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02 - la piña amarilla

Jung Hoseok siempre había sido una persona extremadamente buena y alegre, pero con una suerte terrible.

Hoseok no había tenido una buena infancia, sus padres se habían divorciado cuando él era muy joven, y de niño le costaba demasiado hacer amigos debido a su personalidad en extremo cariñosa y gritona, la mayoría de sus compañeros de escuela y luego de instituto lo evitaban pues decían que estaba algo loco, de hecho solían molestarlo con apodos infantiles y hasta algunas veces le tiraban lápices y gomas, todo porque no entendían su personalidad.

Jamás había tenido una novia o un novio, una vez le había gustado una chica, pero al confesarse ella se burló de él y les contó a sus amigas que el “Lunático Jung” se le había declarado, fue el hazmerreír de toda la escuela por un buen tiempo.

<< Las cosas mejorarán >>, Eso era lo que Hoseok siempre se decía a su mismo, porque ¿De que servía deprimirse? ¡De nada! Siempre, siempre a sus problemas Hoseok les ponía una enorme sonrisa, una sonrisa llena de esperanza porque las cosas mejorarían, y eso es lo que siempre lo mantuvo de pie.

Cuando se decidió a estudiar medicina, sus padres estaban muy felices por él, pero cuando estaba terminando la carrera se dio cuenta de que ese trabajo no lo haría demasiado feliz, Sí, haría cosas buenas por las personas que es lo que a él más le gustaba hacer, sin embargo el sistema de salud es demasiado estricto y ético para alguien tan explosivo y feliz como lo era él. No estaba seguro de que su forma de ver la vida sería bien recibida en un ambiente como aquel.

Poco después de recibir su título de doctor (cardiólogo para ser exactos) Los padres de Hoseok pusieron un restaurant en la playa, y necesitaban una forma de hacer publicidad, y bueno, a él se le ocurrió la brillante idea de confeccionar un traje de pez, estaba tan feliz con su invento que se ofreció el mismo a llevar el traje y el cartel de promoción para el local, salió a la calle con el traje puesto y comenzó a atraer clientes, los niños jugaban con él pues amaban su energía, pero algunos adolescentes o hasta adultos hechos y derechos lo molestaban, lo empujaban, hasta lo golpeaban por simple diversión, diciendo palabras como “Que ridículo” “Las cosas que se hacen por dinero” o demás insultos que Hoseok, a pesar de que sí le afectaban, hacía un trabajo estupendo ignorando.

La vida de Hoseok entonces, podemos afirmar que siempre estuvo marcada por la mala suerte, la crueldad de las personas a su alrededor y la tristeza disfrazada de sonrisas. Hoseok a estas alturas de su vida ya no sabía qué hacer, había siempre puesto en práctica el dicho “Al mal tiempo buena cara” sin embargo ¿De qué le había servido eso? Por ser una buena persona la vida no había mejorado, de hecho el pobre Hoseok sentía que iba de mal en peor, nunca había tenido un amigo verdadero ni tampoco había sentido por alguien algo demasiado fuerte, había llegado a pensar que el solo hecho de enamorarse de alguien podría mejorar su situación incluso sin importar ser correspondido o no, pero eso era difícil, porque sentía que nadie lo entendía como él deseaba.

Un día luego de terminar su jornada de trabajo como pez, llena de insultos y maltratos de la gente, Jung Hoseok se sentía especialmente deprimido, bajó el cartel que tenía en sus manos y cerró los ojos con fuerza tratando de contener unas pequeñas lágrimas que querían dejar sus ojos, las personas eran hirientes, y a pesar de que él siempre se consideró positivo en extremo, también tenía sus límites.
Pero toda la vida de Hoseok daría un vuelco con un simple y pequeño encuentro.

-¡Señor pez! –escuchó que gritaban a sus espaldas, solo para encontrarse con dos pares de ojos mirándolo esperanzados y brillantes. Detuvo su caminata y miró a los dos pequeños niños que ahora lo miraban como si fuese la cosa más genial de todo el mundo. Hoseok no pudo evitar sonreír, e ignorando todo lo que sentía, extendió sus brazos y puso una voz falsa para el personaje.