IX

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Lo que había comenzado por unos simples y furtivos bombardeos nocturnos, se estaban desarrollando de forma brutal por las regiones Kanto y Johto. No eran más de las 16 hrs, pero la gente corría desesperada según las instrucciones de los policías de las ciudades. Las chicas decidieron actuar.

En medio de ciudad Verde, Sapphire junto a Toro y Rono luchaba contra dos reclutas y sus cuatro Pokémon. Weavile, Piloswine, Dragonite y Gyarados. Había que admitir que Sapphire esperaba enfrentarse a una horda de Golbat y Mightyena, pero resultó ser un grupo de grandes y fuertes Pokémon que la tomaron por sorpresa.

Por su parte, Blue cubría la zona norte de Kanto, más bien por ciudad Celeste, dónde Blasty y Jiggly se lucían con ataques sorpresivos, especialidad de Blue. Estaba consciente de que venían con todo a atacar, el fuego en algunos edificios, escombros por varios lados, y la gente aterrada dejaban mas que clara la situación. Sus contrincantes no eran nada más ni nada menos que un Aerodactyl y un Lapras.

Crystal había ido rápidamente a Johto, a ciudad Malva y más precisamente a su querido orfanato. Al llegar vio vidrios rotos y paredes rotas. La angustia se apoderó de ella. Entró y vio un peluche en forma de Teddiursa tirado en el suelo, algo chamuscado. Si le hacían algo a sus niños, le rompería la cara a Red. Avanzó por los pasillos y no veía a nadie. De pronto oyó una puerta cerrarse. Corrió hacia el lugar dónde provenía. Tomó una pokeball y abrió.

–¿Crystal, no?– Preguntó lo que parecía ser un recluta por su uniforme con la N en el pecho.– Tranquila, no le hemos hecho nada a los niños ni al viejo loco.

–¿Dónde están?– Preguntó de forma violenta y amenazante Crystal. Estaba bastante enojada.

–Oye, tranquila.– El recluta puso las manos en frente para defenderse. Él, al contrario, estaba bien relajado.– No querrás que les pase algo.

–¿Dónde están?– Preguntó Crystal aún más enojada. Ahora tenía dos pokeballs a mano, listas para abrirse.

–¿Estás en tus días? Se supone que tu eras la madura de Johto.– Preguntó el recluta con una gran actuación que impedía saber si era idiota o fingía.

Esa pregunta fue la gota que rebalsó el vaso. Hacer esa pregunta es como invocar una manada de Gyarados enojados. En un par de segundos, Mega tenía agarrado al recluta con sus látigos, y Cupeon amenazándolo con su hueso a la altura del cuello.

–E-Están en el sótano.– Tartamudeó el recluta, su personalidad se había esfumado por el miedo.

Crystal corrió hasta las escaleras que la dirigían al sótano. Al llegar vio al director del orfanato, el señor Earl asustado, más bien aterrado y los niños confundidos. Soltó un suspiro de alivio al verlos bien, por así decirlo, y el director se alegró al ver a Crystal.

–¡Chris!– Exclamó muy contento el director, así como gritaron los niños emocionados.

–¿Están todos bien?– Preguntó Crystal correspondiendo uno que otro abrazo por parte de los pequeños.

–Si.– Respondieron todos al unísono, demostrando que seguían con miedo.

–¿Qué está ocurriendo afuera Chris?– Preguntó el señor Earl tomando los dos brazos de la chica de manera dramática.

Crystal vio que los niños esperaban la respuesta en silencio, pero ella no quería que los niños tomarán más miedo así que sacó a dos de sus Pokémon, Parapeon y Tupeon para entretenerlos mientras se alejaba con el director.

–Hay un equipo, NeoLyce, que está atacando Kanto y Johto.– Explicó Crystal en voz baja para prevenir que algún travieso la escuchara.

–Pero tú y los demás DexHolders pueden detenerlos.– Indicó el señor Earl como si fuera algo simple y sencillo. Además, desconocía la situación de los DexHolders.

–Estamos trabajando en eso, pero le voy a pedir que se quede aquí y cuide bien a los niños.– Pidió Crystal otorgándole una mirada de preocupación.– Parapeon se quedará para ayudar.

Silver y Ruby estaban sentados frente a frente, pensando en todas las informaciones que habían recolectado.

Tenían todo lo necesario para descifrar el objetivo y sub-objetivos del equipo, pero la presión no los dejaba sacar la idea a flote. Escuchaban ataques a lo lejos, y sabían que la situación estaba empeorando cada segundo que pasaba.

–¡Lo tengo!– Exclamó Ruby con una gran sonrisa satisfactoria.– Lo que quieren hacer es separarnos.

–Y apelan a Red para lograrlo.– Completó Silver captando la idea de Ruby.– Es por eso que están Lance y Pryce.

–Ellos conocen sus debilidades, y van a usarlo a su favor para vengarse de ustedes.– Indicó Ruby que se emocionaba con cada palabra que decía. Parecía un niño pequeño abriendo una caja de regalos.

–Entonces lo que tenemos que hacer, es olvidar a Red y mantenernos nosotros unidos y vencerlos.– Sentenció Silver a modo de conclusión, también pensando en que la posibilidad de la vuelta de Red era mínima.

–Vamos con las chicas.– Mencionó Ruby levantándose con la vista dirigida al monte Plateado, lugar del comienzo del caos.

Se sentían satisfechos de haber descifrado el enigma, sin embargo, aún había algo que no descubrían, y era porque ni los mismos reclutas sabían cuál era el propósito final. Era algo de los jefes, y sin duda alguna, involucraba a Red.

La batalla entre la nieve iba bien y mal dependiendo de la persona. Gold había logrado derrotar a Vee, el Espeon de Red, y estaba por derrotar a Gyara.

–¡Doble equipo!– Ordenó Gold a Ataro, uno de los dos Pokémon que le quedaban con energía.

Ambipom se multiplicó alrededor de Gyarados. El tipo agua/volador no iba a perder el tiempo, así que creó una enorme ola de agua, también conocido como el movimiento Surf para deshacerse de las copias, y a la vez derrotar al Pokémon.

Gold sonrió al ver que las copias desaparecieron, pues el verdadero Ataro estaba suspendido sobre el gran Pokémon azul, y le asestó un poderoso Doble Golpe, debilitándolo.

Red esbozó una pequeña sonrisa mientras regresaba a Gyara a su pokeball, esta que pasó desapercibida por Green y Gold, pero no por Yellow. La joven dudó, no sabía si esa sonrisa era soberbia pura, o bien, estaba disfrutando la batalla como en los viejos tiempos.

No lo sabría hasta que la batalla acabara, y era lo único que quería, porque ver a sus amigos luchar tan bruscamente, no la mantenía muy feliz.

Red envió a Poli, y este rápidamente utilizó Movimiento Sísmico, acabando en un par de segundos con Ataro. Gold presionó un puño, regresó a su Pokémon mientras le agradecía por lo bajo, y sacó a su último compañero, Explotaro.

Green ya había aceptado la derrota para Gold, y no se equivocaba, pues un par de Pistola Agua y el gran Typhlosion cayó debilitado sobre su entrenador, dejando el resultado final como 6-4 a favor de Red.

Aún así, Red estaba algo sorprendido, internamente claro, pues hace años que alguien no lograba derrotar a dos de sus Pokémon, ni siquiera a uno.

La transformación de Red.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon