[ tres ]

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Eran alrededor de las tres de la mañana, y el dolor de cabeza que la había acompañado durante todo el día se intensifico increíblemente.

Vaya coincidencia.

Recordaba que cuando tenía alrededor de ocho años, había pasado Halloween con sus primos por parte de su madre, muggles, y aunque no podía acordarse de los detalles de la historia, aún oía la voz de su primo al decir "Y a las tres de la mañana, mientras todos duermen a excepción de aquellos que sufren en silencio, se abren las puertas de aquella dimensión, aquella donde albergan todos los demonios. Y no serán cerradas hasta las seis."

Esther estaba vagamente despierta junto a ella, pero a punto de desmoronarse del sueño. Quería acompañarla, porque su amiga había estado con dolor de cabeza todo el día y le preocupaba, pero realmente necesitaba dormir en aquellos momentos, y se notaba.

—Duérmete, Esther, voy a estar bien, lo prometo.

Intento sonreír, fallando miserablemente, pero solo desvió la vista, ignorando la mirada preocupada de aquella chica frente a ella.

Se habría negado, pero estaba tan adormecida ya, que ni era capaz de formular una respuesta.

Lyra espero algunos minutos, y cuando se hubo asegurado de que su amiga estaba ya en su séptimo sueño, salió de la habitación, una mano presionada sobre su cabeza.

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Theo abrió sus ojos, de par en par, y se quedo acostado, mirando al techo por un par de minutos, temiendo mirar a sus lados.

Aquel sueño había sido tan real, que llegaba a dudar de si había despertado, o miraría al lado para ver aquel rostro que tanto pánico le causaba.

Sus ojos se adaptaron un poco mas, y salió de su habitación, preguntándose que hora sería. Al llegar a la sala común, ver que eran las seis y un cuarto le provoco una especie de satisfacción. Luego se fijo en el cuerpo de la chica tirado en el sillón.

Tenía un color extremadamente pálido y enfermo, y un viejo paño estaba junto a su cabeza. Su pelo era una desordenada aura alrededor de su rostro. Tenía el aspecto de quien a tomado más de la cuenta.

En la mesa, frente a la chimenea, había un vaso vacío y una caja, llena de pastillas con distintas formas y colores, la mayoría de ellas partidas a la mitad.

Su respiración era imperceptible, y dudaba si estaba realmente respirando, pero comprobó que estaba viva al acercarse y tomarle el pulso, muy leve y vago.

Tocó su frente, con la sospecha de que debía haber estado con dolor de cabeza, y comprobó que hervía, y tras sacudirla sin lograr despertarla, tomo su pequeño cuerpo en brazos y se dirigió a la enfermería, molesto por la irresponsabilidad de aquella chica, y decepcionado por su escasa inteligencia.

Insomnio [Theodore Nott fanfic]Where stories live. Discover now