Capitulo 25: Los cuentos de hadas no son para mí...otra vez.

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La cajita musical que Frank me había regalado aún seguía tocando su canción a pesar de que se encontraba hecha pedazos. Yo estaba en un rincón de la habitación abrazando mis rodillas y llorando histéricamente. Me sentía una nena pequeña nuevamente, me sentía tan frágil y desprotegida, tan herida…

-¡¿Ahora estás contenta?! ¡Tú deseabas esto!

-No, Frank…yo no…

-¡Es tu culpa!

Me llevé las manos a mi estómago y lo apreté con fuerzas ¿por qué a mí? ¿por qué a nosotros? ¿Fue mi culpa por no quererlo en un principio?

-¡Ahora estás contenta! ¡Ahora puedes ir corriendo a los brazos de ese imbécil de nuevo!

-¡¿Qué?! No, no, Frank…- me acerqué a él pero me empujó de regreso.

-¡Quizás qué hiciste para que no naciera!

¿Qué hice? ¡Nada! ¡Lo juro! No soy así, no soy así, no soy así…

-¿Te gusta esta ropa? – Frank se acercó al clóset que había en la casita (sí, esa casita alejada de todo) - ¡Quizás por esto estás conmigo! – tomó una prenda y la rompió.

-¡No, Frank! No digas eso…- mis ojos estaban llenos de lágrimas.

-¡puta interesada!

-Frank…- yo lloraba y lloraba – Frank no hables así…- me acerqué nuevamente a él pero me empujó tirándome al suelo.

Y aquí sigo, en el mismo lugar viendo como todo estaba hecho pedazos. Frank había roto todo, la ropa, los muebles mi cajita que yo había traído porque me encantaba…ahora ya era solo pedacitos.

¿y Frank? Luego de culparme y repetirme que sólo soy una perra interesada se fue…tiró su anillo entre las cosas y se fue. Terminó cualquier tipo de relación que pudiera existir entre nosotros…

Me había dejado…cuando yo quería ser feliz con él…

Me largué a llorar nuevamente mientras me estiraba en el suelo, quería desaparecer…

¿podía? No, no podía…

Me di fuerzas de no sé donde y busqué el teléfono de la casita. Marqué a mi casa y luego corté, sólo preocuparía a mamá…no podía marcar a casa de los Way, ¿Ray podría venir? Marqué su número, esperé y cuando ya iba a cortar contestaron.

-¿Diga?

-Ray…- mi voz sonaba asquerosa.

-¡¿Sophie?! – su voz se alarmó.

-Ray…- lloré en el teléfono.

-¿qué tienes? ¿qué te pasó? ¿dónde estás?

-Ven a buscarme…

Le dije donde estaba y corté. Pasaron unos diez minutos cuando escuché a alguien subir las escaleras.

-¿sophie? ¡Mierda, Sophie! – él se puso a mi lado - ¡¿qué pasó?! ¡¿Qué te hizo ese imbécil?!

-Me quiero morir Ray…- él me atrajo hacia su regazo – me quiero morir…

-No, no, no hables así…- él me levantó en sus brazos – vamos pequeña…

-¡espera! – chillé e hice que me pusiera en el suelo nuevamente. Yo caminé y recogí los pedacitos de la cajita musical. 

***

-¿Qué tiene? ¿por qué está así? – Rachel se paseaba de un lado a otro en la salita de la pensión preguntándole a Ray que había ocurrido. -¡dime algo, Sophie!

-Amiga, por favor, ¡habla! ¿Ray por qué está así?

-No lo sé…yo…la encontré…llorando, en esa casa, todo estaba destruido…

-Sophie, linda, dime qué tienes – Angel se acercó a mí y me abrazó – bonita, ¿qué fue lo que te hizo Frank, ahora? – la miré e hice un puchero largándome a llorar nuevamente.

-Mi bebé está muerto…- comencé a hablar – muerto…- los ojos de Angel instantáneamente se llenaron de lágrimas – y él me culpó y…se fue…se fue de nuevo… de nuevo me dejó sola…- me llevé las manos al rostro – ya no hay compromiso, ya no hay nada, ¡mi vida no tiene nada!

-Tranquila, tranquila – Angel me acariciaba el cabello suavemente.

Escuchamos como la puerta de la pensión se abría y luego vimos aparecer a Jane y Gerard.

Ella traía una sonrisa que irradiaba felicidad.

-¡Gerard y yo nos vamos a casar! ¡Acabamos de comprometernos! – anunció con tanta felicidad. Yo la miré y me largué a llorar nuevamente.- ¿qué? ¿qué pasa? – nos miró a todos preocupados. 

-¡Váyanse! – chillé .

-¿qué tienes Sophie? – ella me miró asustada.

-¡Váyanse con su felicidad y amor a otro lado! 

-Sophie, cálmate…- me dijo Rachel.

-¡¿Qué me calme?! ¡¿Quieres que me calme?! ¡Acabo de perderlo todo! ¡Tengo en mi vientre a un bebé que está MUERTO! ¡Frank me llamó perra interesada, me culpó de esto y rompió nuestro compromiso! ¡Se fue! ¡DE NUEVO! – miré el rostro de Jane y estaba a punto de llorar. Miré a Gerard y…parecía asombrado o algo similar. 

-Sophie…

-¡Quiero estar sola! – chillé y corrí a mi habitación para encerrarme y no saber del mundo.

Le puse seguro a la puerta y me tiré en la cama llorando como idiota. No quería saber nada de nadie, quería desaparecer nuevamente, desaparecer para siempre...

Cenizas parte 1Where stories live. Discover now