Parte 6: Más complicaciones.

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Osomatsu arqueó una ceja sonriendo fanfarrón mientras su hermano menor gruñía ante su presencia repentina.
— Yo también me alegro de verte, hermanito. Veo que todo anda tranquilo por aquí. — Agregó entrando a paso lento y firme, haciendo resonar sus botas negras sobre la madera del suelo. Un sonido de lo más irritante para el portador de los lentes ridículos, sin contar a la irritante persona que generaba dicho sonido. 

— No entiendo qué demonios haces acá, pero estoy aclarando los detalles de la próxima misión con los chicos... Así que deberías irte... Jefe —. Soltó la última palabra cargada de molestia y burla, dando a entender que jamás lo consideraría un superior y que no podría controlarlo nunca.
Abe e Hisashi observaban todo con detenimiento, analizando cada movimiento que los hermanos daban y hasta temiendo por sus vidas si una disputa se generaba. 

— Oye oye, no hay necesidad de ser tan brusco. Vengo a informarte que se le sumó un pequeño contratiempo a tu misión —. Se dejó caer sobre uno de los sillones de cuero, cruzando las piernas y ladeando la cabeza hacia la izquierda, sin apartar sus ojos rojos carmesí de los azul noche de su hermano. 

— ¿Qué dices? ¿Un pequeño contratiempo? No me jodas —. Suspiró rascándose la nuca y girando la primera silla de madera que encontró para apoyar los brazos en respaldo y mirar desde su ángulo a todos los tipejos que se encontraban en su "cuartel". 

— Sip, en vez de distraer al ministro y secuestrarlo para que hable, tu estúpido grupo deberá matarlo —. Comentó como si fuera lo más normal del mundo. Haciendo que Karamatsu abra sus ojos sorprendido y asustado por la forma en la que su Nii-san soltó semejantes palabras.

— ¿Disculpa? No estaba en mi acuerdo con Papá el tener que matar por capricho y no vas a llegar a imponerlo. Denegado, no habrá misión entonces —. Meditó tratando de mantener la calma y no saltar sobre ese idiota.

El plan había sido "raptar" al ministro durante su cena de gala y hacer que confiese que debía dinero a la mafia y luego lo pagara, no borrarlo del puto mapa, eso sí que no. Karamatsu siguió negando suavemente, mirando el suelo y luego mirando a sus Boys para volver a negar. 

— No, denegado —. Volvió a repetir frustrado al no recibir reacción alguna por parte del Nuevo Jefe — ¿Me oíste, cierto? —.

— Mira... Hermanito querido, acá el que manda soy yo. Y si vengo a decirte que mates a esa maldita rata, la matarás, ¿entendiste? — Se levantó bruscamente del lugar y volteó a ver a sus hombres. — ¡NOS VAMOS DE ESTE SUCIO LUGAR! Rápido idiotas —. Gritó a sus guardaespaldas y se giró sobre sus pies listo para salir de ahí.

Pero el dejar ir a su "jefecito" así como así no estaba en los planes de Karamatsu, el cual sonrió de lado, subiendo sus lentes y parpadeando tres veces seguidas, dándole una señal a sus propios hombres.
Abe alzó ambas cejas rubias y corrió hacia la puerta, se colocó de espaldas a ella, impidiendo que Osomatsu y sus seguidores salgan.

— No terminamos de charlar, Nii-san~ —. Canturreó el ojiazul, caminando hacia el susodicho sin borrar la media sonrisa de sus labios.

El nuevo jefe de la familia suspiró irritado, conocía muy bien a su hermano menor como para saber qué tramaba.

— Anda, Karamatsu, no habrá arreglo. O lo haces o le pido a alguien más, en la segunda rama hay idiotas que lo harían hasta gratis, solo por que yo lo ordeno —. Agregó en tono de burla. Kusomatsu frunció rápidamente el ceño, pensando en Ichimatsu y en sus hermanos, llenándose de ira y frustración.

— ¿Por qué eres así, Osomatsu? Sabes que Choro quería tu maldito puesto y que trabajó duro por ello... y tú llegas, siendo el hijo mayor y tomando el lugar como si hubiera sido el sueño de toda tu vida —. Intentó permanecer calmado, volviendo a sentarse en la silla, y haciéndole una seña a Abe para que no estorbe en la puerta.
Osomatsu miró de reojo como el pequeño rubio se corría suspirando aburrido y fijó sus ojos en la figura frustrada de su hermano menor.

Amores Prohibidos y Secretos «IchiKara»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora