XVIII

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Nada.

Por un momento, no hubo nada.

Sólo oscuridad, y Lázaro.

No sabía donde estaba. ¿Realidad, ilusión? ¿Qué diferencia había?Si la ilusión es percepción y la percepción, realidad.

¿Una realidad creada de ilusiones?

Allí estaba él, desnudo, mirando a sus pies. O eso creía. Tenía frío,y hambre, y calor, y sed, y le dolía todo, y no sentía nada.

Miedo.

Era todo lo que tenía. Era todo lo que estaba seguro de tener. Miedo de no saber qué era lo que pasaba. Miedo de no saber qué le pasaría. Miedo porque, lo único que sabía, era que no le gustaría...

- De nuevo estás aquí – se dijo a sí mismo.

- Sí, ya lo veo.

-Ahora al menos, sé cómo llegué aquí.

-Ahora sólo quiero saber cómo salir.

-Pronto lo sabré.

- No estoy tan seguro.

- Yo tampoco. Pero lo intentaré de todas formas.

-También yo.

Lázaro miró a lo que fuera que estuviera arriba, si allí había algo, y echó a andar sin saber a dónde iban sus pasos.

- ¿Adónde se supone que vas?

-¿Cómo quieres que lo sepa? ¿Lo sabes tú?

-Mira, yo tengo tanto miedo como tú, y tantas ganas de salir de aquí como tú, pero no sé si es este el camino.

- Y, sin embargo, eres tú quién echó a andar.

- Y tú quién me sigue.

De repente, Lázaro se detuvo.

- ¿Lo has sentido también tú?

- Sí,así es.

-¡Corre, vamos! ¡Corre!

Lázaro echó a correr en otra dirección, hasta que se encontró a Isabel. Al menos parecía ella.

Pero había dos.

Dos chicas iguales, desnudas, sentadas una a espaldas de la otra.

Eran iguales, salvo por el pelo. Mientras una lo tenía largo y rizado, la otra lo llevaba corto.

¿Quién podría ser esa otra chica? ¿Y por qué sentía que la conocía y la amaba?

- Por fin has llegado – dijo la del pelo largo.

-Creía que nunca vendrías – dijo la del pelo corto.

- He estado esperándote durante mucho tiempo, desde el último parpadeo.

-Desde que el sol salió por vez primera te estoy esperando, y ya empezaba a impacientarme.

-¿Dónde has estado? – preguntaron al unísono.

- He estado buscando – respondió Lázaro.

- Losé, pero no me buscabas a mí, ¿verdad?

-Entre otras cosas.

Entonces,Lázaro advirtió que una de las chicas desapareció, aunque no sabía cuál de ellas.

-Isabel, yo sólo quería encontrarte a ti, pero hay cosas más importantes en este momento. Cosa sin las cuales no te tendría a ti.

Senda de perdiciónWhere stories live. Discover now