Capitulo 2: Mala suerte

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Desperté debido a que un bulto se había tirado encima de mí. Me asusté muchísimo así que abrí los ojos de golpe.
Miré hacia todos lados desconcertada al no ver a nadie ¿estar aquí ya afectaba mi mente? Qué rápido me volvía loca aquí. 
Pasé una mano por mi cara, como intentando quitar el sueño luego suspiré pesadamente y me senté en el borde de la cama.
Sentí que algo tocó mis pies y pegué un fuerte grito. Subí rápidamente mis pies a la cama.

- ¡Fraaank! - grité toda asustada.
- ¿qué? - este salió debajo de la cama
- ¡Fraaank! - le grité ahora enojada.
- Tu grito, fue genial - rió.
-No me causa gracia - lo fulminé con la mirada
- Aww no te enojes - se subió a la cama y me abrazó.
- No me toques - dije un poco más agresiva de lo común, esquivé su abrazo y me bajé de la cama.

Caminé hasta el baño y me encerré allí un buen rato. Hoy me había despertado con el pie izquerdo.
Me di una larga ducha y luego me fui a cambiar de ropa a mi habitación.
Tomé un vestido de tirantes, color azul oscuro y que tenía unos diseños de colores http://2.bp.blogspot.com/_2vf5s4zcOmw/Sl9RB2MR86I/AAAAAAAAAFI/en4UMteI4Tk/s1600-h/vestidos-de-dia-4.jpgy . Me puse unos zapatos a juego y me maquillé un poco, nada recargado sólo algo que le diera vida a mi cara. Cepillé mi cabello y luego bajé a desayunar pues mi estómago estaba pidiendo a gritos un poco de comida.

- Buenos días - saludé sin mucho ánimo.
-¿Sophie? 
- ¡Doña Petunia! - me acerqué a darle un fuerte abrazo.
- Oh, m¡ra lo grande que estás - sonreí ante su comentario - toda una mujer.
- Te ves muy linda, Sophie - dijo Rachel sirviéndome una tazá de té.
- Gracias - los halagos me harían sonrojar.

Comí en silencio, solamente sonriéndo cuando debía aunque sin muchas ganas.
Frank bajó y se acercó a mí cuando ya no quedaba nadie en la cocina.

- Sophie...- me tomó de la mano.
-¿qué? - lo miré seria.
- No te enojes...- hizo un puchero - no quería que te enojaras, discúlpame.
- Está bien - sonreí y lo abracé.
- Estás fingiendo - Frank me alejó de él. Yo sólo suspiré.
- Quiero estar sola ¿si? - me solté de su mano y subí a mi habitación.

No solía comportarme así, no iba en mi naturaleza pero, al parecer, hoy estaría de muy mal genio.
Tomé mi bolso y salí.

- iré a dar una vuelta - avisé y salí disparada hacia afuera.

Comencé a caminar rápido para alejarme lo antes posible de la pensión.
Cuando ya estuve lejos disminuí mi paso. 
Sonreía a cada paso que daba al recodar momentos vivídos en las calles de este pueblo. 
Cuando regresaba de clases junto a mis amigos y nos reíamos de todo o, cuando, Ray no recordaba el nombre de Romeo - el amor de Julieta- y le decía Rodeo.

- Rodeo jajá - reí en voz alta y una mujer que pasaba por mi lado me miró raro.

Me volví a reír pero, esta vez, en voz baja. Recordé que, Frank, me había regalado un Ipod para que estuviera desconectada en momentos de tensión. Ahora, claro, no era momento de tensión pero se sentiría mejor caminar por estas calles con música de fondo.
Poco a poco fui llegando al centro del pueblo. Muchas tiendas seguían donde mismo las había dejado, aunque con colores más deslavados.
El mismo pueblo aburrido de siempre, pero que me traía muchos recuerdos. Suspiré y giré en una calle donde me llevé una gran sorpresa; era una calle entera de nuevos locales. Había un karaoke, una biblioteca, un restaunrant, una tienda de ropa y una de música. Vaya, esto era sorprendente. 
Entré a la tienda de música con mucha curiosidad, quería saber que tipo de música había llegado hasta estos lugares.
Había mucha música del tipo que le gustaría a mamá y otro poco del tipo que le gustaría a Rachel pero, nada para mí.
Salí un poco desanimada de la tienda pero luego decidí ir a conocer la tienda de ropa. Era bastante amplia, cosa que me sorprendió, y la ropa que allí había no era para nada fea. Comencé a mirar algunos vestidos hasta que di con uno que llamó mi atención. Lo llevé al probador para ver como me quedaba y me gustó bastante. Era raro verme en una situación así; mamá hubiera dicho que esto era más del tipo de Rachel pero, vivir fuera de este pueblo durante tres años había cambiado un poco mi forma de ser.
Fui hacia una caja para pagarlo y una chica me atendió amablemente.

- Supongo que aceptan efectivo - ODIABA, las tarjetas de crédito, sentía que por culpa de ellas la gente se llenaba de enormes deudas.
- Claro - respondió la chica mirándome un poco extrañada - No eres de aquí ¿verdad? - preguntó mientras le quitaba la alarma.
- Lo era - respondí intentando sonreír.
- Ah, estás de visita - ella sonrió - a veces es bueno volver a lugares que nos traen recuerdos.

