Capítulo 2: Cadena de plata.

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Aviso: Capítulo anterior editado.

Me acerqué con cautela, con miedo a que se levante y agarre la cuchilla y lo use en mi contra. Solo quería que todo eso sea un sueño, algo que no podía contarle a alguien porque me haría ver como una loca.

En cierto modo esto también me hacía ver como una loca asesina.

Si todo eso era una alucinación sería mucho más fácil lidiar con ello, pero para mi vida anormal esto si era real y tenía que tener cuidado.

Recargé y luego puse en su lugar la palanca del arma.

Me dirigí con mi arma levantada hacia él, miré a mi alrededor con miedo a que esa cosa horrible pudiera volver.

Luego me acerqué, ninguna alarma de sospecha sonaba.

Me puse de cuclillas junto al muchacho y lo observé. Tenía aspecto de ser de mi edad y no había casi nada sobrenatural en él, exceptuando las enormes alas que están estiradas en su espalda como una extremidad.

Tenía una belleza compleja, altos pómulos con piel de marfil, nariz recta y abundantes pestañas largas. Todo, exactamente todo, es hermoso en él, hasta sus desplegadas alas grises que formaban un arco en el medio, hasta su esbelto cuerpo grabado con fuertes músculos. Tenía plumas largas alisadas y perfectamente ubicadas que mis dedos picaban por tocar. Pero no lo hice porque esta podría ser la causa de mi desgraciada vida.

Lo primero que tenía que hacer era revisar su pulso, puede que estaba fingiendo ya que no había sangre por ningún lado y el agujero que antes había ya no estaba. Toqué su cuello y rápidamente aparté la mano, su piel estaba fría y aparte de eso una descarga eléctrica recorrió las yemas de mis dedos, no como una descarga eléctrica normal, sino como un rayo de energía que hizo que mi cuerpo se estremeciera.

Un nudo se formó en mi estómago y las lágrimas picaban de nuevo.

Tenía que tocarlo de nuevo y la siguiente vez no ocurre mucho, aunque no sentía su pulso.

Solté una letanía de maldiciones.

No pudiendo aguantar el temor, las lágrimas bañaron mi mejilla y cayeron sobre su torso desnudo. Los miles de sentimientos que pasaban por mi corazón era como tener la espada clavada en él.

Un chico, había matado a un chico.

Alcé la vista al cielo sollozando.

Esperé a que el muchacho se levantara y que me dijera que todo eso fue una broma. Pero claro que no lo fue, porque yo había decidido tomar la winchester y dispararlo, y nada de eso fue un juego de mi parte.

Bajé la vista y lo observé de nuevo. Un movimiento de su pecho me sobresaltó. Me levanté apresuradamente y me puse a la defensiva.

Momentos antes estaba muriendo de dolor y luego lo apuntaba de nuevo con el arma. Su pecho subía y bajaba constantemente y sabía que estaba vivo.

Di gracias al universo por haberle devuelto la vida,
hasta que recordé que podía ser algo maléfico y tratar de asesinarme devolviéndole el golpe. Nadie sobrevivía a un disparo. Mucho menos al corazón y no sangrar en el instante.

Pensé en algo para controlarlo.

Miré a mi alrededor, hasta que mis ojos se toparon con la cadena que cerraba el cobertizo.

Situaciones extremas requerían medidas desesperadas.

Hola. Solo quería darles las gracias por sus votos y recordarles que esto no está revisado, no sé si hay algo mal en lo que escribí o falta algún signo de puntuación. Lo hago con muy poco tiempo, por el tema de la cosecha y la siembra y la universidad y aquí está el resultado. Gracias.
☺😊

Disparar A Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora