XVI

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Un totalmente descorazonado Lázaro avanzaba por el tenebroso mundo de sus recuerdos siguiendo una forma que le era cada vez más difícil de siquiera ver.

-Oye... ¿Cómo era tu nombre?

-Gica – respondió el "cazador de sueños", girándose.

-Gica... es una especie de... no sé...

- Es mi nombre en rumano... ya sabes... como Hagi, o Popescu...

-Vaya – replicó Lázaro -, acabas de perder todo el misticismo que desprendías...

-¿Era eso lo que me ibas a preguntar? – interrogó el guía volviendo la vista hacia adelante.

-¡No! No... Cuando dijiste que conocías el terreno... hablabas enserio, ¿verdad?

-Claro.

- ¿Y cómo puede ser posible que los conozcas mejor que yo?

Gica miró hacia arriba, sin dejar de andar.

-¿Qué ves allí? – preguntó, señalando a las alturas.

Lázaro alzó la vista para ver sólo negrura.

-Nada.

-Exacto. Tú no ves nada. Pero yo veo más allá. Sé que dentro de aquella oscuridad hay muchas cosas. Cosas que ni tú ni yo sabemos ahora qué pueden ser, pero que pronto las descubrirás.

- Tú debes ser muy amigo de Josan, ¿no?

- No mucho, apenas le conozco –. Sonrió -. Nuestra relación es puramente profesional.

- Ya.

-Pero si lo preguntas porque lo que acabo de decir te parece de raros...para tu tranquilidad te diré que... bueno, me temo que no puedo decir nada que te tranquilice.

Lázaro soltó una risa.

-Pues, curiosamente, eso me ha tranquilizado.

Entonces,algo pareció surgir de entre las sombras. Una raya de luz apareció de la pequeña puerta que abría el guía.

-Entra – le dijo.

- ¿Adónde?

Gica adoptó una pose peliculera.

- A ti.

- Eso ya no me tranquiliza.

-Vamos, Lázaro, no tengas miedo.

Gica abrió la puerta por completo, inundando los ojos de Lázaro de luz, y entró a aquello que fuera que se encontraba tras la puerta.

-¿Vas a venir, o te vas a quedar solo en la negrura?

Con un temblor, Lázaro atravesó la puerta para verse en un lugar familiar.

-Jodo, esto es mi cuarto.

- Sí, bueno, es la visión que tienes en tus sueños de lo que es tu cuarto.

- ¿Y cómo es que salimos del armario?

-¿Para qué vale una puerta?

-¿Cómo?

-¿Para qué vale una puerta? – repitió Gica.

-Para pasar de un lado a otro.

- Muy bien. Ten eso en cuenta a partir de ya. Cada vez que pases por una puerta aparecerás en un sitio distinto, y ni tú sabes a dónde puedes ir a parar.

- ¿Y lo del armario?

- Vamos, Lázaro, es todo metáfora.

- ¿Acabo de salir del armario? – preguntó Lázaro irónico.

Senda de perdiciónWhere stories live. Discover now