Capítulo 49

5K 421 60
                                    

Narra Fred

-¿Qué hacemos este año nuevo, Fred?

-No lo sé... podríamos sacar algún producto.

-Hay que guardar los mejores para la tienda, pero puede que no esté mal.

Cojo una tostada cubierta de mantequilla, mientras pienso:

-Aunque mamá igual quiere tenernos es casa. Con todo esto de... -miro a un lado y a otro- De eso, es lo mejor desconectar un poco.

Veo cómo mi hermano asiente. Lee mira hacia el techo, y suelta de manera despreocupada:

-El correo.

Busco entre todas las aves, encontrando a Leo entre ellas. Sonrío, pero frunzo el ceño al ver un sobre rojizo:

-¿Estás viendo lo que yo? -pregunto a mi hermano.

-¿Por qué habrá mandado un vocifeador? ¿Hemos hecho algo?

El búho suelta el sobre, que cae a mi izquierda. Me percato de que hay escrita una frase:

-Abrir en privado... ¿Por qué crees que será?

George se encoge de hombros:

-Estoy totalmente perdido.

Miro con curiosidad la carta:

-Tenemos la hora libre, ¿verdad?

-Sí.

Asiento débilmente, y termino de un bocado la tostada, poniéndome en pie tras esto:

-Vamos, hay que escucharlo cuanto antes, y sea lo que sea, no me apetece que se entere todo el colegio.

No hace falta decírselo dos veces, para que mi gemelo coja una magdalena y me acompañe a la sala común. Lee se ha puesto a hablar con Angelina, así que dudo que haya notado nada:

-Escama de dragón.

Con una sonrisa amable en el rostro, la dama asiente y nos deja pasar.

Es muy pronto, y hora de comienzo de clases, así que por suerte no hay nadie en la sala. Nos sentamos en el sofá que hay en frente de la chimenea:

-Abrelo.

Le hago caso, y manteniendo el sobre a una distancia prudente de mi cara, levanto la solapa.

El papel al instante empieza a flotar en el aire, transformándose en una especie de cara:

-Eh... ¡Hola chicos! He pensado que... echo de menos oír vuestras voces, y quizás esto es buena idea, ¿no?

-¡Que fue mía! -se oye al fondo.

Emily ríe:

-Cierto, la idea ha sido de Tyra. Por cierto, lo siento si os he asustado. Os quiero mucho.

La carta se hace mil pedazos, y dirijo la vista hacia mi hermano:

-¡Genial!

Sonrío, compartiendo su opinión:

-¿Qué tal si se lo comentamos también a Harry, y a Brooke y a los demás? Seguro que también les hace ilusión hablar con ella.

(...)

-Muy bien, hoy vamos a practicar el encantamiento patronus -exclama Harry- Estoy seguro de que todos lo conocéis, y os han comentado que sólo los magos expertos pueden realizarlo. No voy a negar su complejidad, pero no es imposible de conseguir.

Comienza a explicar el procedimiento. Es bastante sencillo, pensar en el recuerdo más feliz que se pueda, y girar la varita hacia la derecha.

Sin embargo, a medida que lo intento una y otra vez, me doy cuenta de que no vale cualquier recuerdo feliz. Tiene que ser alguno más especial que los demás...

¿George y yo conociendo a Em por primera vez? No... ¿Nuestro primer producto de Sortilegios Weasley? Tampoco... Puede que... ¿mi primer beso con Emily?

Intento el hechizo, y aunque consigo materializar una especie de masa plateada, es demasiado débil. Supongo que duele demasiado no tenerla cerca para utilizar un recuerdo en el que esté:

-Vamos Fred, tú puedes -anima Harry, que pasa detrás mío, mientras corrige la postura de una chica de Ravenclaw.

A ver, a ver... ¿Algo del torneo? Ni hablar, eso fue una serie de catastróficas desdichas...

De repente, algo aparece en mi cabeza. No sé si es lo suficientemente feliz, pero en seguida me hace sentir calmado y como en casa... Por un intento más no va a pasar nada:

-¡Especto patronum!

Un brillo plateado aparece delante de mí. En unos cinco segundos coge forma, así que ahora tengo a un precioso lobo rondando por mis piernas.

Harry me felicita, y yo sonrío.

No he usado un recuerdo demasiado antiguo. Cuando me quedé mirando cómo Emily ayudaba a mi madre... fue la primera vez que me planteé la verdad.

Podría pasar con ella lo que me queda de vida.

Ese momento no es triste, porque sigo pensando eso. No hace que sienta añoranza. Pienso en que el destino a veces es cruel, pero mi pequeña una vez comentó algo de una leyenda urbana japonesa.

Algo así, como que las personas destinadas a estar juntas están unidas por un hilo rojo invisible, y que por mucho que se enrede nunca se rompe.

Por eso, sé que por mucho tiempo que pase, acabaremos juntos.

George hace que vuelva al mundo real. Se ve que he estado un rato así:

-¿Lo has conseguido? ¿Qué animal es? -pregunto.

Él sonríe de manera compasiva:

-Un león.

Abro mucho los ojos, sorprendido:

-¿En serio? ¡Mola!

-Bien chicos, eso es todo por hoy. Nos vemos después de las vacaciones de Navidad -anuncia el azabache.

Jokes And Sugar (Fred Weasley)Where stories live. Discover now