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En un acogedor hogar ubicado en el bosque Verde de la región Kanto, una joven rubia miraba por la ventana el último punto que el ojo humano podía observar desde dicha distancia: el monte Plateado.

La joven chica de unos 19 años, estaba bebiendo té, tranquilamente sin quitar la vista de la ventana, que poco a poco se llenaba de gotas de lluvia. Su mirada era melancólica, y no podía evitar que los recuerdos llenaran su mente. Recuerdos que le provocaban nostalgia, y sin duda le hacían mal psicológicamente.

–Yellow.– Alguien diciendo su nombre la sacó de trance, elevando la vista a la dueña de la voz.

–Blue... me asustaste.– Mencionó la rubia con la misma mirada melancólica, pero ahora dirigida a su mejor amiga, castaña de ojos azules y un año mayor.

–Como no, si te la pasas perdida mirando el monte Plateado.– Respondió Blue poniendo sus manos en la cintura a modo de regaño.

–Quisiera que volviera.– Murmuró Yellow bajando la cabeza para admirar su té, que aún se conservaba caliente.

–Ya olvídalo.– Dijo de forma seria Blue, mientras tomaba asiento frente a la rubia.– Sabes lo despistado que es Red, de seguro ni se acuerda de nosotras.

–No digas eso, él sabe que todos los esperamos con ansias.– Yellow se negaba a creer las palabras dichas por su amiga.– Solo está entrenando.

–¿Y qué saca con seguir entrenando si ya es el mejor entrenador del mundo?– Preguntó Blue algo molesta por como Yellow defendía al joven de ojos rojos.– Ya lleva 4 años Yellow, 4 años solo en esa maldita montaña.

–No está solo.– Yellow negó con la cabeza.– Está con sus Pokémon.

Blue suspiró, reprimiendo las ganas de gritarle a Yellow para hacerla caber en sí, para que se diera cuenta que Red ya era historia, pero no podía.

Yellow estaba enamorada de Red desde la primera vez que lo vio, y esos sentimientos que aún seguían, no le permitían darse cuenta de la realidad.

***

Paralelamente, en otra ciudad y en otra región, una chica más joven, de 17 años para ser exactos, de ojos celestes y cabello azul, estaba sentada en la terraza de su hogar, en ciudad Malva, mirando como uno de sus amigos hacía varias sentadillas junto a sus Pokémon.

Por la puerta apareció un joven de cabello rojo y ojos plateados de la misma edad, se sentó junto a la chica y le entregó una manzana.

–Gracias Silver.– Agradeció la chica dándole un mordisco inmediatamente a la manzana, pero sin quitar de vista al chico que entrenaba.

–¿Cuántas horas llevan entrenando?– Preguntó el chico de cabello rojo disfrutando su manzana.

–Dos y media.– Respondió la chica a manera de suspiro que reflejaba desesperación y preocupación.– Terminará lesionándose si no descansa.

–¿Ya le pediste que descansara por el bien de sus Pokémon?– Preguntó Silver comprendiendo la situación de su amiga, más bien su mejor amiga,

–Si, pero ya sabes como es Gold, solo escucha lo que quiere.– Respondió la joven algo deprimida y mirando profundamente al entrenador de ojos dorados.

–¿Quieres que lo detenga?– Preguntó Silver con una pequeña sonrisa maliciosa dirigida a su manzana a medio comer.

–¿Qué planeas?– Preguntó la chica intrigada y a la vez algo preocupada por el futuro bienestar de su amigo que estaba entrenando.

–Diré que fue tu idea, Chris.– Respondió Silver con algo de picardía muy poco común en él.

Sin permitir que Crystal siquiera analizara lo que su amigo pelirrojo acababa de decir, éste tomó su manzana y la arrojó con dirección a la cabeza de Gold. Sin mucho problema, esta dio en su objetivo.

Gold se detuvo, pasó lentamente su mano derecha por el área golpeada, luego la retiró y siguió entrenando, esta vez haciendo abdominales con sus compañeros, Typhlosion, Ambipom, Politoed, Sudowoodo, Sunflora, Mantine, Togekiss e incluso Pichu.

Crystal solo suspiró y Silver puso su mano en su hombro como señal de apoyo, mientras pensaba en alguien. Ese alguien, era el mismo en quién pensaba Gold, solo que con diferente versiones de los hechos. Silver estaba molesto con Red, mientras que Gold, esperaba ansioso su regreso.

***

En el gimnasio de ciudad Petalia, ubicado en la región Hoenn, 3 jóvenes se encontraban en una situación similar. Se trataba de un chico de ojos color rubí, una chica de ojos color zafiro y un joven mayor de ojos verdes y pelo castaño. Los dos más jóvenes estaban en medio de una batalla de 2 contra 2, siendo Swampert y Mightyena los Pokémon del chico de ojos rubíes, y Blaziken junto a Aggron los de la chica. Como árbitro estaba el joven de ojos verdes.

–Ruby, debes mejorar la velocidad de Swampert así como el defensa de Mightyena, mientras que Sapphire, encárgate de la defensa de Blaziken y el ataque de Aggron.– Indicó el joven de 20 años.

–Tienes razón Green, así mis queridísimos Pokémon deslumbrarán a todos.– Asintió Ruby tomándolo de un punto de vista particular, pero propio de él.

–Deja eso para después Ruby.– Regañó Sapphire cruzándose de brazos y mirando de mala manera.– ¿No ves que Green-sempai se tomó la molestia de venir hasta aquí para entrenarnos?

–¿Y qué? Si Red no quiere volver, no tengo para qué arruinar el pelaje de mis Pokémon con una salvaje batalla.– Respondió Ruby indiferente, pero en el fondo comprendía la situación a la perfección.

–¡¿Cómo puedes ser tan insensible y egocéntrico?!– Exclamó Sapphire hirviendo de enojo.– ¡Toro! ¡Rono! ¡Denle su merecido!

–¡Hey tranquila!– La detuvo Ruby antes que Blaziken y Aggron realizaran algún ataque.– Solo bromeaba. Deberías agradecer que acepté entrenar.

Antes de gritar lo primero que se le viniera a la cabeza, Sapphire vio a Green. Al verlo se tranquilizó, y Ruby se percató. El mayor del grupo miraba a la nada pensante, e inconscientemente soltó un suspiro. Los kohai comprendieron a la perfección y retomaron su entrenamiento, poniéndole bastante entusiasmo.

***

Un hombre de cabello rojo y capa negra junto a un Dragonite, yacían frente a un anciano en silla de ruedas con un Swinub en brazos. Ambos hablaban con un tono bastante serio en lo profundo de una cueva, iluminada por varios artículos de alta tecnología. Pronto llegaron varios hombres y mujeres uniformados, con un traje mitad blanco, mitad negro, con una N de color azul en el pecho. Uno de ellos, se acercó bastante y accedió a hablar.

–Señor, todo listo.– Indicó el recluta firme.

–¿Tienes todas las ubicaciones?– Preguntó el hombre del Dragonite sin expresión alguna.

–Bosque Verde, ciudad Malva y ciudad Petalia.– Respondió el recluta chequeando una hoja de papel.

–¿Situación actual?– Preguntó esta vez el anciano, intrigado por la información entregada.

–Victoria asegurada.– Respondió el recluta con una sonrisa confiada.

–Gracias.– Agradeció el pelirrojo con la misma sonrisa, mientras el recluta se retiraba.– Prepárate para ver el caos, joven Red...

La transformación de Red.Where stories live. Discover now