Capítulo 15: Ángela.

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Sube, baja, sube, baja.
Mi cómoda cama parecía tener vida propia. Subía y bajaba como un trampolín. Tenía calor propia y unas ondulaciones que mis manos se encargaban de tocar.
Suave, como una nube.

Quería más de ese calor abrasador que me confortaba. Encontré el borde de lo que parecía ser la sábana. Y metí mi mano debajo de ésta.

Sentí la dureza de la cama. Apreté mis dedos que se hundieron no menos de unos milímetros.

Segundos después.

Pum pum, pum. Pausa. Pum pum, pum.

Tambores sonaban en mis oídos. Tambores que emitían una pausa después de un ritmo descontrolado. Como un crescendo.

Dejé que mi mano corriese hacia abajo y, sentí un material metálico frío, de forma redonda.

Como una pretina.

Corrí mis manos más abajo y sentí unos dedos que detuvieron mi camino. Dedos fríos, agarre de muerte.

Abrí los ojos de par en par. Me costó un minuto recordar en donde estaba y sobre quien.

Las herramientas, cuerdas y serruchos en la pared se alineaban y proferían un aspecto tenebroso.

Había estado haciendo mi tarea de literatura, Julian estaba recitando un poema y juntos contábamos los versos, buscábamos las rimas entre risas y bromas.

Hasta que me quedé dormida en su hombro.
Y ahora estaba sobre su cuerpo, en el cobertizo.

Los tambores dejaron de tocar. Alejé mi mano rápidamente. Sabía que para ese momento ya estaba roja. Como la bandera de Japón.

Pero, ¿Qué era ese ruido debajo de mi oído similar a los latidos de un corazón?

Levanté mi cabeza, y ahí estaban sus ojos. Cálidos a pesar de tener un color como nubes en una tormenta.

La luz solar que se filtraba por el cristal de la ventana iluminaba sus rasgos. ¿Haber puesto sin querer una mano en su entrepierna lo había... Despertado? Según el libro que había leído los ángeles tenían esa capacidad. Los nefilim eran una raza de ángeles vagando por la tierra. Cuando un ángel estaba enamorado de una humana y tenían relaciones podían procrear y nacían hijos con capacidades sobrenaturales. Eso significaba que ellos estaban bien en sus facultades congénitas. ¿Cierto?

Aunque en la sección 2 de la página 103 línea diez, hablaba de la necesidad de cambios. Cambios que sólo el altísimo podía dar para que un ángel pueda estar con una humana. Sin esos cambios, el ángel caía del cielo y se convertía en esclavo del infierno.

Eso quería decir que había personas que alguna vez fueron ángeles vagando por la tierra con una familia feliz.
La pregunta más importante era ¿Los nefilim tampoco nacían por el estómago?

Ejem... Parecía que mamá me había traumado con su perorata.
Él apartó un mechón de mi cabello castaño. Y me miró con una sonrisa.

—Annabelle, hablas mientras duermes.

Me obligué a despegarme de su cuerpo. Me había, prácticamente, subido encima de él acurrucada.— No lo hago.

—Lo haces. Siempre ronroneas como una linda gatita.

Papá me había dicho que a veces me encontraba murmurando en sueños. ¿ Y si había dicho algo que no debí?

—¿Me has observado mientras dormía?

—No puedo dormir. Además no es la primera vez que lo hago.

Mi boca cayó abierta. La cerré a continuación. 

Disparar A Un ÁngelWhere stories live. Discover now