Capítulo 14: Personas extrañas.

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Me acosté temprano esa noche con el libro en mi mano.

Leí hasta donde pude. Escuché la puerta de mi habitación siendo abierta y puse una extensa sonrisa en mi cara. Había escuchado la puerta del garaje antes. Papá estaba aquí.

Miré a la persona que iba a entrar por la puerta y me topé con unos ojos azules.

 Mamá estaba aquí. ¿Qué hacia mi madre aquí en vez de mi padre?

Mi día se estaba poniendo cada vez más extraño. Al igual que mi madre.

Se paró frente a mi cama. Puse a un lado el libro de mitología. Sus ojos siguieron mis movimientos. No quería que vea el libro. Se pondría histérica y llamaría al doctor Smith.

-¿Mamá? ¿Papá está bien?

-Annabelle-dudó un momento-, tu padre estaba muy cansado. Espero que tengas una excusa para el Jarrón.

Abrí los ojos ampliamente. Ella tan directa.

-Yo eh... se...er...-respiré hondo-, se cayó de mí.

Su expresión se suavizó. Aquella mirada era real. ¿Estaba soñando con el día en que vería a mi madre perdonarme por algo?

-Me hubiera gustado que tuvieras más cuidado. Ese jarrón lleva años en la familia, al igual que las cosas en el desván que he guardado para que no los rompas- suspiró.

Dudó para sentarse en mi cama. Pero lo hizo. La cama se hundió bajo su peso.

-Lo siento. -dije.

-Oh Annabelle. No me importa que lo hayas roto, era de mi madre, las cosas que pertenecieron a ella no me importan mucho.

Fruncí el ceño. ¿Había hecho algo malo mi abuela ya muerta? Bueno, no tenía una cara amigable en la foto de la sala.

-Lo que siempre importa es la honestidad. Me hubiera gustado que también me lo hayas dicho, pero supongo que no lo sabes hasta que lo preguntas.

"No lo sabes hasta que lo preguntas" era cierto. Y quería preguntárselo a mi madre que siempre mantuvo un silencio entre nosotras. Había cambiado de actitud últimamente.

-Mamá. ¿Cómo conociste a papá?

Ella se tensó visiblemente y apartó la mirada. Suspiró y murmuró algo ininteligible algo así como: Sabía que llegaría este día.

-Bueno. Tu abuela movió cielo y tierra para encontrarme un marido - no me miró a los ojos. Tenía una nota de inseguridad en su voz.

No creía que esa fuera una respuesta completa. Había mucho detrás que tenía miedo de descubrir.

-Te casaste con él.

Ella asintió.

-Lo amaba, aún lo amo. Luchamos mucho juntos, pero hoy estamos aquí y tenemos a una hija a la que adoramos. Sé que no he sido una buena madre para ti. Pero quiero que sepas que te quiero a pesar de todo.

Se me aguaron los ojos. Mi madre parecía sincera. Tendría que preguntarle a papá después.

-¿Hay un chico que te gusta?

Mierda. No quería tener una conversación así con mi mamá. Pero tampoco quería mentirle. Lo había hecho mucho con Julian últimamente.

-Sí.

-Creo que debería darte la charla.

Y así fue cómo soporté la charla que en la escuela ya nos habían dado. Si a ella le gustaba y era su primera experiencia como madre, después de años, dejaría que lo hiciese. Incluso me dio una caja de protección. Se aseguró que lo llevara a todas partes. Era peor que la charla sobre mi periodo que hizo mi papá. Genial. Tendría toallas femeninas y protección para todos.

Disparar A Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora