15 - "Feliz Nochevieja"

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Decir que pasaría las cuatro horas siguientes a mi salida del estudio con el celular en la mano tecleando posibles respuestas, era admitir que estaba enloqueciendo.

De hecho, lo estaba.

La propuesta de Felipe era genuina, tierna y gentil, pero carecía de lógica.

¿Yo cumpliría el rol de amiga huérfana? Su idea era loable porque él se preocupaba para que no estuviese sola;  no obstante, no era lo mejor.

Un par de semanas atrás habíamos estado a punto de tener sexo en una habitación de hotel cuando él prefirió claudicar, decir que no y dejarme en ascuas. ¿O salvarme el pellejo? Desde entonces, entre nosotros habría palabras en doble sentido, mayor confianza al abordar ciertos temas y un par de momentos en los cuales la tensión sexual era evidente.

Yo le comenzaba a abrir mi corazón. ¿O simplemente fue un aviso de que no era una niña inocente y virginal  que él se había idealizado?

Pretender ir a su casa para fingir que éramos un par de buenos amigos, me resultaba hipócrita. ¿O cuál era el objetivo real?

Releí la quinta posible respuesta a su proposición en voz alta...y la borré de cuajo. Otra vez.

Letra tras letra, desaparecieron de la pantalla.

Mis dedos estaban inquietos, mis rodillas no dejaban de moverse bajo el acolchado con el que me cubrí en el viejo sillón del departamento alquilado por papá.

Con el nervisismo hecho carne, me comuniqué con mi tía; mi confesora, mi mejor amiga. La única que estaba al tanto de mis confusiones con mi jefe.

— Hola Deby! — dije efusiva — .¿Interrumpo alguna sesión?

— ¡Hola querida! — gritó — . En absoluto, la próxima sesión es a las 17. ¿Qué sucede mi pequeña?

Enredé mi dedo en la cobija pensando en el modo de abordar el tema.

— Mirá, te lo resumo...¿te acordás de mi jefe?

— Obvio, ¡cómo olvidarlo!

— ¡No mojés el teléfono, eh!

— Lo intentaré, pero desembuchá y no me distraigas —ansiosa, se ponía a la par de mi relato.

— Bueno, la cuestión es que me invitó a pasar navidad con él y sus padres en su departamento.

— ¿Qué? —con el volumen más alto de lo esperado, su voz retumbó en toda mi casa. Creí que los vidrios estallarían detrás de mí.

— Fue muy amable, sabe que voy a estar sola, sin planes concretos y dedujo inteligentemente que va a ser extraño para mí estar lejos de ustedes— reconocí con nostalgia al igual que ella, quien empezó a sonarse la nariz—Deby...¡no llorés que me contagiás! — miré al techo, evitando que las lágrimas caigan.

— Es que es justo darle algo de razón...— emocionada, suspiró — . Tu madre está como un trapo aunque no lo creas, te extraña horrores por más que sostengas que lo que echa de menos es tener a quién controlar — recuperó el humor— y Ricardo...¡qué decir de ese hombre que es un sol! Tu madre se ha sacado la lotería...

Comencé a llorar como una nena...Felipe estaba en lo cierto: la lejanía resultaría más difícil de lo que imaginé.

— Felipe no quiere que esté triste y como sus padres vuelan desde Barcelona, me invitó de buena fe a su casa, para ir a cenar.

"La elección de una valkiria" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora