Perdida

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Sarah se terminó el último trozo de ardilla y la última gota de agua que la quedaban de comer. Hace mucho que salió de caza por última vez para recoger suministros, pero la dieron para largo. Hoy sin embargo se sentía diferente, no tenía ganas de nada, ni siquiera la quedaban fuerzas para levantarse. Estaba débil. Aunque si quería sobrevivir no le quedaba otra opción que moverse de allí, al fin y al cabo el bosque no era el sitio más seguro en el que refugiarse de los caminantes. Asique cogió su mochila y su arco, se levantó y empezó a caminar sin rumbo a lo largo de la carretera.

Sarah todavía tenia la esperanza de encontrarse con alguien, el mundo era grande, no podía ser la única persona del mundo. Imposible.

Mientras seguía andando, vio un río no muy lejos de allí y decidió acercarse. El agua parecía estar algo sucia. No dudo en usar lo que aprendió en el colegio para limpiar el agua. Vació del todo su botella y la hizo un pequeño agujero al final. La lleno con gravilla y con piedras. Relleno lo que quedaba con agua y coloco su otra botella debajo. Veía como poco a poco caía el agua limpia y perfecta para beber. Se sentía orgullosa de si misma. Cuando acabó de llenar la botella siguió río adelante y parecía que el agua estaba más clara, asique paro a asearse un poco.

La noche estaba cayendo asique decidió montarse un mini campamento cerca del río, si el agua estaba limpia, aquella debía ser una zona segura. Sarah monto su tienda de campaña y hizo un fuego con ramas y trozos de madera que se encontró alrededor. Más tarde se metió en la tienda y se quedó dormida.

Al poco tiempo el ruido de unas ramas rompiéndose la despertó.

- ¿Quien anda ahí? - pregunto asustada.

La única respuesta que recibió eran sonidos cómo gruñidos. Salió a ver que pasaba y efectivamente una horda enorme de caminantes se dirigía hacia ella. Cogió su mochila y su arco y rápidamente mato a unos pocos para poder escapar. Enseguida salio corriendo de allí. A lo lejos vio un edificio bastante alto, con torres, y rodeado de vallas. La horda la perseguía por detrás, asique salio corriendo hacia aquel sitio. La única manera de sobrevivir era entrar allí.

Detrás de las vallas, había un niño, joven de unos 10 años. Tenia el pelo corto y marrón y los ojos azules y llevaba un sombrero de sheriff. Sarah se le quedo mirando un buen rato...

~Y...Que haría yo sin ti...~Where stories live. Discover now