26. Gran día, grandes noticias.

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26. Gran día, grandes noticias.

El sol no tuvo ninguna intención de aparecer, así como sus ganas de levantarse. El día estaba nublando, equivalente a su ánimo.

Tom despertó sintiendo el cuerpo más tenso de lo normal y cerró los ojos, apretándolos fuertes, como si deseara poder teletransportarse a Londres, junto su amada Kate, y poder huir de este infierno. Suspiró, desganado, se levantó y caminó hasta la ducha.

El gran día había llegado y aún no lograba asumirlo del todo.

Miró el reloj, luego de vestirse, dándose cuenta de que tenía tiempo de sobra antes de contraer matrimonio. Vio la carpeta color azul que estaba sobre el velador y recordó que tenía algo por hacer antes de casarse.

Un pequeño error de redacción en unos de las hojas del contrato que oficializaría la unión de sus empresas con las de ________, invalidaba este trámite así que debía pedirle al representante legal de la empresa, es decir, el padre de ________, que firmara de nuevo aquel papel.

Era un simple papeleo, así que se cuestionó si era necesario hacerlo ahora, si, en realidad, podía hacerlo después de la boda. Tomó la carpeta entre sus manos y meditó, para después volver a dejarla sobre el mueble. Sin embargo, como si algo en su interior lo obligase, unos segundos después, nuevamente la tomó y salió del cuarto de hotel para dirigirse a la oficina de su suegro.

Su mente fue distraída durante todo el camino, pensando en qué sería de él después de convertirse en un hombre casado. Se preguntó si seguiría viendo a Kate, aunque su moral se lo prohibía y, eso lo llevó a preguntarse, si preguntó también que sucedería entre su prometida y Norman. Empatizaba con la pobre joven y sabía que, si bien su matrimonio no estaría fundado en un profundo amor, al menos sí lo estaría en una linda amistad que habían forjado, principalmente, durante la última semana.

Y entre tantas preguntas y vagos pensamientos, había llegado a su destino sin siquiera darse cuenta.

Las puertas del ascensor se abrieron y se adentró en aquel piso donde se encontraban los más altos cargos de la empresa. Un par de ejecutivos y secretarias lo saludaron, mientras él avanzaba por el pasillo.

El lugar era grande, así que tuvo que caminar una buena distancia para llegar al alejado despacho donde se encontraba su suegro. Pero unos gritos dentro de este, lo hicieron detenerse antes de tocar la puerta.

-¡Qué estamos haciendo, Eleanor, es obvio que, esto se nos ha escapado de las manos!–Escuchó exclamar al padre de ________-¡Estás falsificando los estados financieros! Si ________ se entera de esto...

Y si bien debería haber entrado e intentado apaciguar el pleito, se quedó quieto junto a la puerta, intentando no hacer ningún ruido, para no ser delatado y poder oír toda la discusión que, sentía, ocultaba algo muy turbio.

-¡Lo estoy haciendo por su bien!–Respondió a gritos, la anciana-¡Si no fuera por mí, probablemente estaría con ese idiota con complejo de actor y no sabríamos más de ella!

-Pero, al menos, sería feliz.

-¡Esto es lo mejor para ella!–Eleanor casi ladraba, mostrando esa verdadera personalidad que escondía frente a Tom-Esta es la vida que siempre debió haber tenido. Su madre le permitió irse a Georgia, pero yo no dejaré que siga destruyendo su vida, así como así. ________ es una mujer de la alta sociedad y debe asumirlo. ¡Tú opinaste lo mismo al comienzo de esto!

Sintió pasos acercarse y se alejó rápidamente de la oficina, escondiéndose detrás de una máquina dispensadora de café que había en la mitad del pasillo. Vio a un hombre tocar la puerta, con discreción, para después asomar levemente la cabeza.

-El chofer los espera abajo–Anunció el joven, para después retirarse.

Tom se quedó quieto, esperando a que ambos salieran de la oficina para poder responder esas dudas que estaba acumulándose en su cabeza. Los vio abandonar la habitación, con semblantes serios, y recién cuando calculó que los dos estaban suficientemente lejos, entró a aquel despacho.

Revisó los cajones, sin prisa alguna y leyendo cada cosa que encontraba, con detalle. Sus ánimos estaban disminuyendo cuando, al abrir el último cajón del escritorio, encontró una carpeta que, por su nombre, parecía ser importante.

Le bastó leer algunos números relevantes para darse cuenta de lo descabellados que podían llegar a ser Eleanor y el papá de ________. No era un experto en análisis financieros, pero había algo en aquel resumen anual de la empresa que sí lograba entender. Algo que apenas leyó lo hizo llenarse de confusión, pero también de esperanza. Y, es que, la información estaba clara y las grandes cifras que estaban en el papel lo comprobaban.

La empresa de ________ nunca había estado en quiebra.

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A.que.no.se.lo.veian.venir

The Exception - Norman ReedusWhere stories live. Discover now