Carta no enviada. Dazai

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"Y por más que busques mi partida, el que desaparezca y no vuelva, no te será posible. Porque cariño, tú mejor que nadie sabes que a pesar de todo, sigues siendo tan mío como yo soy tuyo."

Han pasado cuatro años desde aquel entonces

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Han pasado cuatro años desde aquel entonces. Cuatro años desde la última vez que te dirigí una mirada y nos aventuramos a combatir en equipo. Han pasado cuatro años desde que ambos llegamos a usar la palabra compañero. Dime, ¿esperabas que el tiempo pasara tan rápido? ¿Alguna vez pensaste que volvería? ¿Me has extrañado?

Quiero dejar de lado los sentimentalismos, pues nunca han sido mi prioridad ni mucho menos me han importado, pero aquel día que te volví a ver después de desaparecer me dejó pensando. Creí que después de todo este tiempo nuestra relación cambiaría,  que seríamos dos completos extraños con memorias en común, quise creerlo y me aferré a ello. "Me equivoqué. Por primera vez en mi vida mis predicciones fallaron."

Te gustaría oír eso, ¿verdad? Lo cierto es que no, no me equivoqué en lo absoluto. Cuando fui capturado sabía a la perfección que sólo era cuestión de esperar para que fueras a buscarme bajo tus excusas de siempre. También sabía que al verte, me confirmarías mis hipótesis. Pude haber huido en ese entonces y evitarte, pude haber hecho eso y no quise, aún sabiendo lo que me esperaba tras nuestro reencuentro, mas no quise hacerlo porque Chūya, muy en el fondo de mi indiferencia quería verte.

No olvido esa mirada que tenías. Te esforzabas por mostrar una cara de ira, desagrado y furibunda, aunque no era así como te sentías. Tus ojos reflejaban tristeza, traición y una enorme nostalgia. Con ellos me reflejabas todo lo que habías vivido en estos cuatro años. A través de ellos vi todas las preguntas que querías hacerme pero te obligabas a callar. También pude notar tu nerviosismo pues aunque tu agarre sobre mi cuello era fuerte y apuntabas tu daga con seguridad, tus piernas flaqueaban. Temblabas de una forma apenas perceptible pero eso era suficiente para mí. Yo, mejor que nadie, sé que significa cada gesto de tu cuerpo y tú también eres consciente de eso, reconoces que no me puedes mentir.

Pero Chūya, ¿qué tan bien me conoces? Sabes lo básico: fui tu compañero, un ejecutivo de la Port Mafia, y ahora soy un agente. ¿Qué más podrías saber tú de mí como para marcar la diferencia con el de las personas? Eso es algo que ni yo sé.

Tal vez no entiendas ahora la manera en la que estamos unidos, tal vez ni lo llegues a entender. De hecho, ceo que ninguno de los dos lo entendemos. Pero hoy, tras cuatro largos años de ignorar mis sentimientos y huir de la realidad, soy capaz de admitir que lo que siento por ti va más allá de lo que la palabra "compañero" abarca.

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