XIV

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Ya cuando los rayos del sol empezaban a reflejarse en el océano, Lázaro estaba sentado solo, en la orilla, pensando en lo sucedido aquella madrugada.

-¿Quieres?

Lázaro se giró al escuchar la voz de Marcos, ofreciéndole un cigarro.

- No, gracias – declinó Lázaro.

Sin esperar invitación, Marcos se sentó junto a Lázaro, encendiendo su cigarro con un mechero.

-Buena noche, ¿eh? – preguntó Marcos.

- Sí.Mucho.

- Así que conocías a Laura del instituto, ¿no?

- Sí,más o menos.

- Sí, ya.

Marcos pegó una calada profunda, expulsando el humo por la nariz.

-Durante tu último curso en el Isla escuché mucho hablar de ti.

- ¿De verdad? – preguntó Lázaro -. ¿Y eso?

-Laura. La tenías loquita, hijo mío.

- No tenía ni idea.

Marcos sonrió.

- No hace falta que disimules – dijo Marcos -. Laura es mi mejor amiga.Ella me lo cuenta todo. Yo sabía todo acerca de lo que sentía por ti, y de cómo tú ni sabías que existía.

- Bueno – se defendió Lázaro -. Ella tampoco hizo nada por que la conociera.

Marcos sonrió.

- ¿Lo sabe ella también todo sobre ti? – preguntó Lázaro.

Marcos torció el gesto en una mueca.

-Sí.

-¿También lo que sientes por ella?

Marcos estuvo unos segundos en silencio. Compartió con Lázaro la estimulante visión que ante ellos tenía lugar.

Una chica de piel morena y pelo negro, recogido en un improvisado moño, entró en el agua con un brillante y escueto bikini azul. Entró dando saltitos, haciendo que sus dones dibujasen una libidinosa sonrisa en los labios de Lázaro y Marcos. Una vez el nivel del agua alcanzó su cintura, se sumergió, con el pecho por delante, hasta el cuello. Ensayó un par de brazadas, hasta que decidió sumergirse por completo. Pronto salió, de nuevo nadando torpemente. Movida por la marea y su torpe nadar, la chica salió cerca de Lázaro y Marcos. Su piel mojada reflejaba de una forma muy erótica los rayos del sol dela mañana al pasar junto a los nuevos amigos.

-Hola... – saludó el guitarrista, con una lasciva sonrisa.

La muchacha les miró, con una tímida y divertida expresión. Y siguió su camino hasta donde sus amigas la miraban.

- Si supiese lo que ha pasado por esta orilla a lo largo de la noche... –comentó Marcos -. Todo lleno de "Manneken Pis"...

Lázaro rió la ocurrencia de su compañero.

- ¿Lo sabe? – insistió el tatuado.

-¿Laura? – preguntó Marcos -. Sí, algo sabe.

- Y,aún así, está con Pablo.

- Sí,bueno, supongo que no lo puede evitar. Peor para ella, después de todo.

Sus sombras empezaban a aparecer frente a ellos cuando el sol aún no aparecía tras los edificios del Paseo Marítimo.

-Pablo era uno de mis mejores amigos. Por eso me dolió más cuando empezó a salir con Laura.

Lázaro respiró profundo.

Senda de perdiciónWhere stories live. Discover now