capítulo 11: Caída libre.

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Cuando llegué a la puerta del autobús le di una mirada de disculpas al conductor y subí para sentarme al fondo.

Después de unos veinte estudiantes más por fin llegamos al instituto.

Me bajé de un salto, mirando a mí alrededor, buscando a mi mejor amiga. Debería verla desde donde estoy porque es más alta que una típica estudiante de secundaria.

-ANN -escuché que alguien gritaba mi nombre.

Giré sobre mis talones hacia la voz tan reconocida.

La vi corriendo entre los estudiantes hacia mí.

-AAAANN-gritó de nuevo, a pesar de que ambas nos habíamos localizado.

Era demasiado dramática, que pensaba que sólo lo hacía para llamar la atención de los guapos chicos deportistas, quienes sí se daban la vuelta para apreciar las largas y tonificadas piernas de mi amiga, Ángela Sky.

Su cabello del color del oro fundido y sus grandes ojos de color azul hacia que su belleza fuera de otro planeta, si no fuera mi amiga y no la conociera bien, diría que es una modelo en su tiempo libre.

Como una posesa se dirigió a mí con los brazos abiertos; demostrado efusividad, hice lo mismo.

-Te he extrañado mucho, nena.

-También yo- y eso que sólo fue un invariable fin de semana; imagínense una semana entera.

Ángela se despegó de mí con un último apretón.

-¿Todo bien? -preguntó, mirando por encima de mi hombro, buscando a alguien.

Miré también y no logré ver a nadie, excepto el autobús escolar.

-Sí, ¿Buscas a alguien?

-Debió... -comenzó murmurando, luego se aclaró la garganta -. No, olvídalo

Tenía el ceño fruncido, algo que no es común en su bello rostro. Esta mañana decidí no contarle nada a Ángela sobre lo sucedido con Julian. No sabía cómo lo tomaría, la conocía desde hace muchos años, pero no lo suficiente para anticipar su comportamiento ante algo así. Era bastante malo que supiera sobre mis citas con un psicólogo y el grupo de personas-problemáticas (pacientes del doctor Smith).

Todos los estudiantes ya habían entrado y estaba a segundos de sonar la campana. Apresuré a Ángela hacia el instituto; teníamos Matemática a primera hora y no pensaba llegar tarde para recibir una retención y la mirada acusadora del profesor Stuart.

No era una chica cinco, si no que era del promedio. No me esforzaba demasiado como para ser tratada una nerd, sólo trataba de mantener un perfil bajo...uno normal, sin llamar la atención pero tampoco para ser tratada como una friki o una renegada.

-Estaba pensando en ir a Hope's después de clases.

-Suena bien. -dije, estaba comenzando a pensar que ella sólo tenía cabeza para ir a Hope's.

Hope's era el local cerca de la escuela a la cual íbamos para comer cada vez que queríamos, y prácticamente lo hacíamos todos los días; éramos, ambas, como las clientas más fieles que tenía el lugar.

Solo de pensar en las deliciosas donas que me están esperando se me hace agua en la boca.

Entramos a clase justo a tiempo. Todos se detuvieron de hacer desastre en el salón miraron al frente como tiernos angelitos creyendo que el profesor maléfico había entrado.

Tiernos angelitos. No había competencia con Julian.

Julian, quien se encontraba solo estos momentos.

Disparar A Un ÁngelWhere stories live. Discover now