Sonreí sin decir nada mientras buscaba el dinero en mi bolso. 
"Hey, ¿Cómo has estado Tom?" escuché a alguien decir y olvidé lo que estaba haciendo. Mi mirada de forma brusca y atolondrada buscó de donde había provenido esa voz. Sentí que el corazón se me aceleró de puro nervio. Tal vez me estaba equivocando, tal vez era una coincidencia, tal vez..."¡Gerard! hey, amigo, ¿dónde has estado metido" G-E-R-A-R-D. 
Localicé a quién buscaba y no hubo duda alguna. A pesar de que él estaba de espaldas hacia mí lo reconocí al instante, chaqueta de cuero, jeans oscuros, cabello negro...

-¿Se siente bien? - preguntó la chica. - ¿señorita? - volvió a preguntar al ver que yo no reaccionaba.
- Mierda - dije y me agaché al tiempo en que Gerard se giraba - Mierda, mierda.
-¿está usted bien? - la chica me miraba desde arriba un poco asustada.
- sí em...- revolví mi bolso dejando caer algunas cosas que recogí rápidamente. - Tome - le entregué un par de billetes a la chica.
- Aquí tiene - ella, rápidamente, me entregó el vuelto y mi vestido.
- Gracias...

De manera vergonzosa e idiota me alejé gateando de esa parte de la tienda, apuesto a que la chica creyó que estaba totalmente loca.
Qué idiota y absurda estaba siendo. Debía comportarme como una chica madura. Sí, seguro.
Me puse de pie y, me llevé una gran sorpresa porque no sé como mierda me encontraba detrás de Gerard. Me quedé paralizada ahí mismo. 

- Señorita, olvidó esto...- la chica que me había atendido estaba al lado mío delatando mi presencia.

Me giré de forma rápida y comencé a caminar sin tomar en cuenta a la chica. Supuse que Gerard también se había girado, rogaba a quién fuera que estuviera arriba que no se haya percatado de mí.
No podía salir de la tienda, estaba atrapada. Maldición.
Me dirigí, cautelosamente, hacia los probadores. Le dije a la chica que estaba encargada de allí que le daba un par de billetes con tal de que me dejara encerrada ahí durante mucho tiempo. No hizo preguntas sólo aceptó.
Comenzaron a pasar los minutos y sentía que me envejecería encerrada allí dentro. Tenía calor, hambre y estaba aburrida.
Escuchaba como en los probadores continuos la gente entraba y salía, yo seguía ahí.

- Ya se fue - escuché al tiempo en que la puerta de mi probador se abría. Di un gran salto
- ¿emmm? - me hice la desentendida.
-Gerard Way ya se fue - respondió la chica que me había atendido cuando compraba el vestido.
- no sé de que me hablas - ¿cómo sabía ella de que huía de Gerard? ¿Tan obvia era?
- Eres Sophie ¿no? - ella sonrió - soy amiga de Ray y de Rachel.
- No me dgas - me llevé una mano a la cara - conoces la historia.
- Algo - ella sonrió - no te preocupes, Gerard ya se fue y creo que no se percató de que eras tú.
- Gracias al cielo - suspiré.
- Me llamo Angela - me extendió la mano.
- Mucho gusto Angela.

Angela, que coincidente el nombre con mi antigua amiga. Angel.

- ya se acabó mi turno ¿quieres que te lleve a la pensión?
-¿no te molesta? 
- claro que no - ella sonrió nuevamente - además así aprovecho de pedirle unas cosas a Rachel
- Está bien.

¿Saben qué? descuartizaría a mi hermana y a mi amigo por ser tan bocones. 

La chica, Angela, me llevó hasta la pensión en su automóvil. Todo el tiempo estuve nerviosa por si nos encontrábamos con Gerard.
Cuando llegamos corrí hasta la pensión pero me alarmé al ver una motocicleta estacionada afuera.

- ¿qué hace la motocicleta de Gerard aquí? - Angela estaba igual de sorprendida que yo.
- Sophie, pss, Sophie - escuché mi nombre y me giré Frank estaba escondido entre unos arbustos. - Vamos a casa de Ray...-dijo bajito.
- Ok...- contesté justo cuando la puerta se abrió. - mierda - dije demasiado fuerte al momento que me tiraba de cabeza al automóvil.
- Ya te vio - susurró Angela.
- Una cosa es que me vea, otra es que me reconozca - dije aún agachada.
- Hola Angela - escuché su voz muy cerca y sentí dolor de estómago.
- Hola Gerard ¿qué haces por aquí? - preguntó.
- Nada, sólo traía unos encargos de mamá...
- Ah...
-¿quién es tu amiga? - preguntó con tono de burla.
- Es...em...Teresa - respondió ella y me puse más nerviosa. - está de visita...
- Hola Teresa - saludó Gerard, yo sólo levanté una mano toda temblorosa.
-¿por qué está tirada en el piso del automóvil? - preguntó Gerard un poco extrañado.
- Es que tiene...una horrible alergia y no quiere que nadie la vea entonces le da verguenza...
-Oh, entiendo, creo que estoy incomodando...- mi respiración estaba muy acelerada de lo nerviosa que me encontraba - hasta luego Angela, hasta luego Teresa - levanté mi mano e hice seña.

Cuando sentí que la motocicleta ya estaba bien lejos salí de mi "escondite".

- Interesante - Angela me miró y sonrió - creo que me debes una.
- sí, creo que sí.

Frank se acercó a mí y me abrazó fuertemente. Había olvidado que él estaba escondido.

- No tienes buena pinta...- susurró al momento en que me desvanecía en sus brazos.

Cenizas parte 1Where stories live. Discover now