29. Nunca más - Final.

1.6K 193 57
                                    

Capítulo Final.

29. Nunca más.

Me reí fuerte, por las cosquillas que su barba hacía en mi cuello. Su boca repartía toneladas de besos en esa zona y yo; indefensa, bajo él, sólo me dejaba querer, cerraba los ojos y enredaba mis manos en su cabello.

Recostó la cabeza en mi pecho y suspiré, sin dejar de acariciar su pelo, que estaba tan largo como siempre. Sonreí, ante cómo la locura había poseído nuestro reencuentro. Acabábamos de hacer el amor en mi oficina, sin pensar en nada, sin importarnos nada más que la gran necesidad que teníamos de sentirnos.

-¿Crees que nos hayan escuchado?–Pregunté y él se rio, soltando un par de besitos en mi cuello. Y, es que, si bien hace unos minutos no me importaba en lo absoluto, ahora que había recobrado la cordura me sentía bastante avergonzada.

-Nah, están lejos de acá–Susurró y cerró los ojos, acomodando su cabeza entre mis senos-. Aún no puedo creer que estés acá–Balbuceó y sus brazos, que estaban amarrados a mi cintura, me apretaron más contra él-, es como un sueño.

-Estoy acá–Sonreí y levantó el rostro para verme-, no pienso ir a ningún lado.

-¿No volverás a New York? Digo, por la empresa–Preguntó, ilusionado, y negué. No sé si era idea mía, pero estaba segura de haber visto sus ojos brillar con más fuerza que antes.

-Ya no hay nada que me relacione con la empresa–Comencé a explicar, ya que, como nuestro deseo de estar juntos fue tal, que, apenas nos vimos, con suerte alcancé a explicarle que no me había casado y nada más-. La empresa nunca estuvo en quiebra, todo fue un arreglo hecho por Eleanor. Influenció a mi padre para que le ayudara y ambos falsificaron un par de papeles de la empresa para hacerme creer que estábamos en la ruina. Tom se enteró justo el día del matrimonio y logró salvarnos antes de ir a la catedral.

Lo sentí moverse y, de un momento a otro, era yo quien estaba recostada en su pecho y requería de sus caricias. Llevó una mano a mi mejilla y me miró atentamente, prestando atención a cada palabra que salía de mi boca.

-Consulté la situación con el resto de la mesa directiva y prefirieron ocultar el escándalo y la estafa de Eleanor, para no afectar el precio de las acciones en la bolsa y evitar escandalosos titulares en la prensa; pero, de todos modos, las cosas no podían quedar así, y obligaron a mi papá y a mi abuela renunciar a sus cargos. No se negaron–Suspiré-, digo, era mejor renunciar que ir a la cárcel–Reí despacio, por un par de segundos-. No sé nada más de ellos desde ese entonces y tampoco de la empresa, porque al otro día doné todas mis acciones a una asociación contra el cáncer.

Hundí mi nariz en su cuello y di un par de mordisco en aquella área tan sensible de su piel. Lo escuché gruñir un poco y solté una que otra carcajada, sacándole la lengua.

-¿Por qué no me avisaste antes?–Preguntó-Yo podría haberte acompañado mientras solucionabas todas esas cosas.

-No quise molestarte–Dije, despacito, y acaricié su rostro, dándole a entender que todo estaba bien-. Estabas destrozado con lo del matrimonio... creí que necesitabas tiempo y espacio, para pensar bien las cosas. Si es que todo lo que habías pasado valía la pena por alguien como yo...–Susurré, nerviosa.

Y, es que, no lograba entender por qué alguien como él insistía tanto en estar con alguien como yo. No sólo por mi complicada familia, sino que yo nunca había visto nada especial en mí. Siempre había sido una más del montón, aquella chica que podía estar ausente y nadie se daba cuenta. Definitivamente, no lograba comprender cómo era posible que Norman se hubiera encaprichado tanto con una niñita tonta como yo.

Examinó mi cara por unos segundos, preocupado y, antes de sujetarme desde mi mentón, dio un suspiro.

-Mírame, bebé–Pidió y parpadeé, nerviosa-Nunca en mi vida había amado a alguien, ¿sabes?–Comentó, ronco y lo observé atenta-Después del divorcio de mis padres siempre pensé que el amor para siempre no existía–Me reí ante su cliché y me dio una pequeña palmada en el trasero-Hey, hablo en serio. Pensé que era imposible amar tanto a alguien sólo porque sí. Y, de repente, llegaste tú a trabajar con nosotros... y, mierda–Se rió-, lo primero que pensé cuando te vi fue que quería amarte por el resto de mis días.

Lo miré sorprendida y mi expresión le causó gracia. Mi corazón comenzó a acelerarse sólo con escuchar su declaración y mi mentón comenzó a tiritar de manera inconsciente.

-Intenté negármelo por casi dos años, ________–Continuó-, saliendo con otras mujeres y tratándote como a una amiga, pero, diablos, me hiciste tan débil y no resistí.

Volví a sonreír, recordando aquella noche en la que me había besado por primera vez. Donde yo le había confesado mis sentimientos y él los suyos a mí. Nuestra historia parecía de película, si lo pensaba bien, pero una película que podría ver mil veces sin aburrirme.

Un pequeño shtss se escapó de sus labios, llevando un dedo a mi boca, cuando notó que yo me había puesto a llorar como una niña pequeña.

-Sé que las cosas no salieron como lo planeamos en un comienzo, pero también sé que ahora vamos a estar bien. No me interesa todo lo que haya pasado, sólo me hace amarte más, mi amor. Te miro y sigo sintiendo que quiero amarte toda la vida, para siempre. No más estupideces–Aseveró y sus palabras me hicieron encorvar los labios en una sonrisa, entre mis sollozos-, no más peleas tontas ni sufrimientos, ¿sí?–Asentí y volvió a besarme-Sólo tú y yo, contra todo. No importa lo que pase, no voy a dejar de amarte, ¿lo tienes claro? Te amo, ________, te amo y me haces el hombre más feliz del universo tan sólo con dejarme amarte.

Lo abracé fuerte, prometiéndome que después de esto no volvería a llorar. Sabía que todo lo malo ya había acabado, sabía que íbamos a estar bien.

-Te-te amo mucho, Normie. Tanto, tanto–Lloriqueé en su hombro y me apretó fuerte-No quiero estar sin ti nunca más–Musité y el asintió.

-Nunca más, mi amor.

Y con aquellas palabras, nos prometimos amar con tal intensidad por el resto de nuestras vidas, sin importar qué sucediera. Y así sería.

El dolor ya había desaparecido y, desde ahora en adelante, sólo nos quedaba ser felices.

_______________


Debo confesar que, terminar esta historia, me hace sentir destrozada jaja. Tengo otra historia de Norman en la que he estado trabajando hace un tiempo y puede ser que la suba, junto con el epílogo de esta.

Muchas gracias por leer, ¡las quiero!

The Exception - Norman ReedusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora