El secreto de la Chica Pentecostal © [Verdades no Dichas #2]

Capitulo 13.| Ternura Extrema parte 1.

—sonrie—digo mientras el flash sale disparado iluminando el rostro de Ky.

Una mueca se extiende en su rostro, para segundos despues notar como su ceño se frunce ligeramente.

‐borra eso—comenta haciendo un ligero mohin—mis ojos parecen los de un venado asustado.

Rio por su comentario observando la fotografia, sus mejillas estan enrojecida por el ligero calor del dia, su cabello luce explendido, mientras que sus ojos estan enormemente abiertos.

Tomo asiento delante de ella, extendiendo mi mano hacia su mejilla, su rostro rapidamente se inclina y una leve sonrisa aparece en su cara.

—como puedes decir que luces como un venado, cuando sabes perfectamente cuanto amo esos ojos, cuanto te amo a ti.— comento enamorado de su hermosura.

Sus ojos hacen un contacto directo con los mios, su comisura derecha se eleve y en un soplo que acaricia mi corazon dice:

—te amo, hoy y siempre.

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Los dedos de Adiel golpetean ligeramente el vidrio, sus ojos se mueven de un lado al otro, en ningún momento sus luceros me observan. Suspiro exasperado.

—¿piensas hablar?.—lo cuestionó enarcando un de mis cejas, volteó el diseño que reposa delante de mi—dijiste que tenías un proyecto del cual querías hablarme, llevas aproximadamente quince—observo el reloj—minutos jugando con tus dedos y estando ligeramente extraño.

—Adriana y yo hemos decidido comprar una casa—dice con una enorme sonrisa.

Frunzo el ceño.

—¿una casa?—murmuró ligeramente sorprendido—vaya ese es un muy grande proyecto.

Adiel eleva los hombros.

—Si es uno muy grande pero tarde que temprano eso iba a suceder—sonríe—al principio el apartamento era bien para nosotros dos y nuestros animales de compañía, todo parecía ir bien, el espacio nos convenía el lugar situado era extraordinario porque iba bien con nuestros respectivos trabajos, pero..

—¿pero?—le cuestionó apoyando mis manos sobre el mármol.

—pero los bebes llegaron y quiero que ellos tengan todo lo que yo no tuve, quiero que tengan una casa donde puedan guardar sus recuerdos, quiero que Adriana tenga la casa que siempre quizo, el apartamento simplemente se volvió más pequeño y menos acogedor, una casa es lo que necesitamos ahora—pasa su mano por su cabello—es por eso que vine a ti señor diseñador de camisas, necesito de tu ayuda.

Esbozó una sonrisa.

—sabes que diseñó ropa, no casas—comentó neutro, golpeteando mis labios.

Adiel eleva sus ojos.

—lo se, pero realmente necesito de tu ayuda en esto.

Enarcó una ceja.

—aunque tengas mi ayuda, no servirá de nada teniendo en cuenta que me gradué en otra especialidad—hago una mueca—y lastimosamente no tiene nada que ver con arquitectura quisiera ayudarte pero lamentablemente esta vez no podré.