Capitulo 3. | Miranda Wang.

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La Luz del sol acaricia mi rostro obligándome a abrir mis ojos.

Suspiró.

A noche luego de rememorar–me una y otra vez que debía dejar ir cada recuerdo con Ky y que debía ser más fuerte, llore.

Sería patético decir que los hombres enamorados no lloran,
Pero yo lo he hecho muchas veces durante todo estos años.

Mucho antes, cuando Adriana y Adiel se casaron pensé que hay encontraríamos la manera ella y yo de volver a empezar, ese día en la boda, ella me abofeteó, no recuerdo muy bien porque lo hizo.

Pero en su mirada estaba ese destello de angustia y preocupación, trate como pude a pesar de mi dolor aferrarme a ella pero Ky no quizo, ella realmente no deseo estar más conmigo.

Al principió pensé que era solo por el hecho de que ese desgraciado destruyó su vida, pero yo le supliqué ese día, le supliqué que eso no me importaba que ambos saldríamos adelantes.

Pero toca creer que no me creyó, que no confío en mi y prefirió tomar la salida fácil; huir de mi, y llevarse consigo la esperanza de que algún día yo vuelva a dejar entrar alguien más en mi corazón.

Ya que aunque me diga a mí mismo que puedo amar, a ninguna otra mujer puedo ver a los ojos como lo hacía con ella.

Suspiró, quitando con mis manos el edredón. Tomó el pequeño control y sierro  las persianas. Luego extiendo mi mano hacia la lámpara.

Cuando la falsa luz ilumina mi cuarto, y que mis ojos se acostumbran a ella; tomó la Biblia y leo un poco antes de dejar que  mis rodillas toquen el suelo.

Puede que delante de la sociedad sea un hombre guapo y listillo pero aquí en mi aposento no soy más que una oveja sucia que necesita ser lavada por la sangre del cordero que murió en la cruz.

Cuando terminó de agradecerle a Dios por lo bueno y lo malo, me
Pongo de pie y corro hacia mi baño. Hago mis necesidades.

Seco mi cabello con una toalla y enrosco la otra en mi cadera,
Segundos después abro la puerta de mi tienda individual, tomó una camisa verde clara con mi chaleco negro, unos bóxer negros de Calvin K.

Luego de que estar lo suficientemente bien presentado,
Calzo mis pies con mis zapatos y salgo el cuarto luego de asegurarme que todo esté en su lugar.

En el transcurso de mi vida luego de vivir tantos años con Adiel me di cuenta de que ser ordenado es importante, ya que cuando buscas algo es más fácil encontrarlo.

Pero eso fue antes cuando vivía con Adiel, porque seamos realista,
todos nos encontramos mejor en nuestro propio desorden.

Camino por el pasillo que lleva hacia la sala principal, murmuró algunas palabras y rasco mi frente recordando que hoy tenemos una reunión con cada uno de los equipos de trabajo.

Sacó mi celular y envió un mensaje de texto a mi secretaria.

«¿tengo reuniones
Importante hoy?».

"Tiene varias juntas,
Junto con unas entrevista y chequeo del personal"

Mordí mi labio.

«De acuerdo hay estaré en ellas,
Gracias Ina.»

"para servirle señor".

Sigo mi camino, desvió mis pies hacia la cocina, dejo caer mi pesado cuerdo en el taburete negro, apoyo mis brazos sobre el mármol.

Olí está una vez más de espalda a mi y yo luzco como un pequeño niño que espera obtener la atención de su madre en cualquier momento.

El secreto de la Chica  Pentecostal © [Verdades no Dichas #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora