Capitulo 8.| Carlos, no te enamores.

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Hace algunos meses que vengo notando cuán pequeña es la nariz de Ky. Sus pomulos y sus pestañas, sus labios.
Todo de ella iradia belleza, ternura, perfección.

deslizó tranquilamente mis dedos sobre sus pestañas y sus cejas, sus ojos estan cerrados y sus brazos estan apoyados en el marmol. muevo mi cabeza observandola.

nunca antes habia visto un rostro tan hermoso como el de mi niña.

Sopló un poco de aire sobre sus ojos, haciendo que su ceño se frunza y murmurós de incomodidad broten de su boca.

Rió bajito. Elevó mi mano y la pasó por su cabello, es sedoso, brillante y largo. Me gusta. Me encanta molestarla. Me fascina hacerla enojar, para luego hacerla reír con mis bobadas.

Ella se mueve un poco sobre la silla. Trata de encontrar una manera cómoda, eleva su mano para que la mía deje de acariciar su cabello.

—eres tan molestoso..—murmura entre dormida y despierta.

Muerdo mi labio, cuando me doy cuenta de que sus hermosos ojos me están observando.

Le guiñó uno de mis luceros para luego empujarme sobre el mesón y dejar un beso en su frente.

—pensé que estaba siendo cuidadoso, me encanta tocarte cuando estas dormida, tu rostro siempre está relajado, me gusta contemplarte.

Elevó mis hombros restándole importancia a mis sinceras palabras.

Ella suelta un bostezo, para luego tallar con su mano izquierda sus ojos.

—estabas siendo cuidado.—replica, poniéndose sobre sus pies y caminando hacia la nevera.—pero conozco tus manos, sé cuán juguetón eres.—apoyo mi codo sobre el hilo centrar,observándola.—y en cuanto sentí tus manos sobre mi cabeza, supe que ya era hora de despertar.

Tomó uno de los vasos y sirvió un poco de agua caliente, para luego agregar té de manzana y canela.

Me ofrece una taza, gentilmente negué.

La veo tomar asiento en la silla principal de la cocina de mamá madne.

—¿dure mucho tiempo dormida?

Cuestiona, haciendo un mohín. deja la taza sobre el hilo central para luego acercarse a mí y plantar un inocente beso sobre mis labios.

Doy un suspiro mientras siento sus manos jugar con mi cabello.
Ella me tiene en sus manos, puede hacer conmigo como bien le plazca y yo seguiré ahí, sin importarme nada.

Sus manos siguen jugando con mi cabello, termino por abrir  mis ojos, quito sus manos de mi cabeza, para luego llevarla a mi boca y besar el dorso de su mano.

—lo suficiente para que me enamorará más de ti, ma québécoise.

Su mirada se ilumina y sus mejillas se sonroja. Cada vez que eso pasa, siento que inconscientemente logre algo que pensé que nunca tendría.

El pastor habla. Hacia dos días que no venía a la iglesia y sentía que le estaba faltando a Dios.

No quiero nunca que mi corazón se dejé llevar por las riquezas del mundo, estoy agradecido con el pan que él me da cada día.

Por mi familia, mis amigos y demás bendiciones no merecidas.

Así que el haber estado ausente tanto tiempo, hace que sienta que mi corazón está empezando a creer que todo lo que tiene le pertenece.

El secreto de la Chica  Pentecostal © [Verdades no Dichas #2] Where stories live. Discover now