¡KYAAAAH! 

Al estar a oscuras, no me veía. Me escondí mientras ella gritaba:

- ¡Estoy empapada! ¿Quién es el gracioso que ha hecho esto?!?! 

La profesora fue a buscar el interruptor para dar la luz, sin embargo, aquello fue su perdición. Al encontrar los cables, salieron chispas por todo el cuerpo mientras se movía. Se estaba electrocutando.

Su dedo logró librarse de la fuente de electricidad, sin embargo era tarde. Cayó tiesa y muerta. Contemplé su cadáver satisfecha y salí corriendo con la cubeta, asegurándome de que no dejaba huellas. Una menos.


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