[ seis ]

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Se levantaba más temprano de lo necesario en las mañanas, intencionalmente, se gastaba durante todo el día, ya fuera leyendo, en clases, haciendo tarea o escribiendo ensayos, o dibujando, o incluso estudiando, aunque no estuvieran en periodo de evaluaciones, para que al llegar la noche, su cansancio mental fuera suficiente como para ponerla a descansar un rato, algunas horas.

Cuando entraba en un estado de inconsciencia, donde estaba en el medio de estar despierta y dormida, era lo mejor. Estando en ese estado, sus sentidos no estaban del todo apagados, y su mente continuaba funcionando medianamente consciente, suficiente como para no desviarse a sueños de otras personas, y por lo general, contemplaba un tranquilo y silencioso espectáculo totalmente negro. Por desgracia, siendo que no estaba realmente dormida, prácticamente cualquier ruido podría despertarla.

Y otras noches, simplemente caía en un sueño profundo, y su mente hacía viajes a imágenes, recuerdos, risas y miedos que no siempre le pertenecían. De todas formas, comenzaba a acostumbrarse, por lo menos no dormía lo suficiente como para despertar empapada en su sudor, siempre despertaba antes de ver toda la historia.

Oh, pero había una razón por la que quería esas pastillas de vuelta. Habían noches que simplemente no dormía, y no tenía nada para apaciguar sus intensos dolores de cabeza.

Incluso si había pasado ya bastante, seguía molesta con sus padres, y las cartas que habían enviado todos los anteriores días se acumulaban cerradas en el cajón de los calcetines (antes estaban en el de la ropa interior, pero descubrió que se le hacía ciertamente incomodo).

En las noches, cuando no podía dormir, bajaba a la sala común, como de costumbre, y se acurrucaba en la esquina del sillón mas cercano a la chimenea, cuyo fuego la iluminaba cálidamente, con un libro en sus manos.

Theodore se detuvo al final de las escaleras que llevaban a los dormitorios de hombres.

—No puedes dormir—no estaba preguntando, pero Lyra de todas formas asintió.

Theo se sentó junto a ella, en el otro extremo del sillón, hechando su cabeza hacia atrás y mirando el techo, en busca de respuestas a demasiadas preguntas que ni siquiera había acabado de formular.

Pasaron alrededor de treinta minutos antes de que él hablara de nuevo, su voz aún algo ronca.

—¿Te sientes bien?

No preguntaba por preocupación, pero tras haber pasado una noche entera, en la que vio básicamente como la chica lloraba, quizás se dormía por un rato, y luego despertaba, aterrada, sudando, mirando a su alrededor, paranoica, se sentía algo culpable. Quizás en vez de haberla llevado a la enfermería debería haberse encargado él mismo. Era totalmente capaz, llevaba un par de años estudiando hechizos de sanción, curación, protección, y todo lo que tuviera que ver. Incluso había aprendido acerca de la medicina Muggle, a través de un par de libros, y aunque no tenía idea de que había tomado Lyra, probablemente podría haberla ayudado si se lo hubiese propuesto.

—Mhm... Seguro—murmuro vagamente Lyra.

Lo siguiente fue que Theo le arrebato el libro de las manos, ni siquiera de manera brusca, pero no se lo esperaba, y por ende, la tomo por sorpresa.

—¡Hey! Estaba leyendo eso—se quejo, con voz chillona.

—No imagino lo interesante que debe ser, llevas como cuarenta minutos leyendo la misma pagina—respondió, con tono aburrido. Dejo el libro, abierto, sobre la mesa, boca abajo, para no perder la pagina—. ¿Te sientes bien?

Lyra lo miró como si estuvieran preguntando algo realmente estúpido, pero los penetrantes ojos de Theo se mantuvieron fijos sobre los de ella, haciéndola sentirse intimidada.

—Solo estoy aburrida—respondió, rodando los ojos. Llevo sus rodillas a su pecho, abrazándolas—. ¿Tu te sientes bien?

No le gustaba sentirse pequeña. No quería ser pequeña en aquel momento.

Theodore se encogió de hombros, no en un gesto de poca importancia, más bien en un gesto de "estoy normal".

Lyra se quedo mirándolo por varios minutos, en silencio, analizándolo, contemplándolo. Y, ¿como no? El atractivo del chico era innegable, con su altura, su cabello oscuro y desordenado, piel pálida, y eléctricos ojos azules. Tenía la apariencia de un chico malo, como aquellos de las películas románticas, aquellos que usaban lentes oscuros y que los padres de la muchacha siempre rechazaban, pero que bajo ese estilo, eran en realidad un amor que solo necesitaba un poco de cariño y apreció.

Él se giro a verla, enarcando una ceja.

—¿Que hay de tus pesadillas? La del hombre golpeando a aquella mujer en la sala de estar es aterradora, siempre despierto sudando tras esa.

Por primera vez, en la cara usualmente inexpresiva de Theodore Nott, se mostraba miedo, asombro y curiosidad.


N/A:

Perdón por la demora.

MUCHISIMAS GRACIAS, no tienen idea de lo feliz que estoy.

–C

Insomnio [Theodore Nott fanfic]Onde histórias criam vida. Descubra agora