VIII

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Tendido sobre su cama, Lázaro miraba la hora, las doce y cuarto, abandonando por un momento su obsesivo pensamiento: Isabel.

Llevaba toda la mañana pensando en la noche anterior. En como Isabel y él fueron uno, por primera vez. Pero no por última, esperaba.

"Por siempre, uno", recordó el título de aquella canción de Yngwie Malmsteen. Pensó en levantarse para buscar el Seventh Sing,pues le apetecía escuchar la balada. Se lo pensó un poco.Finalmente, apoyó los nudillos en el colchón y se levantó de sopetón. No tardaría mucho en arrepentirse.

Aquella mañana, tal y como prometió a su amiga-amada-novia-amante, esperó a su despertar, que se sucedió al amanecer, cuando los rayos del sol se posaron suavemente en los tiernos ojos de Isa, que, tras intentar ocultarse de su luz, abrió los ojos, ocultos ya con la sombra de los dedos de Lázaro, que llevaba ya rato despierto, contemplando y acariciando suavemente el ovillo en el que estaba convertida Isabel en la que les pareció la noche más cálida del verano del 2006.

Desde luego, para ellos lo fue.

Eran entre las seis y las siete. Las siete fueron cuando, finalmente, se vistieron y se fueron de la vieja casa.

Durante el camino hasta la casa de Isabel, no cruzaron una sola palabra. Se limitaron a caminar abrazados, intercambiando miradas cómplices y cargadas de alegría mezclada con falso pudor. Finalmente, se despidieron con un beso y una cita para la tarde siguiente... la de ese mismo día.

Al llegar a su casa, en el mayor de los silencios, Lázaro se dirigió a su cuarto y se acostó. Eran cerca de las ocho.

Hacía menos de cuatro horas que se durmió. En la vieja casa de Isa, apenas concilió el sueño. En ninguna de las dos ocasiones pudo descansar debidamente.

Fue por eso que los colores se confundieron cuando su cabeza aumentó de peso al levantarse con tanta violencia.

Se llevó las manos a la cabeza, y vio, debajo de la mesa,sobresaliendo, el cuaderno que le trajo Ángeles horas antes de que se convirtiese en su prima política.

Olvidando la música, se dirigió a su diario. Lo sacó del montón de trastos inútiles, y lo abrió por la primera página.

"Si algo me pasase (¡Cielos, espero que no!), este cuaderno debe caer en manos de María de los Ángeles Soto Pelayo. Firmado, Lázaro Sanjuán Ortiz. 13-V-1999"

Bueno, eso era algo de lo que nunca estuvo del todo seguro, pero, después de todo, Ángeles era su mejor amiga.

Eso lo escribió cuando ya llevaba bastante tiempo con ese viejo cuaderno. Lo recordó al ver la primera entrada.

"6-X-1997

Siguiendo el consejo de Dani, quien, en un alarde de fe en mi persona, dice que debería escribir un diario, para cuando sea un famoso dibujante de cómic, las generaciones venideras puedan conocer el camino por el que me guió el destino, y cómo ello influyó en mi obra. Dani está colgado. Pero me convenció. ¿Y qué carajo voy a contar? Mi vida no es tan divertida. Pero, ¿qué ha pasado hoy? Hoy he conocido a una chavala increíble. Un montón de guapa. Tiene los ojos azules, el pelo castaño, rizado. No es muy alta, pero está para mojar pan. Muy buena chiquilla, parece. Tiene una sonrisa muy bonita. Olga, se llama."

Por aquella época, a Lázaro le pareció que ese cuaderno contaría,principalmente, su historia con Olga. Aunque dejó de escribir cuando, mes y pico después, comenzaron a salir, para sorpresa de propios y extraños. Cuando, seis meses después cortaron, el diario volvió a crecer.

Dani. Apenas podía recordar quién era Dani.

¿Cuándo conoció a Isabel?

"8-VI-1998

Senda de perdiciónWhere stories live. Discover now