3. Pie de durazno, patatas fritas y dos coca-colas.

2.4K 244 34
                                    

           

3. Pie de durazno, patatas fritas y dos coca-colas.

Levanté mis ojos para encontrarme con los azules de Norman, atentos a mis movimientos. Nerviosa, jugué con mis manos sobre la mesa y dirigí mi vista a los alrededores del lugar.

Habíamos llegado a esta especie de cafetería que estaba a la entrada de la ciudad y que tenía, a mi opinión, el mejor pie de durazno de todo el país. Reedus ni siquiera se tomó la molestia de preguntarme qué quería y ordenó para los dos, una gran porción de patatas fritas, pie de durazno y coca-colas. Se sentó junto a mí, en una de las mesas del casi vacío local, esperando a que llegara nuestra comida y se dedicó a mirarme un par de minutos.

-Entonces, ¿no piensas hablar?

No pude evitar reír, ya que, había olvidado lo inquieto que era. Frunció el ceño y me miró divertido.

-Al menos te he hecho reír, ¿eso es bueno, no?

-Sí, Normie–Suspiré, agotada de fingir que estaba molesta con él por haberme traído para acá.

Recosté mi cabeza en su hombro y sentí sus dedos desenredando mi cabello, haciéndome cerrar los ojos casi de manera involuntaria, relajada. Me gustaba estar así, podría estar así por el resto de mi vida, con él.

-¿Por qué me has traído para acá?–Pregunté con los ojos cerrados aún.

-No nos vemos hace casi un año, ¿no te parece lógico?

No lo había pensado, y tenía razón. Sumando el tiempo que pasó entre el final de grabaciones de la quinta temporada, cuando fue la última vez que lo vi, más el tiempo que había estado en New York, hacían un total de casi once meses, lo cual, sí era bastante.

-¿Era necesario que viniéramos en tu moto y dejáramos mi pobre auto, triste y abandonado, en el set de grabación?–Reí y sentí cómo sus carcajadas se unieron a las mías.

-Sabes que si no te hubiera quitado las llaves del auto no hubieras venido–Y aunque no veía nada, estaba segura que él me estaba mirando atento.

-Y ahora adivina quién tendrá que ir al trabajo en taxi mañana–Bufé, un poco divertida con la situación.

-Pues te pasaré a buscar para que no tengas que tomar un maldito taxi.

-No es necesario que lo hagas.

-Pero quiero hacerlo–Insistió.

-Basta Norman, murió mi mamá, pero aún sé cómo pedir un taxi. No necesito tu lástima.

Sus caricias se detuvieron y automáticamente abrí mis ojos, para encontrarme con su rostro con una expresión bastante dolida, a mi parecer.

-¿En serio piensas que hago todas estas cosas por lástima?

La mesera llegó en el momento menos oportuno para él, pero quizás el mejor para mí, a dejar nuestra orden. Tomó su tiempo en acomodar las cosas sobre la mesa y no sé si lo había hecho de manera intencional o no, pero de todos modos se lo agradecí. Pensé que, desde ese momento, sólo nos dedicaríamos a comer y hablar cosas estúpidas, pero me equivoqué, porque apenas la camarera nos dejó solos nuevamente, las palabras salieron de su boca como si las hubiera acumulado.

-Mierda, _______, hago esto porque te extrañaba; porque te llamé miles de veces durante este tiempo y nunca me contestaste, porque te quiero, porque eres mi amiga.

Amiga.

Antes de que pudiera decir algo en modo de respuesta, sus brazos me rodearon fuertemente. Sucumbí ante su muestra de cariño y acurruqué mi cabeza en su pecho. Escuché sus risitas en mi oído y me derretí, mierda, mierda, mierda, no puedo estar pensando en él, otra vez.

-Diablos, te extrañaba tanto–Murmuró.

Decidí no decir nada más, porque, en serio, no quería arruinar más las cosas. No sé si yo estaba muy sincera o Norman muy sensible, pero prefería evitar cualquier tipo de discusión y tener una agradable comida.

Aproveché el hecho de que por fin sentía hambre de nuevo y comencé a devorar la rebanada de pie que mi amigo había pedido por mí. Reedus no se quedaba atrás, e inclusive más rápido que yo, devoraba nuestra deliciosa "cena".

-La próxima semana será la fiesta de fin de grabaciones–Habló mientras masticaba una papa-Y supongo que esta vez sí irás.

-Pero las grabaciones terminan después de eso–Balbuceé sin comprender y tratando de evitar el incómodo tema que eran para mí esas estúpidas fiestas.

-Steven tiene que viajar antes de eso, así que haremos la fiesta un poco antes para que él esté. Entonces, irás, ¿verdad?

Introduje un gran trozo de pie a mi boca, para mantenerme ocupada masticando un par de minutos. Norman arqueó una ceja cuando notó lo que estaba haciendo.

-Oh, vamos, ________. Las fiestas de fin de temporada son lo mejor, no entiendo por qué no quieres ir.

Pero Norman no conocía mis motivos, porque sí, los tenía. La primera fiesta de fin de grabaciones a la que fui, las cosas no salieron como lo planeé y terminé abandonando el lugar en cosa de minutos. Sólo eso fue necesario para no asistir a la segunda y aún sobraba para no querer ir a la tercera.

-Lo pensaré–Dije, para que dejara de hablar de tema. Suspiró, probablemente sabiendo que era lo máximo que conseguiría de mí.

Pero yo estaba mintiendo, ni siquiera lo iba a pensar. No había manera de que yo fuera a esa fiesta.

The Exception - Norman ReedusWhere stories live. Discover now