Carta enviada. Chūya

685 85 18
                                    

"Usemos el tiempo que nos queda para amarnos. Aprovechemos cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo que aún tenemos para conocer cada parte de nosotros, cada gesto, cada pensamiento, cada palabra y cada acción. Recordemos los viejos tiempos, disfrutemos de la compañía del otro y creemos nuevos recuerdos juntos. No desperdiciemos más ese tiempo porque ambos sabemos que lo que más queremos es estar para siempre el uno al lado del otro."

Abro los ojos y lo primero que veo es tu silueta, estás dormido frente a mí, justo como en la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abro los ojos y lo primero que veo es tu silueta, estás dormido frente a mí, justo como en la noche. Nuevamente me levanto de la cama, pero ahora con mucha más discreción y cuidado que anteriormente pues mi cuerpo se siente más ligero y ágil.

Te veo dormir por unos cuantos minutos, al parecer finalmente has podido dormir bien, tu rostro luce mucho más relajado y estás tan inmerso en tus sueños que ni siquiera eres capaz de notar mi presencia.

Sonrío levemente, recordando aquel cálido momento que compartimos anoche, pero eso no evita que la culpa siga estando presente en mi mente.

Veo tus manos y noto que están cerradas fuertemente, aferrándose a las cobijas, como si con ese gesto te asegurarás de que no me vaya a ninguna parte. Con cuidado las toco y me doy cuenta de que están un poco frías.  Una vaga idea aparece en mi cabeza para al menos, tratar de calentarlas.

Me agachó un poco y las beso, tratando de transmitir un poco de mi calor. No despiertas y eso me alegra, puedo disfrutar un poco más de ti estando dormido.

Nuevamente las beso y después las acaricio, recordando su tacto sobre mí infinitas veces. Entrelazo mis manos con las tuyas y sonrío, a mi mente vienen todos esos días y esas noches en las que nuestras manos se enlazaban y nos daban la certeza de que no nos separaríamos, pues al unirnos éramos uno con él otro.

Nuevamente caen lágrimas sobre mi rostro, pero esta vez son de felicidad y nostalgia. "Te amo" susurro tratando de tranquilizarme y poder volver a la cama mas no me es posible, al parecer me has escuchado pues escucho una ligera risa que proviene de tu boca.

"Yo también te amo, Chūya" pronuncias mientras aferras con mayor fuerza tu mano a la mía y te levantas de aquella silla. Caminas un poco para quedar frente a mí y depositas un pequeño beso en mis labios. "Siempre te he amado, a decir verdad."

Ahora todo me es confuso, la alegría de escucharte decir esas palabras después de tanto tiempo me invaden, pero la culpa por haberte lastimado sigue latente y me pide que me aleje de ti, no te merezco después de todo. Pero no importa que lo intente, nuevamente has visto a través de mí y me envuelves en un abrazo, evitando que huya o que complique más las cosas.

Ya basta de huir, ¿no es así? Pienso ahora que estamos frente a frente y finalmente decidí encararte.

Trató de hablar pero ninguna frase coherente sale de mi boca, así que tú me ayudas a organizar mis pensamientos con un beso. Beso que me tranquiliza y me hace decidir que quiero estar a tu lado sin importar lo que pase, aún si eso significa que debo de abandonar la Mafia y toda mi vida pasada.

"Lo sé todo." dices una vez terminado el beso y me dedicas una cálida sonrisa. "Está bien, Chūya, te perdono." al oír eso me siento más tranquilo "¿Tú me perdonas?" preguntas esperando que mi respuesta sea afirmativa y así resulta ser.

Nuevamente nos unimos en un abrazo y esta vez llego a sentirme seguro a tu lado. Ambos nos tumbamos en la cama y haces que me recueste sobre tu pecho.

"¿Lo escuchas?" dices sin que yo entienda a lo qué te refieres. "Mi corazón late fuerte, Chūya. ¿Sabes lo que significa." 

Afirmo y respondo que lógicamente estás vivo y un escalofrío recorre mi espalda al decir eso, no podría imaginarme nuevamente un mundo sin ti porque eso es el mismo infierno para mí. Tú  ríes y revuelves un poco mis cabellos. "Estoy vivo porque estoy a tu lado. Tú me hacer sentir vivo."

Aquella confesión me toma por sorpresa y no puedo hacer nada mas que avergonzarme por tus palabras y ocultar mi rostro entre tus brazos. Me sostienes con más fuerza y me atraes aún más hasta ti, acariciando mi espalda.

"Chūya, quiero sentirme vivo de ahora en adelante. Así que, ¿aceptarías irte conmigo de este lugar y empezar desde cero?" Me propones y sin pensarlo dos veces acepto. No quiero cuestionar más ahora, te conozco y sé que todo lo tienes planeado, así que sin decir otra cosa me aferro a ti y te beso nuevamente. Sellando de esta manera nuestra nueva promesa. La promesa de una nueva vida juntos.

Cartas no enviadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora