28. El sol vuelve a brillar en Georgia.

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28. El sol vuelve a brillar en Georgia.

Norman estacionó su vehículo junto al de Greg Nicotero, con desgano y sin mucho ánimo, para ser su primer día de grabación. Miró el reflejo de sus ojos en el espejo retrovisor; estaban cansados y tristes, tanto como aquel día en el que la había dejado sola en su departamento, ese día que la había dejado partir.

Se bajó de la camioneta y suspiró pesadamente, intentando darse ánimos para poder recobrar esa fuerza que sentía haber perdido en algún momento. Y es que, si bien le había prometido a ________ que estaría bien, en aquella carta que no se atrevió a entregarle despierta, su vida iba cuesta abajo. Cada día era más miserable que el anterior y parecía no existir un fin. Quizás eso era lo que merecía, al fin y al cabo, después de todo lo que había hecho sufrir a la joven.

De ella no había sabido nada, sólo presumía que hace tres semanas se había casado y que ahora, probablemente, se encontraba disfrutando –entre comillas– su luna de miel. Ella no lo había buscado y él tampoco a ella, tal y como correspondía, suponía.

Él, por su parte, había estado en Texas, con su madre, durante unas semanas y hace unos pocos días había vuelto a Georgia, para una nueva temporada de su famosa serie. Se había puesto como meta personal que, desde ahora, intentaría dedicarse por completo en The Walking Dead y en el restaurant, intentando mantenerse ocupado y, así, ahuyentar los pensamientos negativos que le atormentaban.

-Eh, hombre–Greg lo saludó contento al verlo-, es bueno verte–Sonrió y, luego, le dio una cara de confusión a Norman-Espera, ¿qué haces aquí tan temprano?

-Me citaste a las ocho de la mañana, Greg–Reedus respondió apenas, con un intento de sonrisa-Pues, aquí estoy.

-Mierda, me debo haber traspapelado–Nicoteró mintió, con un rostro de culpa que era completamente falso-, las grabaciones empiezan a las 11. Lo siento, viejo.

-¿Qué? Mierda, Greg–Murmuró, sin entender cómo era posible un error tan raro como ese. Pero como, de todos modos, desde este último tiempo con suerte dormía, no era como si el actor hubiera perdido muchas horas de sueño al haber madrugado. Suspiró, cerrando los ojos pesadamente-Bueno, está bien, no hay problema.

Su productor y amigo le dio una rara sonrisa y luego alzó las cejas.

-¡Hey! ¿Por qué no aprovechas de dirigirte al tráiler de mi asistente, por mientras?–Sugirió aquel hombre que tenía el cabello mucho más largo que Norman-Debes firmar unos papeles que el canal necesita-Aún no llega, pero debe estar por hacerlo.

Mi asistente. Sólo de escuchar esas palabras le rompían el corazón, un poco más, a Reedus, sólo porque recordaba que, antes, la asistente de Greg era ________.

Uno de los camarógrafos llamó, en un grito, a lo lejos a Greg, necesitando su ayuda inmediata. El hombre le prometió a Norman buscarlo luego, recordándole que fuera a firmar esos papeles ahora que tenía tiempo libre antes de grabar.

Caminó despacio hasta donde le habían indicado ir, sin ese entusiasmo que solía sentir en sus años anteriores en el set.

Golpeó la puerta metálica del pequeño remolque un par de veces y comprobó que, efectivamente, la mujer que ocupaba el cargo de ________ aún no llegaba. Se sentó en los pequeños escalones del tráiler y sacó su celular. Era algo que ya estaba volviéndose un vicio, durante su tiempo libre.

Desbloqueó el aparato de última tecnología y se dirigió a la galería de imágenes de este, donde guardaba todas las fotos de ________ que había recolectado cuando estuvieron juntos en New York. Fotos de aquel día en el que la llevó a recorrer la ciudad, fotos de ella probando la comida para su boda, fotos que él le había tomado sin que ella se diese cuenta.

Se pasó una mano por la cara, frustrado, sintiendo que se pondría a llorar si no se detenía. Debía detenerse, por su bien. De todos modos, no fue su decisión lo que lo hizo detenerse, sino más bien la voz de la asistente de Greg, llegando al lugar, al verlo sentado fuera de su oficina.

-¿Puedo ayudarte en algo?

Norman levantó la mirada, incrédulo y ella sólo sonrió.

-¿Qué, acaso no estás feliz de verme?–________ preguntó divertida, de pie frente a él.

Pero el actor ni siquiera supo cómo responder. Sólo se puso de pie, con los ojos cristalizándosele y el cuerpo sintiéndose más débil de lo normal, como si un enorme colapso quisiera ser liberado. Al verlo así, la joven no pudo ocultar las ganas de llorar que estaba aguantándose, de tanta emoción. Al fin estaba en Georgia otra vez, donde pertenecía.

Norman tomó las manos de la mujer que tanto amaba y, después de observarlas por un instante, la abrazó, tan fuerte, con intenciones de nunca más dejarla ir. Escondió su rostro en el cuello de ella, sintiendo cómo depositaba suaves besos en su cabello.

Su corazón volvía a latir, más fuerte que antes, si es que era posible. La sonrisa crecía de manera natural sobre sus labios y es que, sólo al notar un detalle en ________, supo que las cosas estarían bien.

No había ningún anillo en sus manos.

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Ya, ahora sí, queda un capítulo más y el epílogo. Gracias por leer, son lo mejor <3

The Exception - Norman ReedusWhere stories live. Discover now