Capítulo 74

4.4K 358 79
                                    

Empiezo a desperezarme, arropada por el latido del corazón de Fred. Sonrío al darme cuenta de esto.

Alzo la vista, observando que todavía se encuentra dormido. Decido dejarle descansar, e intento soltarme de su agarre... pero me es imposible.

Ruedo los ojos, y vuelvo a acurrucarme en su pecho. El ambiente es tranquilo, como si nada lo pudiera perturbar, así que me limito a disfrutar del momento.

A punto de volver a dormirme, escucho unos murmullos inteligibles:

-Buenos días -exclamo.

Fred abre lentamente los ojos, sonriendo en cuanto me ve. Beso su nariz, para luego intentar levantarme.

Remarco INTENTAR, porque sigue sin soltarme. Suelto una risa:

-No podemos quedarnos aquí todo el día.

-¿Por qué no? -suelta con voz ronca.

-Porque en esta vida hay que ser productivos -bromeo.

-¿Y pasar un día tumbada conmigo no es productivo?

Finjo que lo pienso durante unos segundos:

-No.

Intenta parecer herido, pero no puede borrar una sonrisa de su cara:

-¿Quieres que te ayude a cambiar de idea?

Ruedo los ojos:

-Pervertido.

-Aún así me quieres.

-Ya sabes que sí, idiota.

-Seré idiota, pero soy tu idiota.

Niego con la cabeza, y le beso. Otra vez la adrenalina inunda mi cuerpo, pero sin querer le muerdo, ya que me sobresalto al escuchar que alguien golpea la puerta:

-¡¡Os reclaman aquí abajo!!

Suspiro, intentando que mis latidos vuelvan a tener un ritmo normal:

-Un día voy a matar a George... -susurra Fred- ¡¡Ya vamos!!

Los pasos de su gemelo se alejan del cuarto:

-Lo siento -río.

-Tranquila, no me has hecho sangre.

-De todos modos, como si no quisieras que te mordiera -exclamo mientras le guiño un ojo.

-¡Emily!

-¿Me lo vas a negar?

Rueda los ojos, y besa mi mejilla:

-Estás loca.

-Estaré loca, pero soy tu loca -digo imitando el tono que utilizó antes conmigo.

Pellizca suavemente mi nariz, y yo sonrío sacando la lengua.

Río, levantándome por fin del colchón (No sin antes recibir un golpe "amistoso" en el hombro por parte de Fred). Me visto literalmente con lo primero que encuentro, y bajo:

-Buenos días a todos -sonrío.

-Buenos días querida -dice Molly- ¿Quieres gofres?

-Sí, por favor.

Poco a poco mientras veo cómo hace mi desayuno, me sumo en lo más profundo de mis pensamientos.

Hace quince días que me rescataron, y la verdad es que no podría estar más feliz. Al conocerles (de nuevo, supongo) he podido darme cuenta de que amor no es lo que siente mi padre por mí. Es más, no me tiene mucho aprecio...

Amor es querer darlo todo por esa persona, ayudarla, protegerla. No encerrarla durante la mayor parte del día.

Sigo intentando asimilarlo, porque al fin y al cabo he pasado mucho tiempo allí, y siempre piensas que tu familia se va a preocupar por ti... pero no, no tiene por qué.

Por eso considero a los Weasleys como mi familia. Les hace gracia, ya que dicen que pensaba igual antes de perder la memoria.

Cada vez me acostumbro más a este hecho, aunque es una pena que no se pueda hacer gran cosa. Sin embargo eso no es lo importante. Crearé mis propios recuerdos  a partir de ahora, no tengo por qué amargarme en el pasado.

Pego un salto al notar una mano sobre mi hombro:

-Perdón por haberte asustado pequeña -sonríe, sentándose a mi lado.

-¡Me vais a provocar un infarto!

-¡Perdona! -ríe-. ¡Estabas mirando al infinito!

-Sólo estaba pensando en la suerte que tengo de teneros a mi lado...

Sonríe, y pasa su brazo por mis hombros:

-Nosotros sí que tenemos suerte.

-¿Algún plan para hoy? -exclama George.

Tengo que aguantarme la risa. Será aguafiestas... Seguro que él es igual con su novia.

Me dijo que la conocía, pero no quiere explicar nada más por ahora. He suplicado bastante, y aún así sigue en sus trece el muy tozudo:

-No tenía nada en mente -admite Molly.

-Podríamos echarle un vistazo a la tienda -propongo.

-Ahí no vas a volver.

Ruedo los ojos. Fred está muy preocupado por eso, y no me deja visitar Sortilegios Weasley:

-Pues ya me contarás tú qué podemos hacer.

Se queda callado durante unos segundos, pero no parece capaz de pensar en nada:

-Vamos, no va a pasar nada, sólo cinco minutos.

Aprieta los labios, mirándome como si me estuviera pidiendo que no le hiciera esto:

-No creo que sea tan mala idea. No podemos dejar la tienda cerrada por mucho tiempo.

-¡Vamos Fred! ¡Hasta George está conmigo!

Suspira rendido:

-Está bien... ¡Pero sólo un rato!

Le abrazo, y no tardo en ponerme muy pesada para que nos aparezcamos.

(...)

-¡Esto es impresionante!

Corro por todo el lugar, observando hasta el último de los frascos:

-¿Y todo esto ha salido de vuestra cabeza?

-Se podría decir que sí -ríe George.

El resto del día (consigo convencer a Fred de quedarnos, para que puedan abrir) repongo las baldas, y les pregunto sobre cualquier cosa como si fuera una niña pequeña.

No puedo creer que yo les ayudara a hacer esto...




Jokes And Sugar (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora