Capítulo 10: ¿Un ave?

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–¿Vas a comerte todo eso princesa?

Recargué más en mi plato de la comida china que mis padres trajeron cuando llegaron. Era tarde, pero mi papá insistió en tener una cena en familia.

–Claro, pá. Estoy famélica.

Mi madre me miró como diciendo "Engordarás, gorda" No lo era, si ella quería una hija modelo yo no estaba disponible.

La verdad era que no todo era para mí, era para Julian.

Debía comer despacio, lentamente, mientras mis padres charlaban sobre una que otras cosas del trabajo. Hablaban sobre corazones artificiales y la accesibilidad a ellos. Creo que por eso ellos se enamoraron; se entendían entre ellos y congeniaban. Aunque no trabajaban juntos, en el mismo lugar, tendían a opinar sobre los pacientes del otro. Yo solo miraba mi comida y pensaba en cómo se suponía que iba a averiguar algo de Julian si no sabía por dónde comenzar.

Mi madre bostezó y se levantó recogiendo su plato y luego lavándolo en el fregadero.

–John, iré arriba –le dijo a papá. Volteó hacia mí– Buenas noches, Annabelle.

–Buenas noches, má.

Papá miró sorprendido hacia nosotras, mamá ignoró la mirada de amor que le dirigió papá y se fue.

Cuando mamá desapareció escaleras arriba, papá levantó las dos cejas hacia mí.

–No me mires así papá.

–Bueno, iré arriba. –dijo levantándose– Te quiero, princesa, duerme bien.

Me dio un beso en la frente y subió a galope por las escaleras; conociendo a papá quería felicitarle a su esposa sobre su mejor relación con su hija.

Media hora después agarré mi plato que aún estaba repleto de comida china y me dirigí al cobertizo.

Dejé el plato sobre la mesa, mientras Julian que se encontraba sentado en la silla, estaba afilando su espada. El sonido ensordecedor de la lima contra la hoja de la cuchilla, hacía que mis bellos se erizaran, provocando que mi labio quedara atrapado entre mis dientes. Había un montón de herramientas a su disposición para tratar de salir, pero él sólo se encontraba ahí sentado, admirando su espada que brillaba bajo la luz de la bombilla y pasando la áspera barra de la lima reiteradas veces sobre la hoja.
Esa imagen sólo me hacía recordar algo, sus alas ya no aparecían por ningún lugar. Y había un montón de cosas con alas.

Sin decir una palabra salí del cobertizo, y me dirigí a mi habitación.

Toda la casa ya se encontraba a oscuras, excepto mi habitación. Saqué mi laptop y entré en el buscador de google.

Miré el palito intermitente en la barra del buscador, esperando a que las letras salgan de él. Esa era una cuestión, ¿Qué pondría en el buscador?

Decidí que lo mejor era escribir: alas.

Después de lo que pareció una eternidad, mi internet funcionó, una desventaja más de vivir en este lugar, la señal era pésima.

Más de mil resultados, entre ellos:

Animales como la paloma, búhos, mariposas. Millones de especies alados.

Decidí pensar más profundamente sobre lo que en realidad quería.

Invisibilidad, recordando que yo no podía verlo. Fuerza, recordando el agarre que tenía sobre esa criatura que se esfumó en el aire. Protección, recordando sus palabras. Alas, recordando esas dos cosas que brotaban entre sus omóplatos.

Disparar A Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora