Capítulo 19: Nuevos problemas.

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Cuando terminó de hablar, los dos matones se habían multiplicado, ahora había ocho hombres robustos y con armas apuntando hacia ellos.
Y todo se mantenía calmado, congelado como el hielo.
Karamatsu tragó grueso, y su pie derecho se movió sobre el suelo, dos veces, dos golpes, dos sonidos secos y fuertes. Una señal.
En menos de un segundo, el primer disparo se escuchó entre los autos y paredes de la gran bodega de almacenamiento.
El TeamKaramatsu corrió detrás de uno de los camiones de los primos Matsuno, mientras que el hombre bajo y sus guardaespaldas rodeaban la limusina.
Las armas ya no estaban más escondidas entre las prendas, ahora relucían por el reflejo de la luz. Las balas perforaban el aire con fiereza, con crueldad, en busca de arrebatar vidas, de herir.
Issei se mentuvo silencioso y apretando el mango de la espada a su espalda, el esbelto cuerpo del veterano se movió entre los objetos del lugar, rodeando a los enemigos de su jefe y atacando a uno por detrás.
A él se le sumaron Abe e Hisashi, quienes salieron como dos locos suicidas a atacar de frente a esos tipos.
Los disparos seguían resonando, casi aturdiendo a todos los presentes.
Jyuushimatsu y su hermoso bat de béisbol también tuvieron participación, el de ojos amarillos brillantes pegó el grito en el cielo y dejó caer de lleno su "arma" contra la cara de uno de los guardias enemigos, no tuvo tiempo ni de pestañear y ya había atacado a otro que estaba a su lado.
Totty se mantuvo escondido, analizando las posibles estrategias y los movimientos contrarios.

— ¡JEFE! ¡Allí! ¡Debemos rodearlos y empujarlos hacia aquellas paredes, que Ichimatsu, Hisashi, Abe y Jyuushimatsu ataquen por los costados, Issei-san por el frente, usted también irá delante y yo los guiare! —. La voz de Todomatsu apenas se escuchó por sobre el ensordecedor ruido del ambiente, pero solo ese grito bastó para que el líder del grupo diera la señal y el plan del muchacho de ojos rosa caramelo se haga al pie de la letra.

Los Boy's que ya se encontraban en plena batalla, estuvieron atentos a las órdenes de su jefe y se movieron con gran agilidad hacia sus puestos.
Ichimatsu salió del escondite y corrió con sigilo y precaución por el viejo almacén hasta colocarse a la derecha frente a sus enemigos. Lo acompañó Jyuushimatsu, mientras que Abe e Hisashi fueron a la izquierda.
Issei se alejó de uno de los guardias y apretó entre sus delgados y ancianos dedos la espada afilada, señalando de manera intimidante a un fortachon con pelo violeta guardia de aquel enano.
Totty, con los nervios a flor de piel siguió los veloces y precisos pasos de su superior, esquivando cualquier bala o cosa que se atraviese en su camino.
El hombre de las relaciones ilegales con el clan Matsuno y sus hombres, los cinco que quedaron vivos, estaban ya acorralados contra una de las paredes de cemento del almacén.
Sus armas apuntaban temblorosas al TeamKaramatsu, y la mente de Kusomatsu maquinaba a 500 kilómetros por hora, uniendo sus próximos pasos y creando una nueva estrategia de ataque, era su momento de actuar.
El sonido casi doloroso del ambiente se cortó de repente, Karamatsu había cerrado sus ojos, un suspiro pesado pero sumamente tranquilo escapó de sus labios y dió el primer paso.
Firme, fuerte, decidido, con aire de liderazgo, irradiando personalidad.

— ¡BOY'S! Atentos a mis órdenes —. Alzó su mano derecha, donde un arma de bolsillo plateada y dorada se dejaba vislumbrar. — Issei, inmoviliza a los dos hombres del medio. Ichimatsu y Jyuushimatsu, encarguense de los que están frente a ustedes, Abe ya sabes qué hacer, e Hisashi ven conmigo —.

Nuevamente las palabras del jefe fueron ley, las nuevas posiciones ya estaban tomadas y los pasos volvieron a resonar entre las frías paredes.
El primer ataque fue por parte enemiga, una bala salió disparada de imprevisto, rozando el muslo del amante del béisbol.
Los ojos asesinos del segundo trillizo de la rama secundaria se fijaron en el individuo que había disparado en su dirección, y la sonrisa maquiavélica que poseía se agrandó, sus pies se dirigieron al instante hacia él.
Las balas desesperadas del otro tipo volvieron a atacarlo cuando vió que se le acercaba. El cuerpo entero del matón temblaba y esos pequeños objetos que volaban con gran velocidad y fuerza eran fácilmente esquivados por el Matsuno.

— Vamos a jugar al béisbol, ¿sí? —. Su voz salió tortuosamente lenta y excesivamente potente y grave. El bat se inclinó hacia la derecha mientras los pasos tranquilos se volvían acelerados, Jyuushimatsu estaba corriendo hacia uno de los enemigos.
Sus compañeros de equipo se encargaron de cubrirlo de los demás hijos de puta, y la mirada atenta del lider se mantenía en aquel extraño pero tan intrigante chico.

— ¡Muscle muscle! ¡Hustle hustle! —. Gritó contento, mientras se balanceaba lentamente de un lado a otro y alzaba a su querida amiga contra la cara del otro guardia.
Su movimiento fue tan rápido que hasta Karamatsu tuvo que evitar pestañear para verlo. Medio segundo y ¡Paff! un tipo menos a la lista de contrincantes.
La mirada aterrada de los otros era hasta cómica, y una nueva carcajada por parte de Ichimatsu puso en silencio a todos.

— Casi se orinan en sus pantalones, que cobardes de mierda —. Sus roncas palabras, sumadas a la risa sarcástica hicieron sonreír aún más al líder amante del azul y los brillos.
El momento de humor terminó cuando Abe, con uno de sus típicos y magníficos saltitos, atacó al guardia que le había sido asignado. Una nueva batalla se desató.
Issei corrió nuevamente entre sus compañeros y atacó a otro fortachon, pero este alcanzó a disparar en su estómago, y el cuerpo del veterano cayó con fuerza al suelo.

— ¡ISSEI! ¡NO! —.

El grito desgarrador del jefe alarmó a los demás chicos, pero ninguno se movió de su puesto, o todos resultarían muertos.
Karamatsu corrió entre disparos, insultos y golpes hasta arrodillarse frente a su Boy más fiel.
Hisashi, preso por la ansiedad y preocupación arremetió contra los dos matones que quedaban frente a él, Ichimatsu se encargó de uno de los de su lado.
El pequeño rubio hiperactivo seguía luchando contra el último guardia que quedaba vivo, entre disparos al aire, gritos de rabia y un golpe certero por parte de Abe, el tipo murió.
Todos los enemigos menos el enano jefe pálido vestido negro, estaban muertos.
Un quejido de dolor escapó de los labios del jefe, dirigió lentamente su mirada a la repentina herida de su brazo, otra mueca surco su rostro. La ignoró y volvió a mirar a su Boy convaleciente, para él había tiempo.

— Issei... ¿Por qué? N-no me dejes... no puedo seguir liderando solo... —. Las palabras del Líder salían llenas de dolor, secas y se acumulaban en su pecho impidiendo que respire.
Ichimatsu e Hisashi lo agarraron por los brazos y lo alzaron, debían salir todos de ahí, pero Karamatsu se negaba a irse.

— ¡SUELTENME IDIOTAS, NO VEN QUE ISSECCHI ESTÁ MAL. DEJENME IR! —. Se removía dolido entre sus dos hombres, se mantuvo gritando y torturando sus cuerdas vocales por unos segundos más, hasta que tanto forcejeo lastimó más su brazo y no pudo evitar soltar un gran alarido de dolor.
Todos voltearon a mirarlo, sorprendidos, incluso Totty que se encontraba arrodillado ahora junto a Issei.

— ¿Jefecito...? —. El Matsuno de ojos violetas preguntó, nervioso y mirando cada parte del cuerpo del mayor.

Amores Prohibidos y Secretos «IchiKara»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora